Colossus Neronis. Reina Myrmeke. Un corazón dividido. "Tzamn"

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Elune hizo lo que todos estaban pensando. Atacó al Escribano con una bola de fuego, pero este último levantó su guantelete de bronce y la bloqueó sin recibir ninguna clase de daño.

—Ignoraré eso, pues no estoy aquí para pelear— dijo el Escribano—. Vengo a evacuar a todos los que no quieran morir a manos del poderoso coloso.

Todos miramos hacia la Bahía de Long Island, aquel resplandor había tomado la forma de un hombre con una corona de espinas. ¿Una estatua de Jesucristo? No, imposible que el emperador Nerón nos ataque con algo así, es absurdo.

—¡No puede ser! ¡Es mi padre! —exclamó James—. ¡Y está desnudo!

—¿En serio? —Harley sacó un catalejo para mirar más de cerca, pero se lo impedí.

—Tú no debes ver esas cosas —le dije.

—No es justo —infló las mejillas y se cruzó de brazos.

Miré a través del catalejo y confirmé lo que dijo James. Había una estatua enorme caminando a través del agua blandiendo el timón de un barco del tamaño de un bombardero táctico (la aleta que ayuda a cambiar de dirección, no el volante). La blandía con la ayuda de un poste de madera de unos quince metros de largo. Ser hijo de Hefesto de proporciona un buen ojo para las mediciones mecánicas.

Luego tenemos la desnudez, era una exacta representación de un dios en el arte de la escultura grecorromana. Como muchos saben, los dioses representan la perfección antropomórfica y la perfección no debe ser cubierta por prenda alguna. Al mismo tiempo, esa perfección va íntimamente relacionada con la proporción y la estética, el concepto de belleza para ser más precisos, no era bien visto que los genitales o los pechos femeninos fueran muy grandes; según los griegos, eso era cosa de los sátiros o los bárbaros.

Bueno, la razón artística es irrelevante para enfrentar este problema. Además, el Escribano estaba aquí, dando su discurso de salvación.

—Si aún no han decidido, les daré un poco de tiempo —dijo el Escribano, sacó un radio de su cinturón—. Detente por un momento. Después, lo destruirás todo.

A lo lejos, la estatua dejó de avanzar hacia la playa.

—Les daré quince minutos para que piensen su decisión —dijo el Escribano—. Los que decidan venir serán recompensados más allá de sus sueños más grandes. Los que no, morirán junto con su querido campamento. Y si alguien intenta matarme (lo cual dudo que logren), el coloso reanudará su ataque.

—Tal vez eso nos dé tiempo para que llegue Apolo —dijo Quirón, luego miró despectivamente al Escribano—. Si crees que eres el primer loco que nos ofrece la salvación de un desastre y un lugar en un supuesto nuevo orden, estás equivocado. El valor de los héroes siempre prevalece.

El Escribano dejó escapar una risa burlona.

—No lo sé, Quirón. Puedo ver que muchos de tus supuestos héroes están temblando de miedo. Ya veremos si su valor prevalece.

Quirón indicó a Edward y Sherman que se quedaran haciendo guardia junto al Escribano, aunque no creo que sirviera de mucho. Algunos se retiraron para seguir juntando más armas, Nico y Will fueron a dar un paseo en canoa. Łucja se quedó ahí, mirando al encapuchado con curiosidad.

—¿Qué puede ofrecer Nerón? —preguntó.

—¿Hannah? —Quirón le tocó el hombro, ella lo ignoró.

—Sólo es curiosidad —respondió ella—. ¿Entonces?

—Ven con nosotros y lo sabrás —el Escribano le ofreció su mano.

No es fácil ser un semidiós. Parte III. Ojalá que sea la última.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora