Capítulo 15|𓆙

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ᴜɴᴀ ᴅᴇʟɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴇ ᴇɴᴛʀᴇ ʀɪᴄᴏs

         

❝¿𝙰𝙲𝚃𝚄𝙰𝙲𝙸𝙾𝙽 𝙾 𝚁𝙴𝙰𝙻𝙸𝙳𝙰𝙳?❞

           

—¿Me llamaste? —pregunto al asomar la cabeza por la puerta. Ante su afirmación entro a la oficina y cierro la puerta detrás de mí, para ir a sentarme frente a él.

—El departamento de operaciones me hizo saber que los has ayudado mucho y veo que tus notas en la agencia son muy buenas... —asegura y se pone serio, apoyando sus brazos cruzados sobre el escritorio—. Sin embargo, apenas te llevas con mis sobrinas y en lo que respecta a Culebra...

—Sucedió algo que no te conté —lo interrumpo sabiendo que va a decir—. Y hasta que no lo resuelva tengo que quedarme. Hago lo que juro y si se trata de mi familia voy hasta el final, no me quedo con deudas; por lo que te voy a pedir si...

—Señor Alec —abre la puerta su secretario—. Perdón la interrupción, pero la reunión con el rey es en un minuto y la sala ya está lista.

—De acuerdo —responde levantándose—. Molly, necesito que vayas a la oficina de Culebra y lo ayudes en un caso.

—Vale... —acepto resignada y salgo para ir a donde me indicó.

En mi oficina tomo mi laptop y cuando levanto la vista hacia la suya me doy cuenta de su postura productiva. Su brazo se tensa apoyado sobre el escritorio, su otra mano toma unos papeles los cuales parece comparar con lo que ve en la computadora y su ceño fruncido junto a la mandíbula tensa solo lo hace mucho más atractivo.

De pronto, su mirada se encuentra con la mía y me muevo nerviosa en el lugar, apilando una libreta junto a mi laptop vuelvo a mirarlo para caminar hacia su oficina. Aún así su mirada sigue en mí y cuando me acerco a su puerta no necesito ni tocar porque me indica que entre.

Cuando voy a hablar su teléfono suena y atiende haciéndome una seña para que espere.

—Dime —contesta serio, del otro lado parecen hablarle y su mirada se dirige a las afueras de la oficina, para caminar con rapidez y antes de que pueda ver cierra todas las cortinas. Guarda su teléfono en el bolsillo del costado de su pantalón y su ojos verdes me miran—. Tengo que llevarte a casa, se enteraron de que la chica del vivo está aquí; por lo que hay muchos reporteros y Lady Lisa está por llegar.

—Si hacemos lo que acordamos... —Me acerco a él tendiéndole una mano, esperando que no se negara—. Dame tu jacket; como acordamos no tengo que mostrar mi rostro. Los reporteros afirmarán que soy tu chica y no preguntarán que hago aquí.

Se la sacó bufando y me la puse sin decir nada.

Todos sabían que él amaba su jacket deportiva y que la preste es un milagro, por lo que no comenté nada por si se enojaba y se arrepentía.

𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐑𝐈𝐂𝐎𝐒| 𝖾𝖽𝗂𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora