44. Choi YeonJun

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Su cabeza dolía demasiado y estaba mareado. Su cuerpo parecía externo y se sentía como aquella vez que durmió en la casa de JungKook después de haberse embriagado demasiado. La resaca podía incluso sentirse mejor que eso.

Con un gruñido levantó su cabeza, sufriendo por su cuello maltratado y observó su alrededor. Estaba en una habitación vacía, perfectamente nueva y lista para ser llenada de muebles y vida.

Pero no tenía ventanas.

TaeHyung realmente no supo distinguir si le habían trasladado de lugar o seguía en el apartamento de lujo de YeonJun. Y de todas formas, ¿Dónde estaba el chico? Y más importante, ¿Dónde estaba JungKook?

Miró a su alrededor desesperadamente en busca de su compañero. No le encontró en ningún lugar cercano y entonces se dió cuenta de que volvía a estar atado. Esta vez eran esposas reales y no cadenas viejas. Sus pies y manos se mantenían inmovilizadas y una especie de tiras de plástico pegaban su cuerpo al respaldo de la silla en la que estaba sentado. Se sentía horrible y darse cuenta de que estaba sólo empeoró su situación.

Intentó zafarse del agarre de la silla, necesitaba levantarse y averiguar si el lugar tenía alguna salida. Aunque no pudiera caminar, se arrastraría, reptaría, lo que fuera necesario para salir de allí con vida.

Su cabeza estaba yendo a tal velocidad que no se paró a pensar en nada más que buscar a JungKook y salir de allí. No tenía tiempo de pensar en qué narices hacía allí, dónde estaba o por qué estaba allí. Sin embargo, justo cuando iba a caerse de la silla por estar moviéndose con demasiada fuerza una puerta se abrió, y de ella se mostró a YeonJun con un semblante serio. TaeHyung se quedó estático al momento en el que sus ojos impactaron con los de YeonJun. Y su corazón dió un vuelco cuando vio la pistola que portaba. TaeHyung tragó saliva suponiendo las intenciones del chico y no entendiéndolas.

—Tranquilo. —le dijo en cuanto vió cómo TaeHyung se asustaba y alejaba un poco. El inspector no estaba recuperado y no tenía las energías para poder enfrentarse a nadie en aquél momento. Tal vez debía haberse tomado esos descansos que JungKook le había recomendado, se reprendió. —Estoy seguro que tu mente brillante debe estar dando vueltas sobre pistas e información que puedan explicar lo que está sucediendo. Pero te ahorraré el trabajo, ¿Vale? —el chico cogió otra silla del cuarto vacío y se sentó. Ya no quedaba nada más en el lugar a parte de ellos dos sentados. —Supongo que sabrás quién es Choi YeonJun, el primer hijo de SooMin. —TaeHyung se mantuvo callado y sin poder siquiera abrir sus labios para articular palabra. —El hijo no deseado de mi madre Choi SooMin y su primo Choi Lee. —TaeHyung asintió sin saber qué otra cosa hacer. Muy despacio movió su cabeza y YeonJun se vió inexplicablemente tranquilo con aquello. —Al parecer los rumores eran ciertos y mi jodida madre acabó teniendo una aventura con su primo. Qué típico, ¿no crees? —soltó una risa sarcástica y sacó entonces un paquetillo de cigarros. Encendió uno y se lo colocó en los labios. —Eso explica que se apellidara Choi y no Kang. Y por ende, para seguir con la farsa, nos nombraron a mi hermana y a mí Choi. Todo el mundo se creyó el cuento de la familia progresista que pone el apellido de la madre primero, pero son todo mentiras. —soltó el humo por sus fosas nasales y después por su boca, como si aquello llevase haciéndolo toda la vida. YeonJun ya no parecía un adolescente rebelde, sino un adulto cansado y lleno de rencor. Sus ojos ya no mostraban ira descontrolada ni enfado inentendible. Toda su expresión y gestos daban a entender lo frío y manipulador que era. Todos los secretos que guardaba celosamente y los que aún quedarían por descubrir parecían ser parte de su ser.

Y TaeHyung tenía miedo. Mucho miedo.

—Por lo que me contó mi médico, no sabes exactamente por qué murió mi hermanastro. —TaeHyung le observó repentinamente interesado y YeonJun rió sin gracia. —Esperaba más de ti, inspector. —dijo entonces desilusionado. Con un suspiro se levantó de su asiento y le dió una vuelta al cuerpo de TaeHyung — Mi madre era una adicta a las metanfetaminas, como supongo que ya sabrás. —YeonJun comenzó a dar vueltas a su alrededor hablando de manera enigmática. —De cualquier manera, ella siempre había considerado la empresa y sus sueños lo primero. Lo demostró haciendo que mi padre matase al suyo y lo volvió a demostrar con su primer hijo...—se acercó de repente a TaeHyung y le agarró del cuello de la camisa. —A mi hermano lo mató la jodida mafia japonesa. —declaró con rencor.

Inspector KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora