Capítulo 25 Una mezcla fascinante

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   Giancarlo no hizo otra cosa que pedirle a Luke que lo llevará a un bar para pensar las cosas, no quería presionar a Cloe, no quería hacerlo en verdad, pero lo que sentía por ella era demasiado fuerte, quería tenerla para él, quería dormir con ella en su cama, en sus brazos.

— ¿Problemas de amor?— el hombre detrás de la barra, quien limpiaba los vasos mientras atendía a los clientes.

—Sí, aquí mi amigo está perdido por una mujer. — contesto Luke sentado a su lado en la barra.

— ¿Quieres una copa?— preguntó el barman. — Luke sonrió negando.

—Estoy en mi hora laboral, otro día.

— ¿Sabes Luke? Creo que Cloe en verdad es mi cruz, Dios me la mandó sabes, para hacerme pagar todo lo que había hecho con las otras mujeres.

Luke lo señaló con el dedo índice moviéndolo en señal de afirmación.

—Exacto mi hermano, ahí está la compresión de todo esto, menos mal que tú solito te diste cuenta y no tuve que intentar explicártelo, porque así tomado no creo que entiendas mucho.

— ¿Tú crees que ella me ama?— Giancarlo no levantaba la cabeza, se mantuvo en esa posición jugando con su vaso, mientras Luke lo miraba y el barman también quien escuchaba atentamente la conversación de los ambos hombres.

—Sí pero te tiene miedo, eres un gilipollas Giancarlo, por lo menos lo eras, y esa mujer te está haciendo ver tu suerte.

—Es que me vuelve loco Luke, en verdad lo juro por Dios que me trae mal, celo hasta del gato del vecino. — Luke soltó una carcajada.

—Eso querido jefe se llama amor, se llama estar enamorado.

—Tú que sabrás de eso. — contestó Giancarlo bebiendo de golpe su coñac pidiendo otro más.

—Demuéstrale lo que sientes caray hombre, dile que la amas.

—Se lo dije. — Gian movió su mano intentando explicar a Luke que si lo había hecho. — pero ella nada, ni siquiera un te quiero idiota, nada.

—Idiota eres, en eso no te discuto. — Gracias no me ayudas en nada ¿Sabes?

Giancarlo miró su reloj, para ver si es que Cloe ya había salido de la universidad.

—Estoy loco por ir a buscarla, pero no quiero ser pesado, no quiero sofocarla, pero no quiero que ande sola en la noche. — Ya sé. — D Luca señala con el dedo índice.

—Le regalaré un carro. — eso mismo, ahí está, que gran idea Luke. — su chófer levanto una ceja haciendo una mueca chistosa.

—No dije nada pero ¿gracias?

—Anda vamos, llévame a su casa, necesito que me diga que me ama, necesito que me diga.

— ¿Y si no te dice?— dejaré de molestarla. — Luke levantó una ceja.

— ¿En verdad?— D Luca todo sus ojos.

—No, para nada, no la dejaré en paz es más la acosare hasta que me diga que me ama. — Uy que genial idea tuviste Giancarlo por Dios, no puedes ser más bruto por falta de tiempo ¿Verdad?

   Luke pidió un agua para salir no sin antes pagar la cuenta.

   Giancarlo se montó al auto y Luke condujo hasta llegar a la casa de Cloe, era bastante tarde.

—A ver Luke dame una menta. —Giancarlo pidió antes de bajar, Luke lo miró a través del retrovisor.

— ¿Y eso como para qué?— su jefe rodó los ojos. — Huelo a alcohol no quiero llegar así.

Dulce CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora