No es fácil ser un semidiós. Parte III. Ojalá que sea la última.

La estatua desnuda de Apolo nos ataca. Llega un invitado especial "Elune"

Lo último que vimos de Apolo antes de que desapareciera en el bosque fue que tomó un arco y un carcaj de la armería, lo cual me extrañó mucho debido al juramento que hizo el día de ayer. Luego le gritó al cielo:

—Si quieres castigarme, padre, entonces hazlo —gritó Apolo—. Pero entonces ten el valor de cazarme tu mismo, no a mi compañera mortal. SE UN HOMBRE.

Cuando no recibió respuesta, se marchó directo al bosque, rechazando toda la ayuda que le ofrecimos. Poco después de que se fue, James, Will y Nico salieron de la cabaña siete y nos explicaron todo lo que les dijo Apolo. Que Meg McCaffrey estaba en problemas, que todavía no encontraba la Arboleda de Dodona y que teníamos tres emperadores romanos malvados de los que preocuparnos.

Yo conozco un poco sobre la historia de Roma y el emperador Nerón es uno de los más famosos no sólo en la historia, sino también en la cultura popular. Reinó desde el año 54 hasta el 68, se dicen muchas cosas sobre él como que asesinó a su madre y a su primo, quien era el heredero original del trono, además de algunas otras personas que consideró una amenaza para él. Realizó cruentas persecuciones y ejecuciones a los cristianos, lo que le ganó el sobrenombre de La Bestia y también se dice que quemó o dejó que se quemara una parte de Roma para que pudiera construir su lujosa villa privada.

La verdad no se sabe con certeza sí esto es verdad, supongo que ahora que sabemos que está vivo (o más o menos vivo), podemos preguntarle. No era la primera vez que nos causaba problemas alguien que debía estar muerto (Cronos), así que no me siento tan preocupada al respecto.

Mientras Apolo hacia lo posible por rescatar a Meg y a los otros, a los que nos quedamos en el campamento nos tocó preparar la defensa para el ataque que advirtió James.

—Lester dijo que Nerón planea atacar el campamento —dijo—. Debemos prepararnos para algo grande.

—¿Qué tan grande? —preguntó Quirón.

—No me lo dijo, sólo que debíamos estar preparados porque el emperador planea aplastar el campamento.

—Bien, Nyssa, Tzamn y Harley comenzarán a construir trampas. Alice y Julia serán nuestras exploradoras y nos avisaran de cualquier anomalía, pero no se acerquen mucho al bosque.

El campamento entero estaba en silencio, a excepción de Quirón. Podía sentirse la tensión en el aire, todos estábamos preocupados por el inminente ataque. Y como no estarlo, apenas habían pasado seis meses desde la última guerra y ya entramos en otra.

Quirón puso a Sherman y Malcolm a cargo de dirigir la defensa. El hijo de Atenea me mandó a reforzar defensas mágicas por el perímetro. No me llevó demasiado, pues llevo practicando mis hechizos desde antes de venir al Campamento Mestizo, incluso puse uno en el agua de la Bahía de Long Island en caso de que nos atacaran por el mar. Cuando terminé, fui a la cabaña veinte a buscar entre mis CDs favoritos algo para escuchar mientras recuperaba mi energía.

Tomé el reproductor que me construyó Tzamn y puse un disco al azar. Estuve un rato así hasta que me quedé dormida y empecé a soñar.

Escuché las voces que provenían de los árboles, tal como dijo Tzamn. La Arboleda de Dodona llamaba por ayuda, pero no quería terminar en mitad del bosque, así que traté de ignorarlas. El sueño me llevó nuevamente al lugar donde crecí, en Bygdoy, Oslo, un barrio en una pequeña península de la ciudad. Estaba ahí con todos mis amigos: Lury, Alan, Nika, James y Tzamn, en el museo de naves vikingas. Los seis estábamos pasando un rato genial mirando las exhibiciones sin tener que preocuparnos por nada más.

—Este barco se llama drakkar— explicó Nika a Lury y James—. Cuando los nórdicos iban a ejercer como vikingos, usaban estos para transportarse. Eran eficaces para navegar en ríos y en mar abierto. También tenían barcos más pequeños, que servían para la guerra y otros ligeramente más grandes. Incluso, en las sagas se mencionan barcos mucho más grandes.