Capítulo 3

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Anastasia

«No se preocupe por eso, además me tendrá a mi los próximos tres meses para enseñarle. No me defraude, señorita Steele.»

Sus palabras me siguen resonando en la cabeza, cuando creí que todo estaba perdido él me da la mejor oportunidad de mi vida.

¡Tres meses!

Tengo tres meses para demostrarle mi potencial y no defraudarlo. Le he dado mi palabra y pienso cumplirla.

—Adiós.

Me despido amablemente del rubio ojos azules que custodia la oficina del señor Grey.

—Adiós, señorita.—dice impasible.

Saliendo de Grey Publishing me recuerdo que deje abandonado a mi precioso Wanda. Me dirijo en taxi hasta donde lo deje y me sorprendo cuando mi pequeño auto vuelve a encender. Con tranquilidad conduzco hasta mi departamento.

—Hola, Ana.—saluda Kate con efusividad, sigue en el mismo lugar donde la deje y con otra taza de café— Cuéntamelo todo.

—Fue un desastre.

Pongo mi bolso en la isla de la cocina y ojeo el nuevo artículo de Kate.

—Ay, no. Entonces le decimos adiós a nuestro deseo de conocer a Richard Northam.

—Yo creo que sí.

Aunque tengo el puesto nada garantiza que conozcamos a nuestro escritor favorito. Kate, Ethan y José también son lectores del señor Northam. Compartimos esa hermosa afinidad.

—Que mal.—dice resoplando.

—Sí, pero eso no fue todo. A unas cuadras de aquí Wanda se apagó, me retrasé para la entrevista y le termine aventando mi té al dueño de la editorial.

—Ana, está era tu última entrevista. ¡No podías arruinarla!

—Lo se, lo sé.

—¿Que te dijo después de que le aventaras el té?—inquiere con interés alejando la pantalla de su portátil para centrarse en nuestra charla.

—Se enojo mucho, en ese momento no sabía que él era el dueño de Grey Publishing hasta llegar a la editorial y me informaron que él jefe editor me entrevistaría.

«Ha dejado una marca en mi, señorita Steele.» Escuchar eso con su voz tan serena me acelero el corazón y extrañamente me lleno de emoción, claro está que dicha emoción se esfumó cuando él agregó «El té estaba hirviendo»

—Así que conociste a Christian Grey.

—Sí.

El gesto de interés de Kate se transformó un poco sombrío. Mismo gesto que pone cuando sabe algo que los demás no.

—¿Y si es tan irascible como dicen?— inquirió fingiendo desinterés mientras dirigió su vista al portátil.

—Es más que irascible.

Christian Grey es todo un enigma, con esa mirada tan oscura y perturbadoramente triste,  la expresión sin un ápice de emoción que lleva plasmada en el rostro y esa cicatriz irregular y amoratada en su muñeca izquierda.

—Ya veo.—dijo distraída.

—¿Qué sabes de él, Kate?

—No mucho, hice un artículo sobre su empresa hace un año. Pedí una entrevista, pero nunca me la concedió.

—Tú sabes algo más.

—Son solo rumores, Anastasia.—se que trata de zanjar el tema.— Además nunca lo he visto en persona.

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