Al día siguiente, partieron hacia Indianápolis Nika, su gato Melkor, su hermana Diana y Eira, la hija de Aquilón. Hubo emotivas despedidas por parte de sus amigos griegos, acompañadas de la promesa de verse otra vez. Yo le di un abrazo a la hija de Tánatos y le deseé un buen viaje y aunque no éramos tan cercanos, la consideraba una buena amiga. Las acompañamos fuera del Túnel Caldecott y después de un último gesto de despedida, desaparecieron bajo la sombra de un automóvil.
Mientras tanto, Lury, Bethany y yo fuimos a la Principia para hablar con Frank y Hazel sobre esta empresa que teníamos en mente. Ninguno estaba en el habitual lugar de trabajo, sino que se encontraban coordinando la reconstrucción de la ciudad y la administración del campamento al mismo tiempo. Frank en la primera y Hazel aquí. Ayudamos con algunas labores como sacar las pertenencias de nuestros camaradas y devolverlos a sus familias (si habían sobrevivido) clasificarlos y llevarlo todo al almacén, o quizá hacer una casa de caridad para la gente que sobrevivió y perdió sus bienes materiales.
Luego de tres horas seguidas de clasificar, llevar cajas y apilarlas, Hazel anunció que tomaríamos un descanso de veinte minutos.
—Después comenzaremos a reconstruir las murallas del campamento —indicó—. No quedaron tan bien después del último ataque.
—Es que las armamos con prisa —dijo un chico—. Es un milagro que no se hayan venido abajo.
Hubo algunas risas, incluso Hazel sonrió. La multitud se dispersó y cada quien fue a aprovechar su descanso, algunos comieron su almuerzo, otros aprovecharon para ir al baño y también vi algunos chicos yendo al Café de Bombilo. Nosotros nos acercamos a Hazel, quién estaba refrescándose con un poco de agua.
—Hola, chicos —dijo al cerrar la botella—. Hace calor, ¿no?
—Definitivamente —respondí—. Necesito una pinta de refresco de Cola.
—Ten, te invito uno —Hazel metió la mano en su bolsillo y me ofreció unos denarios.
—Oh, no, ¿cómo crees? —agité las manos en gesto negativo—. Era sólo un decir.
—Por favor. Insisto.
Con las mejillas ruborizadas tomé el dinero.
—Hazel, no me quiero andar con rodeos —dijo Lury—. Tengo que hablar contigo y Frank.
—¿Qué sucede? —respondió Hazel atenta—. ¿Hay algún problema?
Me gustaba lo comprometida que estaba con su nuevo puesto de pretora, se veía que quería hacer bien las cosas.
—Algo así —respondió Lury—. Es algo urgente.
—¿Puede esperar hasta que termine el trabajo de hoy? Sabes que también es urgente.
Mi amigo torció la boca, pero terminó accediendo. Sabía que no conseguiría nada peleando o insistiendo. Continuamos con las labores de reconstrucción hasta la puesta del sol, el lado bueno es que terminamos la mayor parte de la reparación de las murallas, sólo había que afinar unos detalles. Frank regresó al campamento con todo el pequeño séquito de legionarios que quedaban. Lury estaba cerca de la puerta Preatoria, preparado para interceptar al hijo de Marte.
—Tranquilízate —le dijo Beth—. No vendrá más rápido si te inquietas.
—Es que es muy importante —respondió Lury—. Ya perdimos bastante tiempo.
—Ella tiene razón —tercié—. Más vale un paso paciente y seguro, que cien inciertos y apresurados.
—Te lo cambio por veinte seguros y con prisa.
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No es fácil ser un semidiós. Parte III. Ojalá que sea la última.
Hayran KurguLa diosa Gaia y sus gigantes han sido derrotados gracias al esfuerzo del Campamento Mestizo y el Campamento Júpiter, peleando juntos. Ahora los romanos y griegos han establecido una relación de amistad y cooperación. Pero pronto descubrirán que la p...