14. La familia Kang

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JungKook siguió bebiendo de su café con el ceño fruncido. Lo que le faltaba en aquél momento era que viniese otro imbécil como TaeHyung a fastidiarle el maldito día interminable que llevaba. Y encima ahora tenía que llevar a su superior a la Comisaria central, ¡Cómo si fuese su maldito chófer!

A pesar de su enfado de niño pequeño supuso que era lo que se merecía por haberse ofrecido el día anterior. «Así que, TaeHyung era de los que les ofrecías una mano y te agarraban hasta el codo» pensó observando cómo releía sus apuntes.

—Sólo hay una razón por la cuál estoy casi seguro que el marido ha podido asesinar a su mujer. —los ojos oscuros y entrecerrados del Inspector Kim le enfocaron. —La herencia. Una empresa mundialmente famosa, trillones y trillones de wons a su nombre a tan sólo un paso. —murmuró para que ningún familiar pudiese oírlos.

—Sí, podría ser una razón. —le dijo con un tono igual de bajo. A esas alturas estaban susurrando. —Pero se casaron con separación de bienes y él no tiene ni idea de administración o gestión de empresas.

—¿No trabaja?

—Nunca ha tenido que hacerlo. —JungKook frunció aún más el ceño. —Su familia invirtió hace unos años en bolsa y ganaron tanto que tienen guardado suficiente dinero para dos generaciones más. —asintió ante sus palabras. Eso dejaba fuera como sospechoso a Kang. Lo que significaba que era muy probable que descubrir lo que sea que escondía no les llevase a ningún lado.

—Deberíamos quitarle de los sospechosos. Por mucho que me habría gustado que fuese un crimen pasional, es evidente que no tiene razones directas para haber cometido ese asesinato, y más estando ya separados.

—Todavía no podemos descartarle. Es el individuo más cercano que conocemos que tenía una relación estrecha con los dos muertos. Si alguien puede darnos información que nos ayude con la investigación, es él. —JungKook volvió a asentir.

Pues se había equivocado, había que decirlo.

TaeHyung se mantuvo en silencio unos minutos y JungKook se desesperó de escuchar las palabras sin gracia y vacías de los familiares que hablaban con los Choi.

YeonJun y Cho estaban reunidos en la habitación principal en donde salían y entraban toda clase de personas. Agotado, se colocó la bufanda calentita que le estaba ayudando a relajar la tensión de los músculos de su cuello. De repente se encontró a su superior observándole de reojo y en cuanto sus ojos se encontraron, apartó la mirada.

—¿Por qué me has ofrecido una bufanda? —le dijo en tono coloquial. TaeHyung resopló y le indicó que se acercase para susurrarle con timidez:

—Tienes un chupetón enorme en el cuello. —aquello hizo que los colores subiesen a las mejillas y orejas de JungKook. —Creí que iba a ser una falta de respeto que no te lo tapases en un lugar como éste. —JungKook se mantuvo mirándole unos segundos de más, con la expresión pasmada en la cara. —Lo siento, tal vez me he precipitado, no pretendía...—levantó sus manos para coger la prenda pero JungKook le frenó de manera delicada. Agarró sus manos y volvió en sí al notarlas frías.

—No, no, gracias...—agradeció abochornado—He salido corriendo esta mañana de casa y no me he dado cuenta. Muchas gracias. —TaeHyung apartó sus manos del contacto directo y asintió sin decir nada más.

Estuvieron los minutos siguientes observando a los distintos familiares y amigos entrar y salir, hablar y recordar.

TaeHyung se sintió nostálgico por unos segundos.

Antes de que JungKook pudiera terminar su café y ofrecer un paseo en coche a la Comisaría, una mujer de baja estatura se les acercó muy enfadada. Llevaba un vestido negro apretado y un pintalabios demasiado rojo para una ocasión como aquella. Portaba un maquillaje extravagante y exagerado. A JungKook le dió malas vibras.

—Ustedes son los policías, ¿Verdad?—preguntó con un acento marcado del sur. TaeHyung asintió relajado. Ella mostró una sonrisa que tiempo atrás habría sido coqueta. El cambio de emociones en su cara desconcertó a JungKook. —Ya decía yo que esos musculitos no podían ser de alguien de la familia. —soltó sin pelos en la lengua. JungKook se quedó pasmado. Menudo día le esperaba si hasta las señoras mayores buscaban algo con él. —¿Estás soltero, niño? —preguntó con desparpajo en dirección a TaeHyung. Los ojos del Inspector se abrieron por la sorpresa.

—Eh...—se quedó estático y la mujer se acercó a él, exigiendo una respuesta rápida.

—Estamos trabajando, señora. —la mujer arrugó su cara al mirar a JungKook.

—Sí. Y es más que evidente que mi vago hermano ha sido el culpable, pero no queréis verlo.

—¿Usted es...?

—Su hermana, evidentemente. —soltó a continuación. —Su hermana mayor. Todos sabemos que entre Lee y SooMin había algo, lo que fuera. Es evidente que a JaeBong no debió de gustarle y provocó el accidente. Un crimen pasional se le llama a eso, ¿No? —JungKook asintió.

—Estamos investigando y trabajando todo lo que podemos. —se adelantó TaeHyung, empujando a JungKook fuera del lugar. —En cuanto sepamos algo se lo haremos saber a ambas familias. —declaró y después salieron por la puerta casi disparados.

No tardó ni dos segundos en empezar a quejarse.

—¿Se puede saber qué haces? —le dijo malhumorado.

—Esa mujer no pinta nada en esta investigación. —comenzó a andar hacia el coche deportivo de JungKook—¿Cómo sabía que somos policías? La única persona que debería saberlo es YeonJun porque él contactó conmigo. Para el resto de la familia este proceso de investigación debe ser secreto. —se tocó el puente de la nariz, notando por primera vez el cansancio de no haber dormido nada. Su compañero suspiró.

—Entonces, ¿Tenemos otra sospechosa? —TaeHyung puso los ojos en blanco y asintió.

—Mi plan era ir uno por uno. Las familias que suelen tener mucho dinero suelen ser además muy egocéntricas. Si no les das la atención que quieren, se pueden volver contra ti…

—Y siempre tenemos las de perder, entiendo. —TaeHyung asintió y abrió la puerta del copiloto. Una vez dentro, dejó descansar su cuerpo y apoyó la cabeza en el respaldo. Debía admitir que era muy cómodo y calentito. Podría quedarse ahí un buen rato.

Entonces JungKook entró haciendo mucho ruido con la puerta y respiró hondo.

—Entonces, ¿a la Comisaría? —con un pequeño movimiento de cabeza JungKook encendió el coche y lo sacó del aparcamiento. No tardó ni cinco minutos en ponerse en carretera y en centrar todos sus sentidos en la conducción. Tanto fue así que cuando su móvil sonó con una llamada, pegó un pequeño salto en su asiento. Después le indicó a TaeHyung dónde estaba guardado en su abrigo para que, por favor, se lo pasase. Su superior hizo caso en todo, como un chico obediente, y aceptó la llamada sin decir de quién era. Después la puso en manos libres y unos gritos agudos empezaron a salir del aparato.

—¡JUNGKOOK ERES UN CABRÓN, HIJO DE PUTA! ¿¡Cómo te atreves a hacerme esto a mí!? ¡SE SUPONÍA QUE NOS ÍBAMOS A DAR UN TIEMPO...! —mientras los gritos seguían, TaeHyung bajó el volumen del móvil hasta que sólo se escucharon unos murmullos muy cabreados. Después leyó el nombre de la persona que estaba destrozando sus tímpanos.

JungKook se puso colorado pero antes de ahogarse en su vergüenza, debía saber qué narices le pasaba a Jennie.

—Jennie, ¿Qué coño? ¿Qué estás diciendo? —preguntó sin saber lo que estaba pasando.

—¿QUE QUÉ ESTOY DICIENDO? ¡Rosé me ha mandado una foto!—el color se le fue de la cara entonces. JungKook se sintió muy nervioso y más aún sabiendo que su superior estaba escuchando todos sus dramas personales. Observó a TaeHyung de reojo y suspiró agotado de todo. A esas alturas ya le habrían despedido si no fuese porque TaeHyung era TaeHyung. —Salía en nuestra cama, JungKook ¡Con tus calzoncillos! —JungKook cerró los ojos y apretó el volante.

—Jennie, ahora estoy trabajando. Te llamo luego. —y con un movimiento rápido le quitó el móvil a TaeHyung y cortó la llamada. Después lo tiró hacia la parte de atrás. Su superior se quedó sin palabras y sin comentar nada miró hacia la carretera.

Inspector KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora