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Todos los días pensaba en poder equivocarme de lugar y en verdad caer, ¿Por qué hoy no fué uno de esos días?.

– A-akiko. – agh, ese imbécil no debe verme.

Corrí a un lado la rama que me tapaba y ahí pude verlo, tan perdido en sus pensamientos a la vez que miraba a la nada.

– Mejoraré para la próxima. – digo llamando su atención.

Él levanta una ceja mientras su cara se relaja de a poco. Idiota.

Estaba en una parte que sobraba de aquella pared perfecta, donde encajaba perfectamente yo, como si en realidad fuera un lugar al que yo solo podía imaginar el como sería caer.

– Oye chibi, ¿Cómo se supone que sales de ahí?. – pregunta mientras apoya sus codos en el barandal y posa una mano en su mandíbula.

– En realidad no se lo eh dicho a nadie, pero en esta cueva hay un poder que obtienes cuando caes y con eso puedo volar. – me burlé mientras me ponía de pie.

Esto era fácil, aunque pocas veces pasaba que a causa de los vientos o lluvia alguna piedra caiga y ya no pueda subir de ese modo.

Observé la pared, parecía intacta. Tomé firme una piedra que sobresalía y así pude afirmar mí pie en otra, subía de a poco ya que había pasado un tiempo en que no lo hacía.

Mirarlo fué el peor error que hice, no solo su mirada era diferente, sino que parecía querer ayudarme con su mano extendida a mí en la orilla.

– Púdrete. – digo neutra.

Me tomo del barandal pudiendo subir por completo.

Observé como desviaba la mirada, que idiota, ¿En serio?.

– ¿A qué demonios viniste rubia? Me tienes fuera del puto grupo, ¿Que quieres?. –

Carajo, ya tenía todo, él prefirió sacarme y poner a Yachi con la excusa que había pedido no estar en sus grupos, me hechó sin culpa aún sabiendo lo de mis notas.

Me molestaba un poco, pero no era normal el que me moleste de más por estas cosas.

– Solo vine a ver si te secuestraban, no es que me importe. – rasca su nuca nervioso, era tan patético cuando quería.

– Si como sea, ahora vete que estorbas. – digo tomando la cajetilla en mi mano, tomo un cigarro y lo dejo en mis labios mientras busco el maldito encendedor, si maldito, porque no lo encontraba por ningún lado.

Parecía una maldita loca tocandome cada parte de mi cuerpo.

– Cállate chibi y solo escúchame, tal vez lamente haberte hechado del grupo así que adelante, puedes insultarme. – lo miré a los ojos, parecía sincero, más que otras veces.

Pero en este momento no me importaba insultarlo.

– Puedes irte al demonio Tsukishima. –

Al sentir aquel objeto maldito, sonreí victoriosa y lo tomé así pudiendo encender el cigarro.

Estaba nuevamente en el barandal sentada, me sostenía con las dos manos de este inclinando mi cabeza hacia atrás, aunque a veces me enderezaba para así no perder el equilibrio al fumar.

No escuché decir nada de él, así que supuse que se había ido.

– Tienes una luciérnaga en tu pierna. – dice a un lado mío.

Observé dónde había dicho, y sí, la desgraciada parecía estar durmiendo.

– Deberías estar con tu novia. –

– ¿Alguien esta celosa?. –  mantenía su mirada en el cigarrillo de mi mano, pero su mano cerca de la mía fué lo que más me llamó la atención.

Él estaba sentado a un lado mío, aunque al revés, parecía tener miedo a caer.

Sus manos a un costa se sujetaban al bararandal, aunque en ocasiones acomode sus lentes, y así pudiendo ver cómo la luna reflejaba los mismos haciendo que brillen más sus ojos.

Desvíe la mirada al darme cuenta, tenía tantas ganas de abofetearme por idiota.

Solté una risa amarga y él posa su mirada en mí.

– En serio tienes un ego inmenso. – rompo el contacto visual y me enfoco en el cielo, acto que hacía antes de que llegara la rubia. – Por cierto, deberías invitar a tu novia al festival que se acerca. –

El suspiró imitando acto.

– Esa estrella se parece a ti. – dice apuntando con su cabeza el cielo.

Solo habían dos cerca de la luna y las demás exparcidas más lejos.

– ¿Cuál? ¿La que brilla más que vos? Es obvio solo mírala somos ig- –

– Yamaguchi dijo que habría para encestar, seguramente seré mejor que tú, así que si no tienes miedo, podría ganarte de nuevo. – interrumpe.

Sonreí de lado.

Tiré el cigarrillo ya acabado y lo miré con una ceja alzada.

– Tendrás que ir con pañales rubia. –

– Lo veremos chibi. –

La tensión en la atmósfera se había calmado notablemente, aunque parecía más una especie de incomodidad, él por su parte no podía tirar su ego ni un segundo, y yo no lo haría antes que él.

– Tienes que irte idiota, es tarde y alguien se va a poner celosa. – nuestras miradas cruzaron, ninguno se había movido de su lugar.

Su cabello desordenado y sus ojos más brillantes de lo común ... Era todo un idiota.

– Deberías ver al Rey, parece triste por su separación. – se pone de pie y comienza a caminar a su casa, al notar que no había movimiento de mí parte, volvió a mí lado.

– ¿Se te perdió algo?. – digo sonriente.

El suspira sabiendo que no iba a ser fácil.

– Cállate y sígueme. – y así, retoma su camino, al mirar hacia atrás y ver que no lo seguía, vino hacía mí a pasos pesados y me toma de la muñeca. – Maldita enana, solo lo hago ya mi madre me retaría si sabe de esto. –

– Si, tipicas excusas de lentes. – me suelto de su agarre y comienzo a caminar a un lado.

Tenía unos auriculares, cosa que no había notado, habría salido rápido de su casa.

Así, con burlas e insultos de por medio llegamos, pasé después de él subiendo las escaleras.

– Akiko, ¿Estás bien?. –

– Si Yams, ¿Por qué no lo estaría?. – preguntó frunciendo el ceño.

– B-bueno Tsuki no fué muy ama-able y ... –

– Solo déjalo, tonto. – digo revolviendo su cabello.

Noté que este tenía preparado su bolso, junto con la rubia a su lado.

– Bien nosotros nos vamos. –

Lentes suspira pasando una mano por su rostro, mientras Yamaguchi y la rubia caminaban a la salida, aunque Yachi parecía querer decirme algo.

– Tú Akiko, ¿Te-te quedarás a dormir?. –

– Bueno, como por un tiempo estoy a cargo de ellos, Tsuki-shit-ma me pidió que me quedara por su miedo a la oscuridad. –

– Ya cállate tonta. –

En una risa me acomodé en la cama, viendo como los dos se retiraban.



"Te escucho ... Idiota" [Tsukishima Kei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora