Capítulo 16|𓆙

1.1K 76 3
                                    

        

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

        

ᴜɴᴀ ᴅᴇʟɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴇ ᴇɴᴛʀᴇ ʀɪᴄᴏs

           

❝𝙵𝙰𝙼𝙸𝙻𝙸𝙰 𝙼𝙲𝙺𝙴𝙽𝚉𝙸𝙴❞

          

Al cruzar los grandes portones de hierro, el bosque nos rodeó, pasamos por la casa abandonada pero no se detuvo hasta que llegamos a la mansión.

La rodeaba unos grandes jardines con el mejor césped que vi en mi vida y un camino de asfalto el cual también rodeaba una gran piscina. La gran casa de la familia Mckenzie era de tres pisos con grandes ventanales.

Estacionó en el parking de techos al costado de la casa, dónde también había un Audi y mi vieja camioneta.

Cuando me saqué el cinturón Culebra ya había levantado mi puerta para tender una mano hacia mí. La agarré para ayudarme a bajar y fruncí el ceño ante su expresión. En el viaje estaba tan nerviosa que solo me di cuenta cuando sacó de la guantera unos lentes de sol que ahora tenía puestos.

Entrelazó nuestros dedos al caminar por el camino de piedras hacia la mansión y en vez de preguntarle por el gesto preferí hacerlo por su actitud.

—¿Qué sucede?

—Es extraño —contestó sin expresiones—. Todo esto...

Nos detuvimos y se colocó frente a mí sin soltar nuestras manos. Apesar de los lentes notaba que sus ojos brillaban y al colocar una mano sobre su mejilla inclinó el rostro hacia ella.

—Estás... —me interrumpió una voz a nuestro lado. 

—¿No vas a presentarme a la chica?

Volteamos hacia una señora que nos sonreía feliz. Tenía el pelo rubio, unos ojos azules bellísimos y un cuerpo que me encantaría tener a su edad, debía tener alrededor de treinta años, con un vestido negro. Enseguida podías reconocerla como la reconocida modelo y la esposa de Alec.

Instantáneamente siento que el cuerpo de Culebra se tensó junto a su mandíbula, antes de que me quite la mano de su rostro.

—No —decretó cortante—. Alec debe de estar por llegar y te va a explicar.

Suelta mi mano y la señora al igual que yo fruncimos el ceño ante el gesto. No sabía porqué su humor había cambiado tan repentinamente, tal vez prefería desconocerme, por lo que siguiendo su actitud volteo otra vez hacia la señora.

—Soy Molly Rojas —me presento ya que él no lo hace—. Mi hermano debe de haber llegado —ante mis palabras su rostro se iluminó aún más.

—Mery —responde con una sonrisa—. Te guío, está comiendo algo junto a Scott.

𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐑𝐈𝐂𝐎𝐒| 𝖾𝖽𝗂𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora