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Iván.
Él estaba allí, y no estaba solo, mi madrina estaba a su lado, llorando, con el rímel corrido y varios pañuelos arrugados entre las manos. Él, miraba su celular, algo alterado. Nervioso. Como si le fuera la vida en ello.
Al poner un pie fuera del edificio, ambos giraron a verme. El primero en acercarse fue Iván.
Me rodeó con sus brazos por la cintura y me levantó del suelo, dándome vueltas. Al soltarme en el suelo, besó mis labios como si hiciera años y años que no lo hacía.
Luego, me dirijí hacia mi madrina, que no dejaba de llorar. Ella me envolvió entre sus brazos, en un muy reconfortante abrazo y plantó besos en mis mejillas y en mi frente.
-exagerados -pensé
- Pensé que te perdía -dijo Iván en un susurro -... otra vez.
Me acerqué a él, cogí su cara entre mis manos y dije :cariño, nunca me fui, siempre estuve ahí -después de eso, deposité un breve beso en sus labios y otro en su mejilla.
Él me miró a los ojos, sonrió y me volvió a abrazar.
¡¡¡Ya basta!!! entre unos y otros me dejaran sin aire!!! - me quejé de forma chistosa, para que ninguno se ofendieran, es lo que menos quería ahora mismo.
Los tres estallamos en carcajadas. Las cuales hacía que las pocas personas que pasaban de vez en cuando por allí, se nos quedaran mirando con cara de :" ¿Y a estos que les pasa? " o diciendo "¡¡¡llamen a un psicólogo rápido, por favor!!! " pero me daba igual. Era lo que menos me importaba.
Mi madrina fue la primera en cesar las carcajadas, le siguió Iván al instante y por última, yo.
Ellos se miraron entre sí y asistieron a la vez.
Iván comenzo a hablar :
Mía,¿ te acuerdas que en el hospital, la primera vez que estuviste, antes de lo de André, me dijiste que habías tenido una visión que te hizo derramar algunas lagrimas? - habló en un tono muy suave, como si temiera a ser escuchado por alguien.
- ¿Sí? - contesté en un susurro, poco audible, sin entender a que mierda venía sacar aquello delante de mi madrina y de la gente que pasara al rededor, además, por si fuera poco, teniendo detrás de mí, la fábrica de un hombre loco que mandó a mi mejor amigo a matarme y que no parará hasta que lo consiga.
- P- pues... se ha hecho realidad, Mía, yo, lo siento mucho, no pudimos hacer nada por ella -dijo agachado la cabeza.
- ¿Qué? -pregunté, esperando que no fuera lo que yo pensaba que era.
- T-tu made ha muerto, Mía- dijo con la voz entre cortada mi madrina- llegó al hospital con una enorme pérdida de sangre y las venas cortadas, era demasiado tarde, intentaron reanimarla, la metieron en quirófano en cuanto llegó, y ahí... acabaron del todo con su vida, fue reportada como muerta hace una hora -dijo comenzando a derramar nuevamente lagrimas.
No podía ser verdad.
Sentía las lágrimas regresar a mis ojos. Había perdido a la única familia ( a parte de mi madrina) que tenía. ¿Ahora qué se supone que debía hacer? ¡Solo tengo 19! No puedo cuidar sola de mí misma. Sentía el aire abandonar mis pulmones.
Esto no podía ser verdad.
No.
Simplemente no.
Necesitaba que me dijiesen que era una broma o que, de repente, me despertase.
Pero no pasaba ninguna de las dos.
Nunca pasaría.
Había muerto.
De verdad.
No había vuelta atrás.
5/3 .
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