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-¡¿Novia?! -dijimos Ivan y yo a la vez. 
Perooo...¡¿En qué momento?!
Uy mija, esto se pone interesante.

Una sensación muy extraña entró en mi ser,al sentir como Zev me tenía agarrada, ¿Qué, no se había quedado agusto antes? ¿ Quería más? ¿Era eso? Porque yo estaba dispuesta a pegarle un puñetazo ahora mismo. Igual que la última vez. Porque, aunque no sea la mejor opción ni la que me gustaría coger, si lo hice una vez lo haría dos. Aunque luego tuviera que aguantar a mi consciencia día sí y día también. No me importaba. Nada me importaba. Todo me daba igual.

Al pronunciar las palabras mi novia una sensación de enfado e ira se apoderó de mi. No sabia qué decir ni como reaccionar y por lo que vi, Iván tampoco. Lo único que él hacía era apretar los puños tanto, hasta el punto de que los nudillos adquirieran un tono blanco. Pero, ¿Quién coño se creía Zev? Es que estaba pasmada. Incapaz de reaccionar. Alucinando. Y más con esa forma tan despreciable con la que lo había dicho. Como si yo fuese suya. Como si fuese de su propiedad. Como su fuese una cosa en vez de una persona humana con sentimientos aunque a veces parezca que no.

-¡¿Cómo que novia?! -repetimos ,Iván y yo con un tono más enfadado que asombrado.

-Sí, mi NOVIA- dijo Zev,intentando besarme , pero yo lo esquivaba, o al menos, eso intentaba.
Pero ya verás que nuestro puño no lo podrá esquivar.
En efecto, mi querida consciencia. Por una vez estamos de acuerdo, querida mía.

- Zev, no se de que me...-intenté decir pero el me interrumpió, consiguiendo besarme. En los labios. A mi. Zev. ¡Puaj! Qué asco dios. En cuanto pudiera iría corriendo al primer baño que pillase a desinfectarme con lejía la boca y generalmente todo el cuerpo. Me sentía sucia. Asquerosa. Repugnante. Es más, me daba asco estar en mi propia piel. Y, si todo esto hubiera sido en privado, vale, quizá no hubiera sido para tanto, pero no, tenía que ser con todo el instituto mirando , cuchicheando y pendiente a nosotros. Creándo miles y miles de chismes y cotilleos en esas perversas cabecitas suyas. Chismes y cotilleos los cuales estarían rondando por todo el instituto hasta finales de curso mínimo. Genial. Fantástico. Siempre tendría un puto recordatorio de todo esto.

Él me cogió de los brazos para que no pudiera moverme y yo jadeaba y pataleaba , intentando soltarme.  De reojo, vi como Iván se ponía rojo por la ira. Y la verdad, lo veía normal. Yo debía estar igual.
¿Desde cuándo Zev tenía tanta fuerza?
No era capaz de soltarme.
Me agarraba muy fuerte y en un punto estratégico para ello.

-¡Zev! ¡Dejamé! -supliqué, aunque sabía perfectamente que no lo haría.

Pero él , en cambio,  lo que hacia era intensificar el agarre en vez de aflojarlo. Mis uñas entraron en acción e intenté arañarle para que me soltara. Pero no sirvió de nada. Fui a pegarle una patada donde más duele, pero él, alejó de mi la parte inferior al tronco, haciendo que le diera una fuerte patada al aire. Mierda. Se sabía mis trucos. Joder. Esta vez no tendría tanta suerte como el año pasado. Ya se espera cualquier cosa.

-¡Te está diciendo que la sueltes idiota! ¿O es que acaso no te enteras? -dijo Iván, apretando sus puños e intentado contenerse. Supongo que de partirle la cara a Zev en ese mismo instante. Yo también quiero hacerlo. Es más, creo que más de uno de los espectadores también quiere hacerlo.

Nosotras ya lo hubiéramos hecho de no estar agarradas por las estúpidas manos de este tremendo idiota.

Yo seguía retorciéndome en los fuertes y  asquerosos brazos de Zev. No podía soltarme. Joder.

-¡Que la sueltes ya, joder ! -volvió a decir Iván, empujándo a Zev para que la soltara.

Al zafarme de su agarre, corrí detrás de Iván, en busca de protección. Jamás en la vida pensé que haría eso. Siempre me he sabido defender sola perfectamente. Papá se encargó personalmente de ello. Hay tantas cosas de este curso que jamás pensé que haría...
Él, con sólo mirarle la cara, se notaba que se sentía superior por el simple hecho de que buscara su protección y que, por una vez, tuviera la oportunidad de que confiase en él.

-¡Ven aquí ahora mismo, Jennifer! -dijo Zev, notablemente enfadado.
Osea...em...¿Perdona? ¿En serio? ¿Él? ¿Enfadado? Así deberíamos estar -y estamos- Iván y yo , no Zev. Joder que no.

-¡Que no me digas por mi segundo nombre! ¡Que no me gusta !¡ Y tú eso lo sabes, perfectamente además! -dije, enfadada. Él sabía muy muy muy bien que eso me sacaba de quicio, por eso lo hacía. Gilipollas.

-¡ Mía Jennifer! -gritó, haciendo un gesto para que fuera tras él.
No no no, no cariño, no. Estas muuuy equivocado.
Vale, estaba totalmente de acuerdo con mi consciencia. Por segunda vez en un día. Wow. No te digo yo que están pasando cosas que jamás creí que pasarían... En fin...

-¡Que no la llames así, que no le gusta ! ¿Estas sordo o qué te pasa ? ¡Joder ya! ¡No sé cómo ha podido ser tu mejor amiga tantos años ! ¡No te la mereces ! ¡Eres un gran idiota! -espetó Iván, enfadado sin poder controlar bien lo que decía, ya que la ira le estaba consumiendo y se apoderaba poco a poco de él, obligándole a hacer lo que ella diga o quiera que haga. Esa sensación la había vivido ya miles de veces. Pero todas ellas, después de la muerte de papá... Siempre era todo después de papá...

El puño cerrado de Iván se dirigió a la mejilla rosada de Zev. Vi que sus ojos, miraban fíjamente la otra mejilla, en la que yo, le había golpeado. Estaba roja. Y juraría que pude ver un atisbo de sonrisa en el rostro de Iván, pero fue en un período de tiempo tan corto que no estaba segura de nada.

Zev le devolvió el golpe y de fondo se podía escuchar cómo yo suplicaba que parasen.

Sólo se veían puños volar por el aire, mis súplicas y el murmullo de la masa de estudiantes que nos rodeaba, viendo o grabando la escena. Genial. Perfecto. A mí, que no me solía gustar nunca ser el centro de atención, o llamar la atención de nada ni de nadie , estaba haciendo justo lo contrario ahora mismo. Perfecto. Fantástico. Genial. Maravilloso.
Valiente puta mierda.
¿Alguien me cambia la vida? Gracias.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora