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Reí ante su acción, nunca nadie había hecho eso ni nada por el estilo, y eso que había ido con muchísima gente a fumar alguna vez. Él acorto la distancia entre ambos.

Suavemente, levantó la manga de mi camisa y vio los cortes causados por mi madre.
Si viera mi espalda, llena de moretones, o mis piernas, delgadas y moradas ... O si supiera de aquella vez que mi madre me golpeó la cabeza contra una mesa de cristal y ésta se partió en el empezar de mi espalda, dejándome una cicatriz permanente, tanto física como psicológicamente... Si supiera que todo lo que hago es a causa de ella... Pero no, jamás lo admitiría. No sabía si quiera por qué lo pensaba. Es mi madre joder. No puedo pensar eso de ella, ni hoy ni nunca. Ella me quiere. Tengo que entenderla. Ha perdido a su marido. Esta pasando por algo duro. Tengo que...
Ha perdido a su marido, el mismo marido que era tu padre. Yo creo que tú también tienes motivos para estar mal y sin embargo soportas la mierda de ella y de todo el que se descargue contigo y permíteme decirte que es más gente de la que debería.
Wow. Gracias consciencia... Yo...
-¿Te cortas?-dijo serio,algo preocupado, interrumpiendo mi hilo de pensamientos. Aunque... no entiendo el por qué la verdad, me conoce de hace literalmente cinco minutos, no entiendo esa necesidad de preocuparse por mí, no lo necesito, ni de él ni de nadie. Se cuidarme sola, lo llevo haciendo más de un año y me va bien, ¿no? .
¿A quién pretendes engañar, Mía? ¿Drogarse a cada rato es cuidarse? ¿Fundirse una cajetilla o dos de cigarros al día es cuidarse? ¿Enserio?
Decidí ignorar a mi consciencia... No era el momento de volver a entrar en un debate mental. Ya tendría tiempo luego...
Luego, si no te estás drogando como una desesperada, como siempre haces.
No, no voy a entrar a su juego...

Esa sola pregunta hizo que colmase a  mi paciencia y empezara a hartarme de estar allí junto a él. Quería estar sola, lo necesitaba. Cogí mi mochila, la colgué en mi hombro con un rápido movimiento , apagué el cigarro y comencé a andar hacia el edificio pensando que no volvería a hablar al ver mis acciones , pero no fue así. No tuve esa suerte. Nunca la tengo. Nunca me salen las cosas como quiero...
Y se ve, si te salieran bien, tu padre no estaría muerto, guapa.
YA BASTA CONSCIENCIA, NO TE AGUANTO MAS.
Pues otra no tienes así que tú verás lo que haces .
Que te den.

-¿Por qué te vas? - dijo, siguiendome. ¿ De verdad? ¿Tan complicado era de entender que me molestaba su presencia allí? ¿ Tanto costaba saber que no quería estar junto a él? Sólo quiero estar sola joder, no voy a suicidarme ni nada del estilo. Sólo quiero que me deje en paz. Que nadie me moleste. Olvidarlo todo. Y a todos.

-Las clases continúan ,Cessen. Que tú llegues tarde no significa que todo el mundo lo haga eh y mucho menos que el día halla terminado -dije , girando, sin dejar de caminar para guiñarle un ojo y seguir tranquilamente mi camino. Él se quedó allí en medio, parado, mirando como me alejaba.
Antes de volverme hacia delante, le saqué la lengua y ahora ya sí, me giré y no volví a mirar hacia otra parte que no fuera mi camino. Como debería haber hecho desde primer momento... No debería haber caido en su trampa, en su juego. Pero lo hice. No vi las señales. Y cuando las vi, fue tarde. Demasiado tarde. Y ya había pasado todo. Y ya no podía hacer nada. Ya no podía borrar el pasado. Pero si podía decidir qué futuro quería vivir. Y no dejar que nadie decida por mí.
**************

Las siguientes clases fueron aburridas y sin nada interesante, básicamente como siempre - casi me arrepentí de haberme ido de las pistas antes. Pero...CASI- , hasta que llegó la hora de almorzar y aunque no tenía hambre, tuve que ir , obligada por André y Zev, mis mejores amigos desde que, básicamente , tengo uso de razón. Siempre lo hemos hecho todo juntos, siempre. Nuestros padres también son mejores amigos y eso ayudaba bastante cuando éramos pequeños , a poder vernos para jugar con los LEGO o a cualquier juego en general. Pasábamos básicamente, todos los días juntos , disfrutando de nuestra infancia y construyendo una amistad duradera. Eterna. Verdadera. O eso creía. Hasta que sucedió todo. Aquello... cambió todo. El primer fallo , fue confiar ciegamente en ellos. Abrirme a ellos. Exponerme como lo hice. Compartir mis miedos, mis mayores temores. Ese fue el mayor error. Bueno, quizá no el mayor, pero si el primero.
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Los chicos empezaron a hablar de cosas del fútbol ya que ambos, Zev de capitán y André de subcapitan, estaban en el equipo del instituto, mientras yo, perdida en mis pensamientos ,como de costumbre, miraba fijamente mi plato, compuesto de una porción de pizza jamón York y queso, puré de patatas, un vaso de agua, un brick de leche natural y un puñadito de cerezas frescas -por un momento , imaginé a los pobres trabajadores, probablemente malpagados, recogiendolas con ayuda de sus seres queridos. De ahí sacaba la inspiración para cuando dibujaba. Siempre era algo sentimental. Siempre tenían todos un porqué. Siempre tenían todos una historia, la cual, la mayoría desconocía y nadie entendía-  . Levanté por un momento la vista de éste y me crucé con la de Iván. Me sonrió y me hizo un gesto, indicando que fuera hacia él. Dudé. Dudé mucho. Pero al final, decidí que no perdía nada por acercarme. Antes había sido muy fría... Bueno, siempre lo era desde la muerte de papá.

Suavemente, me levante y me dirijí hacia su dirección. Me senté y le correspondí una pequeña sonrisa.

-Mmm...oye -dijo él, mirándome fijamente 

-¿Qué pasa?- dije, intentando sonar borde aunque no mucho, tampoco quería que el pobre chaval saliera literalmente corriendo como ya pasó una vez, pero eso es otra historia que ya te contaré... No podía abandonar mi capa de protección del todo, no debía bajar la guardia más de lo debido en ningún momento. Ya me había arriesgado demasiado al sonreírle. Con todo el instituto delante. Debía tener más cuidado con lo que hacía . Y con quién me hablaba. Sobre todo con eso último. Ay, si yo hubiera sabido lo que iba a venir detrás de esa sonrisa...

-¿Por qué eres así? Tan...reservada, tan desconfiada. Puedes confiar en mí, Mía. Soy de fiar. Además, estoy aquí para hacerte feliz, no para nada más- dijo riendo. Menos mal que era sólo para eso...

-Tú no lo entiendes, Cessen. Nadie nunca lo entiende. No es tan fácil. Ya me hicieron daño una vez, mucho. Eso te aseguro que no volverá a pasar, no otra vez. - dije, con una nota agria en la voz. Y en el fondo, no estoy segura de por qué le estoy dando tantas explicaciones de todo, en vez de coger y mandarlo a la mierda, como con todo el mundo. Como debería haber hecho. Pero no hice. Por idiota. 

-Anda, haz el favor e intenta confiar. Dame una oportunidad, si te fallo, te alejas de mí y si no... ya está en tus manos - dijo, casi suplicando. Debí alejarme . Debí hacerlo. No debí caer. Pero lo hice .
Seguía mirándome fijamente, con una nota de nostalgia en ésta. No sé por qué le daba tanta importancia a si confiaba en él o no. Al fin y al cabo, solo era un sentimiento que se puede convertir en un arma muy poderosa para quien la posee y tiene la forma de hacer daño, mucho. Experiencia propia.

Le di una corta sonrisa sin despegar los labios y me levanté. Me dirijí hacia el baño, antes de que la campana volviera a sonar, indicando el comienzo de la última clase del día.
Volví a la cafetería lo más rápido que pude ya que aún me daba tiempo a comer algo. Entré en la sala , iba a avanzar hasta que un brazo me lo impidió, deteniendo mi paso.
Y no debí escuchar a nadie. No debí hablar con nadie de esto. Si no lo hubiera hecho, nada habría pasado. Todo estaría bien, como debía ser... Y no como fue.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora