~35~

12 3 0
                                    

Zev y yo habíamos quedado hoy en la biblioteca a las cuatro y media para sacar algún libro que nos consiguiera dar la respuesta a nuestras dudas.
Al llegar, él me esperaba en la puerta, mirando el reloj con aburrimiento. Debía haber llegado hace rato.
Entramos al edificio y nos situamos en la sección de "Historia". Comenzamos a revisar todas y cada una de las tablas y estanterías, sin encontrar nada de provecho.
¿ Buscáis algo, chicos? - la pregunta nos tomó por sorpresa y ambos dimos, sin poder evitarlo, un pequeño salto, alarmados.
Al girarnos, vimos a un hombre de unos sesenta y pico años, con un bastón en la mano, que prácticamente no usaba, mirandonos fijamente con una sombra de sonrisa. He de admitir que daba un poco de miedo.
Si, estábamos buscando algo referente a la historia de esta ciudad. ¿Sabe usted dónde podríamos encontrarlo? - pregunté intentando ser lo más educada posible, aunque en ese momento sólo sentía una extraña sensación de familiaridad respecto a ese individuo.
Seguidme- murmullo en un susurro casi inaudible.
El hombre nos guió hacia una parte de la biblioteca que a decir verdad, ni conocía. Un rincón más oscuro que el resto. Unas estanterías más gastadas que las demás. Más polvo que en el otro lado. Tenía un presentimiento que me decía que encontrariamos algo allí, pero, a decir verdad, no estaba cien por ciento segura de ello. A cada paso que daba parecía más imposible.
Llegamos al final del pasillo y el hombre se metió por un desvío en el lado izquierdo, poniéndose de puntillas para alcanzar un libro y lo que parecían varias hojas viejas y gastadas. Se giró por primera vez en todo el recorrido hacia nosotros y nos entregó todo.
Zev y yo nos miramos un momento con incredulidad. Asimilando lo que pasaba en ese momento. Y sin perder más tiempo nos dirigimos nuevamente hacia la parte reformada, a sentarnos a examinar todo ese montón.
Comenzamos por las hojas sueltas, pero... no estaban escritas en nuestro idioma. Estaban en francés.
Afortunadamente, tenía grandes conocimientos respectivos al idioma y sabía hablarlo y traducirlo con una fluidez impresionante. Siempre me había gustado.
Zev me pasó una hoja y comencé a leerla, intentando ser lo más clara posible y no cometer ningún error.
5/12/1999
Hoy, al llegar a casa, encontré a mamá y papa discutiendo, algo de unos papeles y no sé qué historia, no presté mucha atención al principio. Hasta que mencionaron algo de una adopción. Y de unas pruebas. Con tan sólo dos palabras , consiguieron contar con toda mi atención. Mamá decía que me tendría que enterar antes o después y que lo mejor era lo más pronto posible. Papá, en cambio, decía que cuanto más tarde mejor, así tenía más cabeza y lo asimilaría más fácilmente. Y de repente, lo entendí todo. Estaban hablando de mí. El adoptado era yo. Con quien habían experimentado era conmigo. No podía ser nadie más. No tenía hermanos, era hijo único. O eso creía hasta la fecha, ya no me sorprendería que también me hubieran ocultado eso. Al parecer, cuando aún no era consciente de lo que pasaba y lo que no, hicieron una serie de pruebas conmigo para una especie de proyecto que se desarrollaría mucho más adelante, pero debían comenzar los estudios cuanto antes. Ese proyecto sería la muerte de la humanidad. Los resultados fueron bastante buenos, por lo cual, tendría alta posibilidad de sobrevivir al "fin del mundo". He de admitir que tengo miedo. Ya no sé en quién confiar ni a quién comtarle todo esto. No me fio de nadie. Espero que tú me entiendas, R. - fruncí el ceño al terminar de leer. ¿ Quien era " R"? ¿ Por qué no decía el nombre completo? ¿ De qué proyecto hablaba? ¿ Fin de la humanidad? ¿ Esta persona aún vivía? Todas esas preguntas y miles más rondaban mi cabeza. Hasta que lo sentí, sentía que aquello empezaba a encajar. Veía el final.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora