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Hyung Jun





Pasé toda la mañana intentar arreglar todas las pérdidas que tuve por culpa de estos idiotas. Se llego la tarde y yo aun no terminar.

Mientras estoy sentando en mi escritorio alguien toca la puerta.

—Adelante —respondo enojado.

—jefe —entra Isandro agitado.

— ¿No te dije que te fueras a tu casa?

—Si, pero llegaron aquí. ¿Quiénes?

—La policía.

Golpee el escritorio.

— ¿Te vieron?

Él negó.

—Quédate aquí, no salgas.

Asintió.

Sali y los recibí.

Saqué de la caja fuerte un paquete de dinero y los di.

—No pensé que estuvieras aquí, justo en el mismo lugar después de aquella vez. ¿A quién tienes secuestrado esta vez?

Nunca habían venido aquí, siempre nos encontrábamos en algún lugar.

—Revisa si quieres, la única persona que está aquí es Isandro.

Soltó la risa.

—No deberías de tener a un chico aquí, ya sabes.

—No le he tocado un pelo, ayudo al muchacho.

— ¿Desde cuándo ayudas a la gente?

—A Isandro le tengo cariño, es como un hermano para mí.

—Bueno, no te metas en problemas, escuche que ha desaparecido más gente, todos conocidos tuyos. Ten cuidado, esta vez no voy a poder sacarte de prisión. Cuídate.

Salieron riéndose de mí.

Los odios tanto.

Desde hace algunos años les pago para que me dejen hacer mis cosas, pero últimamente me molesta hacerlo, todo esto va a llegar a un punto en el que yo no puedo pagarle a cambio de mi libertad.

Pero tengo un trabajo pendiente que hacer todavía.

Necesito encontrar a ese chico. Y algo me dice que lo veré de nuevo dentro de poco.

Sonreí como un idiota.

Entre de nuevo a donde estaba.

—Te necesito de nuevo. —le dije a Isandro.

—Genial, más trabajo, ¿Qué quiere que haga?

Camine al escritorio, me senté, abrí el cajo y tome una foto.

Se la di, él, la tomo y sonrió.

— ¿Es el a quien quiere que encuentre?

Asentí viéndolo.

—Ya lo encontré.

Eso me sorprendió. —Es él, él tipo que sale con su esposo y su primo en las noches de la empresa.

Sonreí.

—Así que es él. Vigilado, descubre donde vive, que hace, con quien anda. Todo de él.

—Bien, entonces mañana temprano en lugar de venir aquí, me voy temprano a la empresa.

Asentí.

—Ahora por favor, ve a casa.

 

****




Pase toda la noche trabajando, molesto por lo que paso hoy. En la madrugada me di cuenta que falta tanto dinero como material. Tome las llaves de mi auto y conduje fuera del pueblo, llegue a mi destino.

Baje de mi coche y toque la puerta de aquella casa, en medio del bosque.

Él tipo abrió y se asustó, entre como si fuera mi casa. Él cerro y me miro.

— ¿Paso algo?

—Tenía el dinero completo, nadie más ha tocado ese dinero excepto de ti y de mí. ¿Dónde está lo demás?

—N....no lo sé —dijo asustado.

— ¿No sabes? ¿y los paquetes?

—Estaban completos Hyung jun.

— ¿Seguro? ¿Sabes que tengo cámaras en la casa, se quién entra y sale de ahí todo el tiempo?

Negó asustado.

—Entonces ya lo sabes. Que decepción, que te pague para que te rehabilitaras y dejaras las drogas, te compre esta casa, te di trabajo, ¿y así me pagas? Me robaste mucho dinero, dinero que tengo que recuperar para poder pagar, porque si no, me meto en problemas y no quiero morir todavía. Así que me estas quitando mi oportunidad de no ir preso.

—Hyung Jun, por favor no me mates, te prometo que no lo vuelvo hacer, dame otra oportunidad.

—Te la di cuando te mandé a rehabilitación y te di trabajo, además de que me has causado muchos problemas, ya no tengo tiempo, ni paciencia para darte otra oportunidad.

Saque el arma de mi pantalón, le quite el seguro y le dispare en la frente.

Él cayó al piso, salí de la casa. Tomé el galón de gasolina y prendí fuego a esa casa con el cuerpo adentro.

—Lo siento, ya estabas advertido.

Deje la casa encendida, después llame a los bomberos.

Conduje al pueblo y por fin llegué a casa.

Otra persona más en mi lista.

 

****


Hyun Joong



Llegamos a esa casa, es una casa mucho más grande que en la que vive con Hyung jun. Por supuesto, los dos son de dinero, ni siquiera sé porque deje entrar a Jung Min a mi casa. Le prometí a mi hermano que no lo volvería a ver, pero me sorprendió que se preocupó por mí.

No sé si eso sea bueno, con Jung Min me siento como un estúpido adolescente que apenas va empezando a descubrir su sexualidad. Por otro lado, no dejo de pensar en que tengo que volver con el psiquiatra, en que tengo que volver a tomar calmantes para mis estúpidos ataques.

Me siento como si estuviera en un hoyo en que nunca puedo salir. No puedo dejar en pasando atrás, y eso me molesta a la misma vez. Apenas estaba empezando a salir de todo eso.

¿Debería de dejar de ver a Jung Min? Debo admitir que lo extrañe, me gusto que viniera a buscarme y que dijera que nadie ha venido aquí.

Al entrar es mucho más bonita la casa que afuera.

La observe de arriba abajo, de un lado a otro.

Hay escaleras justo en la puerta de entrar de la casa. Subimos y justo enfrente hay una ventana enorme sin cortina, por fuera se ve un hermoso y grande jardín. Ninguna casa nos rodea.

—Puedes ir a ver toda la casa, estaré en la cocina cuando la encuentres, te veré ahí.

— ¿Qué vas hacer?

—Te voy a esperar en la mesa con un postre.

—Bien, me voy apresurar a ver la casa, para comer ese postre.

Me sonrió.

Espero que no aparezca desnudo delante de mí. No quiero follarlo todavía, no cuando sé que lo hace con Hyung jun.

Se contenerme.

Me señalo una puerta de la derecha.

—Ese es el pasillo de la casa. Entrando hay 4 cuartos 3 baños, una sala de cine, una sala de estar y más cosas.

Camine a la puerta y él se quedó ahí.

Lo primero que vi, fue un gran pasillo de miedo, de izquierda a derecha el pasillo sigue, pero muy bonito, por cierto. Sonreí y abrí la primera puerta, es un cuarto de una mesa de billar y más juegos. No entre, no hay nada importante ahí.

Abrí la siguiente. Es un baño pequeño, en la pared hay un gran espejo, cerré la puerta. Me fui de puerta en puerta, tiene más cuartos de los que me dijo. Y en todos espejos.

— ¿Acaso tiene un fetiche con los espejos?

Me tomo más de 15 minutos, encontrar la cocina, su casa es enorme y muy bonita, encontré su habitación y me quedé ahí, acostado en su cama. Tiene fotos de él de niño, fotos de sus padres, luego salí de ahí.

Entre a la cocina y lo vi sentado mirando por la ventana.

— ¿Tienes un fetiche por los espejos?

Se giro a mí y sonrió.

—Me gusta verme.

—No es raro, lo raro es que en cada baño y cuarto hay espejos. Pero me gusta tu casa.

Soltó la risa.

—Gracias. Ya lo sabrás en su tiempo.

𝑮𝒂𝒆𝑴𝒂𝒍 𝒐 𝑴𝒊𝒏𝑱𝒖𝒏/𝒀𝒂𝒐𝒊/𝑺𝑺501Donde viven las historias. Descúbrelo ahora