~8~

73 15 2
                                    

Antes de que pudiera subir mi cabeza para ver de quién se trataba, unos brazos me rodearon por la cintura con una gran fuerza muy reconocible, era Neissan, pero no venía sólo, a su lado pude divisar a André y a Zev.
Le seguí el abrazo a Neissan hasta que André habló, interrumpiendo aquel momento tan cursi que estábamos teniendo. Demasiado cursi para mi gusto y más si no era con Iván. Espera , ¿Qué? ¿Qué coño me pasaba?
Aaayyy mi pqueñiiinaa, que se está enamoraaaando.
¿Qué hablas, idiota? Yo no me estoy pillando de nadie, perdona. ¡Si a penas y lo conozco!
Claaaro,y por eso te has decepcionado de que fuese Neissan, por eso no paras de pensar en Iván y en todo lo relativo a el. Y todo positivo, claro. Y por eso mismo, antes te has preocupado tantísimo por el. Nop. No estás pillada. Para nada. Qué va.
Touché ,consciencia.
-Ey,¡ Deja algo para los demás, Neissan! -dijo André, riéndo, pero en su voz, se podian notar un atisbo a  celos que no me gustó para nada ya que estaba haciendo que su voz adquiera un tono diferente, más agrio de lo abitual. Él tenía ese tono de voz que deseas escuchar en bucle, uno un poco ronco, pero sin pasarse, ese con el que todas las adolescentes -y me incluyo en esto- sueñan , pero muy muy pocas consiguen. Ese que sólo solían tener los actores. Y ese que tenía mi amigo. Y adivinen qué quería estudiar... En efecto, actor.
Me separe de Neissan rápidamente.
- Ven aquí ,mi pequeño celoso- dije, abriendo los brazos para que él viniera hacia mí, como cuando éramos más pequeños y quedábamos por las tardes después del colegio para jugar o hacer tareas. Éramos unos exagerados.
Él se cruzó de brazos, haciendo un gesto de indignación muy dramático aunque, realmente viniendo de nosotros, no era tan dramático ni, muchísimo menos, tan raro. A lo mejor para quien nos viese sí que lo era, pero para nosotros...buf ...después de tantos años ya...no sé yo qué decirte eh jeje. Estábamos acostumbrados a hacer esto. Desde siempre lo hacíamos todo así. A lo dramático. A lo grande. A lo exagerado. Porque yo con ellos era así, yo con ellos dejaba ser libre a mi verdadera forma de ser. Me dejaba ser libre a mí misma. Con ellos sentía que no debía fingir ser quien no era, como hacía con el resto de la gente. Con ellos encontraba a la verdadera Mía. Con ellos encontraba a Mía Lason, y no a la Mía que era para los demás. Con ellos no sentía esa necesidad de levantar un muro o una capa protectora para evitar daños colaterales. No. Con ellos no era así. Con ellos no era nada igual. Era todo distinto. Era a nuestra forma. Y me encantaba. Siempre lo había hecho. Y siempre lo haría.
- No soy celoso - dijo sin poder contener la risa, la cual intentó contagiarme pero pude resistir.
-Pues...- arrugué la nariz- entonces...- hice un puchero-  te quedas sin abrazo, mi pequeño NO celoso- finalicé, haciéndome la enojada. Siempre que quería algo y no lo conseguía, hacía como si me hubiera enfadado. André ya me conocía tan bien que sabía perfectamente que era fingido, pero para no hacerme sentir mal, hacía como si se lo hubiera creído. Para no hacerme sentir mal o porque el era igual de estúpido que yo. Sí, creo que más bien por eso.
Eso la verdad es que agradaba bastante. Agradaba bastante saber que al menos os había una persona a la que le importabas  y no te quería dañar. Una persona como tú. No igual completamente ya que es física y mentalmente imposible, pero al menos ya no había un solo círculo entre miles de triángulos. Ya habían dos. Y , justo por eso, me encariñé tanto desde un principio con André. Porque lo sentía como un igual en todos los sentidos.
-¡DE ACUERDO! ¡SI SOY CELOSO! - dijo envolviendome entre sus brazos con una fuerza increíble. ¿ Ésta vez se lo creyó? Lo dudo mucho. Pero bueno...
Todos los presentes reímos, incluso nosotros.
De repente, al mirar a nuestro al rededor , no había nadie en los pasillos, cosa que se hizo extraña para todos ya que hacía poco había sonado la alarma avisando del cambio de clase y los pasillos solían estar abarrotados de gente pero no, no había ni una sola alma a parte de nosotros. Qué raro. Aunque... Hablando de cambios de clase... En ese justo momento, nos percatamos de la hora que era. Efectivamente, llegábamos tarde a cálculo, y...la maestra no es que fuera muy agradable cuando se enfada. La llevábamos clara. Ya podríamos empezar a decirle hola al sillón del despacho de la directora.
Los chicos parecían estar pensando en lo mismo que yo, ya que  fueron corriendo al aula donde se daba la clase, yo, en cambio, me dirigí al despacho directamente. Igualmente, al llegar al aula, nos mandarian aquí y así ya me ahorraba viajes en vano de un lado para otro.
Di tres golpes exactamente en la puerta de la habitación, como siempre hacía cada vez que tocaba venir aquí. Detrás de esta, se escuchó un suave "Pasa, Mía"
Sabía que era yo ya que se me hacia muy conocido venir aqui casi todos los días y siempre daba la misma cantidad de golpes al entrar, con la misma fuerza los tres. Venir aquí frecuentemente  implicaba que las palizas de mamá fueran con una  frecuencia mayor , por ello siempre tenía golpes en la espalda, los antebrazos o las piernas. Una vez hasta en el cuello, aquella vez, André me tuvo que llevar corriendo a urgencias, ya que perdía demasiada sangre.
Me salí rápidamente de mis pensamientos, ya que si no, esto no acabaría bien para nadie y giré suavemente el pomo de la puerta hasta abrirla. Mentiría si dijera que no estaba un poco nerviosa, entrar aquí me traía muchos recuerdos. Recuerdos que me empeñaba en enterrar. Recuerdos que incluían a papá. Sí, definitivamente tenía miedo.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora