Cloe entró a su casa con el corazón en la mano, esperaba que después de esto de nuevo su jefe no la eche a la calle, ¡Ay Cloe no puedes controlar tu genio por Dios! exclamó.
Entró presurosa a su casa sin hacer ruido ya que su madre y María estaban durmiendo, entró a su habitación y recién ahí se permitió respirar hondo, su pecho latía desbocado, se recostó en la puerta cerrando los ojos y luego sonrió, porque ese día tenía mucho que agradecer a Dios.
—Me besó —susurró sonriendo ligeramente. —Es un idiota, ¿Qué le pasa? — dijo y volvió a sonreír, creo que la idiota soy yo —agregó.
Será tan difícil trabajar cerca de él. Pensó, al mismo tiempo que sentía miles de revoluciones. Sacudió su cabeza, eran las 2:40 de la mañana, se despojó rápidamente de su ajustado vestido y se lanzó a la cama en ropa interior, no sin antes colocar el despertador constatando de que dormiría solo tres horas.
Apagó la luz y apenas su cabeza tocó la almohada se durmió rápidamente sin pensar en más nada, ya no quería pensar en De Luca, mucho menos en lo que pasó hoy.
Al día siguiente su despertador sonó a las 5:40 puntualmente, Cloe gruñó varias veces porque no quería despertar, había dormido tan poco que solo quería quedarse una hora más en la cama.
Sin embargo a duras penas y arrastrando sus pies llegó hasta el baño donde tomó una ducha, se limpió los dientes para luego vestirse con un pantalón de vestir en color negro y una blusa blanca, su cuerpo era tan perfecto que la ropa le quedaba de una forma muy armoniosa.
Peinó su largo pelo y agarrando lo poco que tenía, y un poco de dinero para su autobús bajó a la cocina.
María y su madre seguían dormidas, así que se preparó un café, lo tomó apresurada y dejó un poco de dinero en la mesada de la cocina con una nota para María.
Y salió presurosa de la casa para tomar el autobús y llegar en el tiempo justo y perfecto, moría de sueño, sin embargo la felicidad no le quitaba nadie. Un nuevo y mejor día iba a comenzar.
En cuestión de veinte minutos Cloe había llegado a De Luca Company, ya tenía su carnet nuevamente de empleada ya que el día anterior había firmado nuevamente su contrato.
Miró para todos lados antes de subir al ascensor sin embargo no vio a nadie en particular solo a la recepcionista y algunos pocos empleados que acababan de llegar, faltaba aún veinte minutos para comenzar el horario laboral. ¿Pero a quien realmente quería ver?
Subió hasta su departamento, aún no habían llegado sus compañeros, mucho menos la desagradable secretaria a quien lastimosamente tenía que seguir viéndola.
Cuando sus compañeros llegaron y la vieron ahí quedaron con la boca abierta, parpadeando una y otra vez.
—¡Cloe! ¿Qué haces aquí? — preguntó Erick con una gran sorpresa en su rostro.
—Aah si no me quieren aquí, me voy de nuevo —bromeó ella y todos se acercaron rápidamente a ella.
Adara muy emocionada la envolvió en un abrazo, mientras Darius la miraba enamorado, su sonrisa de oreja a oreja no lo disimulaba.
—¡Hermosa! volviste —dijo Darius. Ella asintió sonriendo.
—Así es chicos, estoy de vuelta y con muchas ganas de trabajar con ustedes...— ¿Pero qué fue lo que pasó contigo mujer? Te llamé tantas veces y tú teléfono me daba apagado. — Era Adara quien reclamaba.
—Aah, si lo lamento me pasó de todo, me robaron el teléfono, así que chicos estoy incomunicada.
—Oh cuanto lo siento cariño. — contestó su compañera apenada.
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Dulce Capricho
RomancePara Giancarlo D Luca todo lo que se trate de una mujer significa un juego, ¿entregar el corazón? No está en sus planes, incluso cuando la mujer más noble y hermosa aparece ante él y le ofrece lo mejor de ella, su amor. ¿Pero sería capaz de do...