~18~

23 7 0
                                    

- ¿Así me lo agradeces? ¿Así agradeces que te haya salvado la vida? ¿Así agradeces que gracias a mí sigas aquí ahora mismo? -dijo él elevando la voz.
- No tengo nada que agradecerte, por mí misma me hubiera ido bastante bien igualmente, llevaba 19 años sin conocerte, y me habían ido perfectamente, nunca me había hecho falta ayuda de nadie, y menos la tuya, ¿qué te hace pensar que ahora sí? ¿ Qué te hace pensar que algo ha cambiado?- dije enfadada, ya que parecía que él olvidara las cosas, como por ejemplo los maltratos de mi madre que supero, superé y superaré sin ayuda de él, o que hacía escasos minutos dijo que André hizo bien en intentar matarme, aquello dolió, ardió en lo más interno de mi corazón, ¿de que sirve abrirle el corazón a alguien si lo que va a hacer es descuartizarlo más de lo que ya estaba?
- Sin mi donación de sangre hubieras muerto, Mía ! - gritó, ya también enfadado, pero manos que yo
- ¡¡Que me da igual, o es que no te enteras!! ¡¡ Que no me importa morirme!! ¡¡Que deseé morirme nada más nacer, que me arrepiento de existir, de conocerte, de hablarte, de estar aquí contigo y sobre todo, de tener sangre tuya dentro de mis venas!! ¡Y tú mismo te arrepientes, lo has dicho hace un puto momento, joder!-grité más dolida que enfadada.
- Pues si ese es tu deseo, hazlo. Desconecta tú ahora las máquinas que te mantienen con vida, aquí, delante mía.- respiró hondo- pero quiero que sepas que si tu lo haces, si tu mueres, ten por seguro que a los pocos segundos yo lo haré tambien- dijo él con varias lágrimas callendo de sus hermoso ojos, aquellos que ahora mismo no tenían ese color vivo, brillante, no. Ahora era apagado, desganado, dolido, quizás, tanto como yo.
- I- Iván... - dije en un susurro poco audible, pero lo justo para que él me escuchara.
- No Mía, no digas nada. Ya tienes lo que querías, ¿no? - preguntó, mientras las lágrimas no cesaban, al revés, aumentaban - ya has conocido mi parte débil, mis sentimientos hacia ti, tu me haces débil, eres mi debilidad, pero me encanta que sea así -dijo él con una sonrisa sincera en su rostro.
Sus palabras me habían llegado a mi corazón y sentía como una grieta de este, se cerraba y como en mi conciencia, le daba vueltas a lo que yo había dicho antes.
- L-lo siento - dije comenzando a derramar lágrimas.
- ¿Por qué? -preguntó él mirándome a los ojos. Los suyos tenían curiosidad, tristeza, dolor y sobre todo, amor. Los míos... no lo sé, una mezcla de todo, supongo. Estaba hecha un lío completamente. No sabía si debía olvidar tan fácilmente lo que había dicho hace ya un rato y sólo quedarme con lo que acababa de decir o no.
- Por lo que dije antes, por hablar sin pensar, por no tener educación, por mentirte, por darte falsas esperanzas. Iván, yo te amo, pero el amor te hace débil y yo no puedo mostrarme débil, mucho menos ahora -dije intentando sonreír, pero creo que quedó más bien como una mueca rara.
- ¿No puedes o no quieres? -preguntó, con sus ojos clavados en los míos
No sabía qué responderle, estaba en duda, él tenia razón. No quería amarle, ya me lastimaron una vez, no quería pasar por dos. Y, a la vez, con la de gente que me estaba fallando era casi mejor no confiar en nadie. Por mucho que quisiera. Era lo mejor...pero como siempre, Iván tenía un increíble don para hacer que todo lo que diga acabe siendo lo contrario así que ... No sé qué cojones decir ni qué mierda hacer. Perfecto. Genial. Guay. Vamos súper bien. Como siempre.
- Iván, es difícil, ¿sabes? Ya me han hecho daño, varias veces, no quiero volver a pasar por lo mismo, no otra vez. Aún estoy a tiempo de evitarlo... - dije, pero me interrumpió.
- No, no estas a tiempo de evitarlo, por que me he vuelto masoquista al amarte, duele decir tu nombre, pero aun así lo sigo diciendo. Ya es tarde, Mía, y si estoy en lo cierto, para ti también lo es -dijo con una sonrisa sincera.
Y joder, cuánta razón tenía. Era más que tarde. Le amaba. Ya no había vuelta atrás. O al menos no la quería. No de momento.
No sabía que las cosas cambiarían tanto... Pero lo hicieron. Todo cambió drásticamente. Ese súper poder de hacerme cambiar de decisión con sólo una mirada trajo consigo muchas cosas y ninguna de ellas buenas.
Joder.
Sí, cometí mil errores, pero, ahora que lo pienso, si no los hubiera cometido está historia no sería así. No sería mi historia. La de él. La nuestra.
Aunque... Casi mejor que hubiera sido así. Que él no hubiera aparecido. Que no me hubiera conocido. Que no me hubiera mirado jamás. Que no se hubiera acercado. Que no me hubiera besado jamás. Nunca. En la vida. Que no se hubiera quedado. Que no hubiera hecho tantas cosas como hizo.
Si hubiera sabido todo lo que una simple mirada podría acarrear... Hubiera mirado a otro lado con tal de que nuestros azules eléctricos idénticos nunca se hubieran unido de tal forma que ni todo lo que pasó después hubiera sido incapaz de romper ese vínculo. Porque sí, después de todo , fui incapaz de alejarme. De mandarle a donde debía estar. De decirle :vete a la mierda, y no saber más nada de él. No buscarle. No hablarle. No verle. No permitir que me busque. No permitir que me hable. No permitir que me viese. Porque, supongo que si ese debía ser nuestro destino, iba a serlo , por mucho que hiciéramos por cambiarlo. Si debíamos pasar por todo y aún así seguir juntos , iba a ser así. Aunque yo me arrepentiese mil y una vez en el camino. Aunque duela. Aunque arda. Y a veces la fuerza que nos une incluso da miedo, no es una fuerza corriente . Una normal. No. Es una sobrenatural. Como nosotros. Como todos los de nuestro alrededor. Pero tranquilo, no te has perdido nada. Sólo estate pendiente y te irás dando cuenta por ti mismo. Verás como no miento.
Como no mentimos.
Ninguno.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora