Inspector Kim

6. Trabajo

JungKook entró en la comisaría con unas ojeras enormes y tirones en el cuello.

De acuerdo. Debía de admitir que ambas cosas se las había ganado, pero tampoco veía justo que Jennie se pusiera tan dramática con tan solo un comentario. La chica le había desterrado toda la noche al sillón, como si fuera un perro. Además que le había asegurado que al día siguiente haría las maletas y se volvería con sus padres. Por tanto, esa misma mañana se habían evitado mutuamente. JungKook creía que ya no había más que hacer. Debía respetar la decisión de Jennie y si ella quería alejarse un tiempo pues estaría de acuerdo aunque no le gustase.

Llegó a su mesa y se sentó gruñendo algo inentendible para sus compañeros. JiMin no tardó en acercarse para saludarle como todas las mañanas, sin embargo se abstuvo de hacer algún comentario. Le saludó, le apretó un hombro y se sentó en su escritorio, entendiendo que el chico no quería hablar en aquél momento. Sorbió de su café y comenzó a trabajar en sus cosas. JungKook revisó sus papeles encontrando el caso de Kim TaeHyung relacionado con las grandes empresas y la conmoriencia de sus integrantes. Respiró hondo y se decidió por aceptar el caso. Aunque fuese una chorrada lo mantendría entretenido y activo hasta que Jennie recapacitase y volviese a casa.

Cuando quiso darse cuenta estaba revisando el caso paso por paso, estudiando todos los detalles que habían sido escritos. Sabía que mucha información TaeHyung la tenía guardada en otro lugar o tal vez eran meros detalles que el chico había decidido recopilar para asegurarse. De cualquiera de las maneras estaba interesado en el caso, al menos hasta cierto punto. No le emocionaba pero no pensaba abandonarlo, no cuando su ascenso dependía de ello.

Vio en ese momento pasar a TaeHyung, el causante de sus pensamientos, por el pasillo. Se levantó de un salto y fue hasta él, colocándose delante para frenar su caminar.

-Buenos días. -le saludó TaeHyung, de nuevo usando ese tono de cortesía. Demasiado robótico, estudiado, premeditado. Decidió no pensarlo mucho más y le dió el caso de los Choi. -¿Qué ocurre? Voy a avisar al Comisario para que te quite de este caso. Como ayer me dijiste...

-¡Sí! Ya, pero quiero estudiarlo. -TaeHyung frunció el ceño sin entender. -He cambiado de opinión.-ahora el idiota estaba siendo él, lo sabía, y también sabía que había un alto grado de probabilidad de que el inspector Kim le mandase a la mierda cortésmente. Pero aún así debía intentarlo. La había cagado el día anterior pero, ¡hoy era un nuevo día, lleno de nuevas oportunidades!, ¿no?.

-Pero si ayer dijiste que era un caso sin remedio. Que estaba muy clara su resolución. -comentó sin entender al chico de cabello negro. JungKook rodó los ojos recordando que estaba tratando con un rarito. -Por eso, siento haber tardado tanto en comunicárselo a los superiores. Voy ahora mismo y..

-¡No! ¡No! Quiero decir, no hace falta. Te he dicho que quiero estudiarlo, aunque sea algo típico y sin gracia. -contestó algo avergonzado, ya que algunos de sus compañeros se le habían quedado mirando al alzar demasiado la voz.

-Vale...-dijo a continuación. -Pues entonces podemos ponernos a estudiarlo...

-¡Sí, exacto! -le cortó por milésima vez. -Vamos a mi mesa. -TaeHyung asintió agarrando con cuidado y nervios sus papeles y carpetas. JungKook caminó entre sus compañeros saludándolos ya que llevaba en aquél puesto tanto tiempo que conocía a unas cuantas personas.

Cuando por fin llegaron a su mesa, esta vez TaeHyung cogió asiento en frente suya y se le quedó mirando sin entender nada. JiMin tenía sus ojos posados en el chico que estaba sentado delante de él. Aquél día llevaba un traje verde esmeralda que relucía como un escarabajo y su pelo estaba peinado hacia atrás. Después de aquellos dos modelitos JungKook se sorprendía de que el chico no fuese modista. Tal vez se había equivocado de profesión y era un artista frustrado. Eso explicaría su extrañeza y extravagancia tan molesta para los ojos de los mortales.