Ruido.
Había ruido en la parte de arriba.
Pasos.
Muchos.
Sin pensarmelo dos veces, salí corriendo hacia la parte superior.
Cuanto más cerca estaba, más se intensificaban. Al llegar arriba, me encontré frente a un largo pasillo. Todas las puertas se encontraban cerradas menos una, la del final. Con pasos tembloroos me diriji hacia ella. Tenía una pequeña rajita abierta, de la cual salía un rayo de luz. Había alguien. Se empezaron a escuchar voces, pero desde la distancia a la que me encontraba no era capaz de oírlo. Llegue a la puerta y me coloque al lado, apoyada en la pared, para que no me vieran.
- A ver chaval, esto hay dos formas de hacerlo. Una, por las buenas. Dos por las malas y te aseguro que no te va a gustar. - pronunció detenidamente alguien a quien no conocía.
Silencio.
- Esto te pasa por buscarme. Por buscarnos. Dijiste que conseguirias que no descubriera nada, pero metiste. Sabes perfectamente lo que le hacemos a los mentirosos, y aún así te has arriesgado por un estúpido amor adolescente. ¿ Sabes lo patético que es eso? - habló el mismo hombre, elevando un poco más el tono, haciendo notar lo enfadado que estaba.
No comprendía nada. Estaba confundida. ¿ Zev siempre lo había sabido y no me lo había dicho? Mil teorías sobre ellas rondaban por mi cabeza pero todas se esfumaron al instante en que lo escuché:
- Ella no supone nada para mí, es un simple juego. Cuanto más me acerque a ella más confianza tendrá en mí y más acceso tendré a sus puntos débiles, los cuales voy conociendo ya un poco-
El hombre guardó silencio ante las palabras de Zev.
Vale, eso había dolido. Y mucho. ¿De verdad todo era una puta farsa? ¿En serio? Tantos momentos, tantos recuerdos, tanto todo... ¿ para esto? Tenía una mezcla en mi interior entre enfado y decepción increíble. No sabía que pensar. No sabía que hacer.
-¿ Sabe algo de gran importancia? - preguntó el hombre en un tono más bajo, más confidencial.
- No, nunca lo sabrá. La familia lo primero, hermanito - respondió rápidamente Zev. Esa última palabra... La había pronunciado con odio, con rencor.
Sabía que él tenía un hermano mayor, era obvio, la casa de sus padres estaba llena de cuadros de todos ellos juntos , pero no esperaba que apareciese ahora, odiandome.
- Como este plan... - conforme aquel hombre pronunciaba cada palabra, cada una con más advertencia que la anterior, fue bajando el tono de voz, hasta ser básicamente inaudible para mí.
Me moví un poco más y abrí un poco la puerta, en un penoso intento de escuchar algo más de la conversación. Pero la puerta, al abrirse, chirrió.
Ambos se giraron hacia donde hacia ni cinco segundos me encontraba yo y comencé a escuchar pasos tras de mi. No quería girarme. No podía. Me encontraba bajando las escaleras a toda velocidad, impulsada por el miedo.
Al salir de la casa, seguí corriendo calle arriba, donde había más personas. Me giré hacia atrás y allí estaba el hermano del que durante toda una vida consideré mi mejor amigo, apoyado bajo el umbral de la puerta de entrada. Desde ese momento supe con certeza que no volvería a confiar en nadie. No me lo podía permitir.

ESTÁS LEYENDO
Inefable
Misteri / ThrillerInefable: algo tan increíble que no puede ser expresado en palabras.