Capítulo 27 El amor te vuelve idiota

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  Giancarlo estaba furioso no entendía lo que pasaba, que había ocurrido con Thomas para que quiera retirarse del proyecto.

—¡Dante!, ¿Me puedes explicar que carajos sucedió con Thomas?. Esta furioso, no seguirá con el proyecto ya me dejó en claro.

—Espero que haya sido realmente grave Dante, tú sabes cuándo trabajamos por esto. Si entiendo está bien, te espero avísame.

—¡Mierda!— bramó rabioso lanzando su teléfono sobre el escritorio. Debía hacer un motivo muy grande por eso Dante está muy tranquilo, Giancarlo conocía a su hermano sabía que solo algo grave lo llevaría a dejar de lado a uno de sus mayores inversionistas.

   De pronto Cloe entró por la puerta arrugó el ceño al ver a su jefe caminando rabioso de un lugar a otro.

—¿Qué sucedió amor? —Se acercó a él acortando todo espacio entre ellos para sujetarlo de su cintura, Giancarlo suspiró hondo calmándose pues Cloe lo hacía en verdad calmarse, ella era como su droga, su medicina.

   Giancarlo la abrazó por la cintura y la pegó a él.—Es solo un proyecto, uno de nuestros mayores inversionistas se quiere retirar y mi hermano no quiere decirme cuál es el problema pero mañana mismo está aquí.

—¿Vendrá de nuevo tu hermano?— preguntó Cloe divertida, Giancarlo enarcó una ceja.

—Si y si intentas siquiera mirarlo Cloe te castigaré pequeña, te amarrare a la cama y te cogeré un mes entero para que no se ocurra siquiera intentar mirar a otro hombre.

—Uy señor posesivo, solo fue una pregunta.— ella rió divertida mientras que el la tomó del cuello para besarla con hambre.

—Nena también estuve pensando mucho y quiero hacer algo.— Cloe la miró fijamente, se le notaba un poco nervioso, se alejó un poco de ella rascándose la nuca.

—¿Qué sucede Gian?— él suspiro hondo antes de hablar.

—Me gustaría que viajes conmigo a Italia, quisiera que conozcas a mi familia.— Cloe quedó sorprendida, quedó estupefacta al escuchar lo que le estaba diciendo.

—¿A Italia?— Giancarlo movió la cabeza afirmando, parecía una niño pequeño asustado.

—¿Qué dices amor?— la observó sonrojarse tan tiernamente.

—Y tu crees que…¿Tu crees que tú familia me aceptará?— Giancarlo se acercó rápidamente a ella tomándola del rostro.

—Te van a adorar mi amor, claro que sí. — Cloe volvió a sonrojarse.

—Esta bien amor, sí iré contigo cuando tú lo digas. —El sonrió de oreja a oreja.

—Veré en la semana siguiente o cuando se logré solucionar esto te parece. —Como tú digas amor.— contestó ella amorosa.

—Mmmm…— Cloe se mordió el dedo pulgar nerviosa. —¿Qué sucede Cloe?— preguntó Giancarlo conociéndola ya muy bien, cuando ella estaba nerviosa por algo se mordía el dedo.

—Quería decirte que hoy en la noche después de mi examen iríamos con los chicos de informática a tomar algo.

   Giancarlo arrugó el ceño.—¿Con el tipejo ese?— Cloe rodó los ojos, sabía que se refería a Darius.

—Es mi amigo Gian.— No me gusta que este cerca de ti.— Bramó molesto alejándose de Cloe.

—Pues lo siento señor si le molesta, ellos son mis amigos, y solo eso, amigos nada más.

—Darius tiene interés en ti.— Cloe no movió la cabeza repetidas veces.

—Si, pero yo no tengo ningún interés Giancarlo y deberías confiar en mí, recuerda que acepte vivir contigo pero también tengo mi vida, mi libertad, no puedes prohibirme nada, yo no te prohíbo que salgas con tus amigos.— Cloe puso sus brazos en forma de jarra en su cintura mirando al celoso de su novio comportarse como un niño.

Dulce CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora