Capítulo 26

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Christian

Cariño, despierta.

Despierto desorientado sintiendo unos dedos cálidos acariciar mi cabeza.

—¿Qué pasa?—pregunto preocupado, me incorporo de inmediato haciendo que mi espalda duela.

He dormido en una silla durante los últimos ocho meses. No me quejo y guardo la calma ante la radiante sonrisa de Grace.

Hoy es un buen día.

—Te ves fatal—regaña.

Lo siento— digo apenado, se que mí aspecto no es el mejor.

Paso mi mano por el cabello y trato de alisar mi camisa. Grace niega con desaprobación. Me pedirá que me vaya y no quiero irme. Debo estar aquí, debo cuidarla.

—Ve a casa, Christian.

Lo sabía.

—Puedo quedarme un poco más.

—No, cariño. Ve a casa. Descansa y come algo.

Sé que no debo desobedecer así que asiento apartándome de la cama.

—Volveré en unas horas.

—No, Christian. Quédate en casa está noche.

Pero...— me interrumpe con ligero gesto.

—Necesitas dormir.

—Estarás sola.

Carrick vendrá— dice con ilusión.

Él no lo hará. Nunca lo hace.

—¿Que ocurre, Christian?

La preocupación se instala en sus ojos negros.

Nada— digo cubriéndola con otra sábana.

No quiero que Grace tenga frío. Me acerco cuidando de no tocar los cables de las máquinas y dejo un beso en su mejilla.

Volveré pronto.

—Te quiero, Christian. Nunca lo olvides.

—Adiós, Grace—digo antes de cerrar la puerta.

Afuera me espera Thomas, el chófer que contrató Carrick.

—¿Nos vamos?

—Sí.

El trayecto es corto impidiéndome descansar. Agotado bajo del auto y veo a Gretchen, la ama de llaves, abrir la puerta. Dos pequeños salen corriendo a mi encuentro derribándome sobre el suave césped.

Con cuidado, pequeños.

Mi espalda está hecha mierda.

Entro con los niños, ellos no paran de hablar ajenos a la compleja situación de Grace. Son muy pequeños para comprenderlo.

—¿Quieres jugar con nosotros?

El rostro de Mia se ilumina impidiendo negarme ante su petición. Vamos por sus juguetes a la habitación para llevarlos a la sala donde todo se convierte en un caos. Me recuesto en el sofá observándolos.

Christian, no te duermas.

Elliot me da golpecitos en la cara ahuyentando el sueño.

En Contra del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora