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Nuestro amado Ronald falleció el día 5 del pasado mes, por causas que aún se desconocen.  Se ruega a los vecinos y conocidos que asistan a la misa a las seis en la iglesia general, el día 8 de este mes. Por favor, no pinten en las paredes, respeten los derechos de esta persona y su familia.
Tu comunidad de vecinos.
Te queremos, Ronald. Vuela alto. Te lo merecías.
Genial, la única persona que nos podía ayudar en algo y está muerta. Vamos muy bien.
Zev y yo soltamos un soplido a modo de queja a la vez. Seguramente pensábamos lo mismo. Era muy jodido todo esto.
Zev se dejó caer en la puerta, cargando el peso en ella. O eso era la idea ya que ésta se abrió ocasionando que él casi cayera.
¿ Qué extraño, no? Se supone que aquí no vive nadie - dije analizando la puerta.
La cerradura no estaba forzada y no había rastro de la llave. Además el pomo aún está caliente, alguien lo había usado recientemente.
Zev iba a decir algo, pero un gran estruendo proveniente del interior de la casa hizo que reinara el silencio y toda la confusión que recorría nuestro cuerpo en aquellos instantes se esfumase, dando lugar a un único sentimiento, el miedo.
Al ver que Zev no reaccionaba, me encamine  a la -ahora abierta - puerta, entrando en la casa.
¿¡ Estás loca!? ¡ Esperame! - gritaba Zev desde fuera apresurandose a entrar.
Comenzamos a recorrer una especie de pasillo extraño cuando sentimos un golpe a nuestras espaldas. La puerta. Se había cerrado. Sola. Vale, esto era más extraño de lo que planeaba.
Otro golpe.
Miramos hacia adelante y vimos los trozos de lo que antes era un espejo esparcidos por el suelo.
Esto me da mucho mal rollo- susurró Zev al lado de mi oído para que le hoyese bien.
A mí también, tranquilo - dije con la voz temblandome.
Avancé sigilosamente hasta la única habitación. La del final. De la cual provenía una luz. Había alguien. Justo cuando nos disponíamos a girar el pomo, un nuevo estruendo mucho más fuerte proveniente de arriba nos alarmó aún más. Había alguien o algo allí, eso estaba claro. No estábamos solos.
Giré la cabeza hacia el lado, sin saber muy bien por qué. Hasta que me di cuenta. Había algo escrito en la pared. Algo que antes no estaba. Algo escrito con sangre.
No todo es lo que parece, ¿ No es así, Mía?
Vale, esto ya se estaba saliendo mucho de nuestras manos.
Quien quiera que sea que haya, sabe perfectamente quien somos.
La idea de que fuese una simple broma cruzó mi mente durante unos escasos instantes y sin pensarlo dos veces grité:
-¡ Sal de ahí!-
Otro mensaje apareció, esta vez en el suelo:
¿ Segura de lo que pides ? No todo lo que deseamos acaba siendo lo que queríamos... piénsalo.
Me giré hacia atrás, para ver a Zev. Pero él ya no estaba. Se lo habían llevado.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora