Capitulo 16. Nunca te vayas

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— ¿Qué sucedió Cloe? Preguntó un alarmado Giancarlo al verla así de pronto al recibir esa llamada.

Ella sollozó sin siquiera poder emitir una palabra.

—Mi mamá. Es todo lo que salía de su boca...—Shhh tranquila, respira, respira nena por favor me estás asustando.

—Mi mamá se desmayó y no reacciona. — ¡Joder! Exclamó Giancarlo pasando la mano por el pelo.

— ¿Dónde está?

—En mi casa, en mi casa. Cloe contestó desesperada sin dejar de llorar.

—Me tengo que ir, tengo que verla.

— ¡Vamos! Te llevo Cloe. Ella solo afirmó llorosa, él le abrió la puerta del auto para dejarla subir, casi corriendo rodeó el auto para subirse y acelerar todo lo que pudo.

— ¡Mi mamá no! Es todo lo que Cloe podía decir sin dejar de llorar.

—Tranquila nena, a D Luca se le partía el corazón verla así. La tomó de la mano para apretujarla entre la suya, Cloe se aferró a ese apretón sin pensar en nada, solo quería un apoyo en estos momentos, ese apoyo que nunca tuvo.

De pronto sonó nuevamente el teléfono de ella, rápidamente lo tomó con las manos temblorosas y contestó la llamada.

— ¡María! ¿Qué sucedió?

—Cloe, mi niña la estamos llevando al hospital central, la ambulancia ya llegó ve directo ahí por favor, no vayas a casa.

—Bien María llego en nada. Cortó la llamada para observar a su jefe.

— ¿Podrías llevarme al hospital central por favor? Giancarlo asintió y cambio el rumbo de su destino. Su corazón latía a prisa. Este día le tocaba conducir ya que a Luke estaba en su día libre. Y agradeció que así fuera ya que podría estar a solas con ella, y hacer todo por ella. Porque ya no le quedaba dudas, quería hacer todo por ella.

En cuestión de nada llegaron al hospital, rápidamente el aparcó y subieron juntos, apenas llegaron en el área de urgencia Cloe visualizó a María desde lejos corriendo hasta llegar a ella. Gian solo la seguía detrás.

—María, ¿Qué sucedió? ¿Dónde está mi madre?

—Ay mi niña mi niña, estábamos leyendo el periódico cuando de pronto comenzó a convulsionar, la pude socorrer pero se desvaneció y ya no despertó.

— ¿Pero aún tiene pulso? Preguntó muy angustiada de que su madre esté muerta.

—Si llegaron los paramédicos y dijeron que aún tenía pulso y la trajimos inmediatamente. María observó a Giancarlo parado un poco detrás de Cloe.

—Ay María no quiero que le pase nada a mi mamá. Cloe se echo a llorar a los brazos de María.

—Tranquila mi niña, todo estará bien, ya verás. Decía eso consolándola.

Cuando Cloe se había recompuesto un momento se acordó que su jefe seguía parado ahí alado observándola.

Negó por un momento...—Perdóname María, el es Giancarlo D Luca mi jefe, Giancarlo ella es Maria.

—Descuida Cloe. Exclamó Giancarlo comprendiendo perfectamente su estado.

—Mucho gusto señor D Luca saludó María muy amablemente.

—El gusto es Mío señora María. Contesto con una leve sonrisa.

—Familiares de la señora Sara Adams. De pronto exclamo el médico.

Dulce CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora