Trampas y trabas

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Vieran que maldita canción casi me hace llorar JSKSJAJJA.

Advertencia: Capítulo largo, 3,428 palabras.



Los juniors no se percatan de nada, incluso cuando no hay ni un solo sirviente o discípulo rondando por ahí, comienzan a percatarse de que las cosas no andaban bien cuando unos hombres corren hacia ellos con uniformes extraños y les apuntan con algo largo y extraño, el primer reflejo que tienen es quitarles esa arma y correr, lo logran al primer intento pero una explosión les pone la piel de gallina y sienten la necesidad de voltear hacia atrás, encontrando a su amigo Jingyi en el pasto agonizando, el miedo invade todo su ser y el único que se atreve a regresar es Sizhui, lo toma del brazo y de un solo brinco lo coloca en su espalda.

- ¡Corran!- Les grita desde la distancia escuchando más estallidos provenientes de esas largas maquinas.

Sin dudar se suben a sus espadas y tratan de escapar lo más rápido posible, sintiendo como esas bolitas de plomo les rozan los brazos y las piernas, rasgándoles la piel. Siente que han huido lejos de ellos cuando dejan de escuchar las explosiones y nada les está cortando la piel, sin saber como logran llegar al hogar de Wen Qing, en solo unas horas, están tan cansados de utilizar su energía espiritual para la gran velocidad que llevaba su espada que caen dormidos antes de siquiera poder entrar. A-Qing, quien no ha gastado tanta energía como ellos abre la puerta del suelo y los mete uno por uno, grita el nombre de Wen Ning y este inmediatamente acude a su llamado.

- ¡¿Qué ha pasado?!- Pregunta exaltado por la enorme mancha de sangre que tiene el mejor amigo de su sobrino.

- ¡Unos hombres llegaron a atacar Laling Jin! No había ni un solo sirviente o discípulo capaz de enfrentarlos, huimos y...- La pobre chica no sabía como explicar todo, tan solo llevaba unos años conviviendo con la secta Yummeng Jiang y esto había ocurrido.

- Tranquila, ya están a salvo. A-Qing ¿Cómo eran esos hombres?

- Eran...- Tomando algo de aire pensó con claridad- Agh, no sé, tenían un pantalón muy arrugado con figuras raras, pero se camuflaban con cualquier arbusto, llevaban un tipo de maquina de metal larga y con un orificio en la punta y de ahí salían bolitas de plomo, una se enterró en el estomago de Jingyi y...- No pudo aguantar el llanto de miedo, siendo consolada por el mayor- Por favor sálvelos están muriendo desangrados...

Wen Ning sabía que su maestro lo necesitaba, él le había jurado lealtad al salvar a su familia y no le iba a decepcionar. Tomó a los cuatro chicos heridos y los metió a la cueva, su hermana inmediatamente se puso a atender al más grave y él, sin esperar nada más, salió, si iba a volver a matar a alguien, entonces lo haría.

Por otro lado alguien ha despertado, no siente la calidez de las largas túnicas que suele portar y confundida se ve a sí misma, vestida con el mismo atuendo con el que llegó hace unos años, la misma sudadera y el mismo Jean azul del que el Wei Wuxian original le advirtió.

Se pone pie rápidamente pero cae por un punzante dolor en sus pies, hay vidrios rotos por todos lados y finalmente puede dar una conclusión en su mente: Ha fallado, el vidrio ni siquiera ha sido inventado y hay un montón de este por todos lados. Busca con la mirada a Xiao Xingchen y no lo encuentra por ningún lado, tal parece que Jin Guangyao ha cumplido su palabra, dejó libre al hombre.

Antes de darse por vencida observa su entorno, está en una de las habitaciones de la residencia de la secta Jin, intenta abrir la puerta que da al exterior pero esta encadenada, intenta romper la pared de madera pero en su lugar solo consigue un fuerte sangrado en sus puños. Con desespero trata de buscar alguna carta u otra pista y después de un par de minutos encuentra una grabadora.

Dentro... ¡Fuera!//Mo Dao Zu ShiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora