No es bienvenida entre los ricos y él se lo hará saber.
¿Por ahí no dicen que los polos opuestos se atraen?
Los zombis han invadido el mundo y por protección no se puede ni salir ni entrar del reino.
Ella es la única que ha podido evadir la segurida...
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ᴜɴᴀ ᴅᴇʟɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴇ ᴇɴᴛʀᴇ ʀɪᴄᴏꜱ
❝𝚃𝚁𝙰𝚅𝙸𝚂 𝚁𝙴𝙵𝚄𝙴𝚁𝚉𝙰 𝙻𝙰 𝙰𝙼𝙸𝚂𝚃𝙰𝙳❞
—¿Por qué? —cuestiona. Toma mis manos para que deje de empujarlo, mirándome directo a los ojos—. ¿Por qué me tengo que ir? Íbamos a hablar.
—Te estoy pidiendo que te vayas —respondo sin poder creerlo.
—No, me estás ordenando que me vaya y yo quiero saber el porqué —replica cruzándose de brazos.
—Travis no quiere recibir visitas ahora.
—Esa es la excusa más estúpida que escuché.
—Tu comportamiento es estúpido, vete.
—¿Acaso no quieres que hablemos?
El agua seguía corriendo sobre nuestras cabezas. No había duda que estábamos empapados y que si no nos tomábamos una ducha caliente nos podíamos enfermar.
—Ahora no.
Sabía que en algún momento tenía que dejar de huir y enfrentarlo, decirle lo que había escuchado. Pero si Travis lo olía, cosa que podía pasar en cualquier momento, descubriría su naturaleza.
Y podría delatarnos con SIDRA, como su padre hizo con los míos.
—¿Entonces cuándo? Me evades todo el tiempo.
—¿De qué sirve? Pronto me iré y no tendremos que vernos más la cara, ¿para qué quieres hablar?
—Tienes razón, dejaré de insistir.
No quería que se fuera así, pero cuando lo hizo corrí hacia la casa abandonada, intenté abrir la puerta pero estaba cerrada. Probé con la del garaje y al estar abierta, con el mayor silencio posible, saqué unas cadenas de la camioneta que utilizamos en estás situaciones.
Y cuando abrí la puerta de la cocina lo pude ver. Travis estaba ahí, pero no estaba cocinando como suele hacerlo, estaba adentro de la heladera tomando de las botellas sin parar y sin ningún tipo de tacto. Su remera estaba manchada, estaba despeinado, tenía los ojos rojos y sus mejillas estaban sonrojadas.
¿Dónde estaba William? Espero que se haya escondido.
Cuando su mirada se fija en mí, deja todo a un lado y corre dispuesto a atacarme.
—¡Detan! —grito moviendo mi mano hacia él. Su cuerpo queda paralizado a un paso de mí, se eleva del suelo y a medida que muevo mi mano retrocede—. ¡Sas!
