No es fácil ser un semidiós. Parte III. Ojalá que sea la última.

Un regalo para un dios. La esperanza está en los árboles. "Tzamn"

Esperamos un buen rato, pero no aparecieron Austin y Kayla. Quirón envío a Apolo y a Meg a ducharse y cambiarse de ropa antes de que el primero se lanzara de nuevo hacia el bosque en busca de sus hijos. Luego, organizó partidas de búsqueda dentro del bosque con los sátiros y driadas, asumiendo que estos estarían seguros, pues el bosque era su hogar.

—No podemos arriesgar a nadie más —había dicho el centauro—. Kayla, Austin... y los otros desaparecidos. No querrían eso.

Entretanto, los que no estábamos tan lastimados por la carrera, ayudamos a Will Solace a montar un pequeño hospital de campo para los que sí lo estaban. Después de la cirugía de hace un año, ya tenía un poco de experiencia como enfermero y en primeros auxilios, así que me quedé a ayudar con los heridos. Entre ellos estaba James, quien recibió una espada de Final Fantasy en el cuerpo por salvar a Leda. Alan y Nika decían que era un tonto por casi morir por ella. Yo no lo creo, James le está dando una segunda oportunidad y parece que ella está respondiendo positivamente a ello. Claro que el problema en todo eso era que el único sanador que quedaba era Will y tenía complicadas las cosas.

—Ya revisé la herida de James —me dijo—. No es tan grave. ¿Puedes vendarlo, por favor? Tengo que volver a unir una extremidad de Paolo... otra vez.

—Claro que sí, Will —dije con el pulgar arriba—. Cuenta conmigo.

Él asintió con la cabeza, agradecido y se dio la vuelta hacia donde estaba el hijo de Hebe gritando de dolor. Fui al catre donde estaba James, Leda había cubierto su herida cuando estaban en el Laberinto, pero necesitaba que cambiara las gasas y limpiara el área para que no se infectara. Estaba dormido, Will le había preparado una infusión analgésica para que descansara y pudiéramos limpiarlo sin dolor. Así que lo hice cuidadosamente, hasta que un grito de Will casi me hizo derramar todo el néctar sobre él, lo que probablemente lo habría encendido en llamas.

—¡Apolo, te necesito!

El joven ex-dios corrió hasta su hijo para averiguar qué necesitaba. Seguramente quería que le ayudara a unir de nuevo la pierna de Paolo. Yo sabía que no mi ayuda no sería requerida, así que simplemente le cambié las gasas y le di un poco de ambrosía. Me pregunto qué sabor tendrá para él, a mí me sabe a apfelstrudel, conocido comúnmente como: strudel de manzana, mi postre favorito. Mi madre solía prepararlo cada sábado cuando terminaba mis tareas.

Dejé que Will se encargara de los problemas mayores y fui a revisar al resto.

Valentina Díaz se había rotos el brazo y varios moretones ocasionados por un derrumbe. Gracias los dioses, Billie Ng la puso a salvo antes de que pudiera lastimarse más, pero la pobre hija de Deméter regresó con un caso de baile irlandés. Will se hizo cargo junto más tarde con Nico di Angelo. Diana se rompió un dedo, así que lo entablillamos y le di un poco de ambrosía.

Después ayudé a Will y Apolo a remover varios trozos de metralla de las gemelas Víctor. Un frisbee serrado les había explotado cerca de la espalda. Las dos exigieron saber quién tenía más fragmentos, pero Apolo les dijo que se callaran o nunca les dejaría usar laureles otra vez. Siendo su símbolo, creo que tiene sentido.

Vi a Łucja, estaba limpiando su espada cerca del lago de las canoas, como si no le importara nada de lo que estaba pasando. Se me ocurrió acercarme para hablar con ella, pero Elune se apareció frente a mí casi de forma repentina.

—Hola, Tzamn —dijo—. Te traje un poco de jugo de naranja y una manzana. Estoy segura que ser enfermero es cansado, especialmente por la ausencia de los hijos de Apolo. Pobre Will.

Miré por encima de su hombro a Łucja, pero ella ya se había ido a otro lado.

—Te lo agradezco mucho —le di un trago al jugo y me sentí refrescado—. Sí, es cansado. Pero me gusta ayudar cada vez que puedo.