Capítulo 35|𓆙

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ᴜɴᴀ ᴅᴇʟɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴇ ᴇɴᴛʀᴇ ʀɪᴄᴏꜱ

          

❝𝙽𝙾 𝙳𝙴𝙱𝙸́ 𝚅𝙴𝙽𝙸𝚁❞

            

Pude ver el estacionamiento de un market y me acerco hasta que me doy cuenta de que esta cerrado. Una camioneta se detuvo sobre la vereda detrás de mí y se bajaron dos grandes hombres.

Cuando ves una camioneta negra en el barrio rico es un famoso sin querer ser visto, en el ghetto lo más probable es que te van a secuestrar.

Al principio pensé que me perseguían los tipos de Rick, descarte la idea al pensar que no vendrían hasta acá, pero aunque di vuelta en muchas calles para perderla, seguían tras de mí.

Ya no había dudas.

―Hola, Molly ―dice el de la derecha, todavía a unos pasos de mí.

―Cuanto tiempo ―soltó el otro agarrando un cabello―. Que pena que Bala Black no pueda protegerte.

Rápidamente, al que estaba más cerca le golpee la garganta, para darle una patada en las costillas al otro. Intenté escapar, pero enseguida me tomaron del cuello tirándome al suelo.

Es mi punto débil, además eran fuertes y no había comido muchas manzanas hoy.

―¿Te crees muy mala? ―expuso con rabia volviendo a pegarme, esta vez en el estómago.

Uno, diez, veinte... no llevaba las cuenta de los golpes.

Mi rostro estaba rojo de sangre, podía sentir mi estómago con muchas hematomas, mis piernas flaqueaban y no podía levantarme, solo intentaba alejarme.

Me golpeó en el rostro e inmediatamente sentí un gusto amargo en mi boca. Escupí y al levantar la mirada me reí sin gracia.

―¿Se creen muy machotes pegándome, no? ―la sonrisa cínica no abandonó mi cara―. Claro, no me dejan levantar para que no me pueda defender.

―¡Ya vas a ver! ―gritó el otro furioso―. Veremos que dice Rick al respecto.

Me agarró de la cintura elevándome del suelo e intenté resistirme pero cada vez me sujetaba más fuerte.

La quemadura en la espalda era insoportable.

Sus pasos fueron hacia la camioneta y por más que forcejeo, cada vez estábamos más cerca. Volteo hacia el cerrado market y me percato de la cámara de vigilancia.

No podría apartarlos con un hechizo y expulsar toda la rabia que tenía adentro, haría más problemas que soluciones.

La vida se te va en segundos, lo que sientes que podrías haber hecho desaparece y no hay manera de remediarlo aunque quieras. Es como si quisieras volar sin alas, saltar tocando el piso o mirar sin abrir los ojos. Es algo imposible. Era como intentar escapar de el enemigo. Un caso perdido, una enfermedad sin cura, un...

𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐑𝐈𝐂𝐎𝐒| 𝖾𝖽𝗂𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora