Capítulo 3|𓆚

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ᴜɴᴀ ᴅᴇʟɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴇ ᴇɴᴛʀᴇ ʀɪᴄᴏs

        

❝𝚄𝙽𝙰 𝙲𝙷𝙸𝙲𝙰 𝙲𝙾𝙼𝙾 𝚈𝙾❞

        

Hice una mueca y me mezclo entre la gente. En el salón de computación me senté en una mesa y a los minutos la gemela castaña entró corriendo. Al verme vino a mí e inmediatamente puse los ojos en blanco. Por suerte enseguida el instructor llamó la atención de todos. La chica se sentó a mi lado y sacó sus libros poniéndolos arriba de la mesa. 

―Vamos a... ―fue interrumpido por la puerta―. Llegan tarde.

―O sea daah, no reproche, somos importantes. En menos de un segundo puede ser despedido ―contestó la rubia y caminando junto al castaño se acercaron a mi mesa―. Salgan de aquí... ratas.

Es tan... odiosa.

Tiró los libros al piso y todos estallaron en carcajadas, como si hubiera contado un chiste. Enseguida la castaña se agachó a recogerlos soltando un suspiro resignado, como si fuera normal que esto le pase, en cambio yo me levanté a enfrentarla. Nadie se metía conmigo.

―Los levantas ―ordené amenazante.

―¿Quién te crees para hablarme? O sea, ni siquiera deberías mirarme —otra vez su voz chillona—. Soy Lady Lisa, tengo un título de la realeza y soy novia del mejor amigo de Culebra Mckenzie, podría hacer que te maten —ante sus palabras el nombrado simplemente bufó molesto.

―Y yo podría romper tu cara y no lo hago ―mencioné acercándome a ella amenazante―: Tú los tiras, tú los levantas.

―Aquí están... ―habló suave Bella a mi lado levantándose.

―Ya tiene sus libros, ahora vete de nuestros asientos ―su intento de ser mala era pésimo.

―¿Sabes en dónde meterte tu orden? ―me abalancé haciendo que retroceda―. En el...

―Ven ―me interrumpió la gemela. Antes de que la golpee tiró de mi brazo haciendo que fuéramos a los asientos de la esquina.

―Oye ―me quejé sacando enseguida su mano―. No me toques.

Desde que tengo memoria cada vez que alguien me toca siento que me quema, sin importar si es por encima de la ropa.

El único que no lo hace es Travis.

―Lo siento... ―se disculpó sentándose a mi lado―. No debiste enfrentarle.

Voltee hacia ellos donde la rubia me miraba con odio, por lo que le mostré el dedo del medio, protestó con el castaño quien sólo podía ver su costado, ya que miraba el techo aburrido y no le prestó atención.

𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐑𝐈𝐂𝐎𝐒| 𝖾𝖽𝗂𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora