Corrió con algunos papeles sobre sus brazos mientras entraba en el despacho de NamJoon. Su maldito superior que el día anterior le había dicho muy concisamente que le necesitaba de manera urgente. Obviamente se había ahorrado la parte de para qué. JungKook suponía que no se andaría con rodeos en cuanto le viese la cara seria que llevaba desde aquella mañana. Nada más despertarse su chica le había dicho que tenían una cita con sus padres, unos hombres que ya había conocido hacía unos meses. Su novia venía de una familia homosexual y la adoraban muchísimo. Lo cuál no suponía que en aquella adoración entrase él, por mucho respeto que le tuvieran. Eran unos hombres un poco extraños para su gusto, y eso que él ya había tenido algún lío con algún que otro hombre.
Cerró la puerta y su superior, el Comisario Kim, le miró con las cejas fruncidas. JungKook tragó saliva. Aquella mirada siempre le daba mucho respeto, bien porque era reptiliana o porque el hombre era increíble en lo que hacía. Desprendía un aura de control, inteligencia y superioridad. JungKook se sentía pequeño a su lado, estúpidamente inútil a pesar de su carrera tanto intelectual como física. Cogió aire y le mantuvo la mirada intentando guardar sus papeles de la manera que mejor podía. Como se había olvidado de la cita de aquella noche su novia le había montado un gran escándalo que había llevado más tiempo del que había previsto. Había llegado tarde, obviamente, teniendo que organizar su agenda con tantas prisas que tuvo que llevarse algunos casos por archivar al despacho de su superior.
El hombre le miró de arriba a abajo sin razón y volvió su vista a su portátil con sus ojos escondidos detrás de sus gafas cuadradas. JungKook se aclaró la garganta esperando que le dijese algo.
—¿Me ha llamado, señor? —le preguntó mientras luchaba contra el montón de papeles.
—Sí, sobre lo de ayer... —empezó sin siquiera darle los buenos días. —Le he asignado un nuevo superior. Ya que fue tan... —se quedó unos segundos mascando el adjetivo. —apto, en su anterior gran caso. Por ello, le he asignado un superior experimentado del que puede aprender muchas cosas. —le comentó con un ligero tono gracioso. Después se levantó y avanzó hasta él con paso lento. Parecía una víbora. Era más alto que él por unos cuantos centímetros pero más o menos eran igual de musculosos. —Espero que lo use para terminar de formarse. —JungKook asintió mientras su superior le miraba por encima de sus enormes gafas. —Su compañero es un poco especial. Por ello, si consigue salir provechoso de esta prueba podrá trabajar en solitario por fin. —JungKook sonrió y suspiró un poco cansado. Después dió las gracias y se retiró, sin poder ver a su superior quedándose con la palabra en los labios. Había una cuestión que debía haberle mencionado antes de encontrarse con aquél peculiar agente pero el chico se había escapado.
JungKook caminó por los pasillos con prisas y a punto de perder sus papeles mientras llegaba a su mesa, al lado de su amigo Park JiMin. Park era un brillante agente que pretendía ascender como él y un compañero digno de respeto. JungKook le tenía mucho cariño ya que el muchacho, dos años mayor que él, se dejaba literalmente la piel en su trabajo. Era conocido por haber tratado con niños menores cuando desmantelaron un negocio ilegal. Había sido una noticia devastadora para los medios, pero a día de hoy ya nadie se sorprendía con nada que se visualizase a través de una pantalla. A pesar de la indiferencia, su compañero había tratado tan majestuosamente bien a aquellos pequeños que JungKook supo desde ese mismo día que le quería cerca suyo como su compañero. Y ahí estaban, con mesas cercanas para mantenerse cuerdos el uno al otro entre tanto papeleo. También era un excelente bebedor y un atleta extremo. El compañero y amigo perfecto para él, desde luego.
—¿Qué ha pasado hoy, Kookie? —le preguntó entre risas. Le había visto entrar con tanta rapidez que casi ni se habían saludado. Él obviamente ya sabía todo pero le gustaba verle sufrir.
—Problemas en el paraíso. —JiMin rió mientras le seguía al mismo ritmo veloz. Sin olvidar el enorme sorbo que le dió a su café matutino. Siempre tomaba el mismo: café americano extra cargado.
Un completo idiota adicto a la cafeína.
—No me digas. —contestó entre pequeñas risas. —¿Te han dejado sin el polvo matutino, Kookencio? —pasó de él y puso los ojos en blanco.
—Ojalá sólo hubiese sido eso...—JiMin entonces le miró con un gesto más serio y JungKook se encogió de hombros.
—¿Va algo mal? —cuando llegaron a sus mesas, una enfrentada con la otra, se miraron unos segundos. —Kook. —le advirtió.
—Nada fuera de lo común. Tal vez estamos los dos demasiado cansados o yo qué sé. —se encogió de hombros y metió la nariz en sus papeles. Estaba trabajando, ya hablarían de ello después.
De repente, cuando por fin se había concentrado en las palabras que tenía delante se oyó un estruendo enorme en una mesa cercana. Una persona se había caído y había chocado con alguien que traía un enorme fajo de papeles. JungKook levantó la vista y miró lo que estaba ocurriendo. Uno de sus compañeros con los cuales no hablaba mucho se puso a gritar al otro que estaba en el suelo recogiendo sus papeles. Mientras le regañaba de manera (tal vez demasiado) dramática y ruidosa el otro recogía los papeles que había tirado en completo silencio. Una vez que todo estaba en sus manos se levantó como si nada y le miró con un ceño serio.
—¿Jeon JungKook? —preguntó a su compañero. Entonces el otro le empujó de mala manera mientras cogía los papeles de sus manos y le volvía a gritar. El otro le mantuvo la mirada y asintió aunque no le había dicho nada sobre si era a quién estaba buscando o no. Ni siquiera le había indicado su mesa.
JungKook suspiró hondo suponiendo que aquél día todo podría ir a peor de lo que había esperado.
Se acercó a él con pasos rápidos y premeditados, acostumbrados a andar por ese suelo y entre esas múltiples mesas. Se colocó en frente de él y entonces le vio. Un chico igual de alto que él pero más delgado y menos musculoso. Rostro fino y alargado, piel ligeramente morena y ojos afilados pero cálidos. Su pelo era de un castaño teñido y lo que más destacaba de él era su atuendo tan extravagante. Tenía una camisa naranja con girasoles y unos pantalones campana morados. Le miró de arriba a abajo como si ese chico fuese un chiste. Después suspiró y le indicó que le siguiera. El otro se mantuvo quieto.
—¿Qué haces?
—Esperar a que vuelva Jeon JungKook. —JungKook suspiró.
—Yo soy JungKook. —le aclaró. El otro le miró de arriba a abajo y después asintió.
—Buenos días Jeon JungKook. —dijo mecánicamente. El otro quiso darse con la palma en la frente. ¿Qué le pasaba a ese chico?
—Buenos días para ti también. Ahora, ven conmigo. —el otro asintió y le siguió con el gesto inquebrantable.
JungKook quería ahogarse en papeles.
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Inspector Kim
Misterio / SuspensoEl Oficial Jeon tiene al Comisario en la palma de su mano, pero éste le pone un último desafío antes de poder alcanzar su sueño: si consigue resolver el caso que el Inspector Kim está llevando, su sueño (y su ansiado puesto) se hará realidad. Todo...