Capítulo 22

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Anastasia

Veía a Reynolds rogándole que sus palabras no fueran verdad. Esto tiene que ser una pesadilla.

—Dime que no es verdad.

—En las últimas dos semanas su estado de ánimo decayó, dejó de comer y su salud se deterioró.

—¿Por qué no me llamaron?—pregunte llorando.

-—Él no deseaba que lo vieras en ese estado—susurra con pesar—. Él señor Hyde intentó llamarte y el jefe se lo impidió.

Oh, Christian. ¿Por qué lo hiciste?

—¿Sabes a dónde se lo han llevado?

Reynolds apartó su vista de mi negando.

—No quisieron decirme.

—Debes tener una idea—dije esperanzada de que él me diera una pista o algo a lo que aferrarme.

Ya no queda mucho tiempo.

—Tiene una propiedad en Broadview, la adquirió para pasar sus últimos días...—lo interrumpo.

—¿Puedes llevarme?

—Fui está mañana, lastimosamente no hay nadie en esa casa.

Reynolds suspira pesadamente con la mirada clavada en pulcro piso de madera.

—Ayúdame, Reynolds. Necesito encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.

—No hay mucho que yo pueda hacer. Lo lamento, Anastasia.

Levantó su maleta del piso y supe de inmediato que no contaba con su apoyo. Él es el único que puede llevarme con Christian y se estaba dando por vencido. Al menos eso era lo que me demostraba por el momento.

—Ve a descansar, Ana.

Volví a casa con mi corazón destrozado por no saber dónde y en qué estado se encontraba el hombre que amo. Tenía un mal presentimiento y rezaba en silencio para no recibir esa llamada que volviera todos mis temores en realidad.

Llame a Christian una cantidad inimaginable de veces sin obtener respuesta, le envié varios correos y fue lo mismo. Le marqué a Taylor y Jack, pero ninguno contestó.

Ya no sé qué más hacer.

—Ana, ¿Qué pasa?

Ethan cerró la puerta con prisa y se acercó hasta el sofá. Fui incapaz de hablar, solo me aferré a mí amigo y llore. Él pasaba su mano por mi espalda y susurra en mi oído para que me calmará.

—¿Por qué no me dijiste nada, Ethan?

Me aparte de él unos centímetros y él de inmediato comprendió el motivo de mis lágrimas.

—Perdóname.

—Se ha ido y ya no tendré la oportunidad de despedirme de él.

Ethan me atrajo hacia él estrechándome más fuerte.

—Lo lamento mucho, Ana.

Llore aferrada a mi amigo buscando un poco de consuelo, aunque sabía que no lo encontraría. Cada minuto que pasaba se hacía más y más insoportable al no tener a Christian a mi lado. Me sentía mal por no haber luchado más e insistir en quedarme a su lado, para cuidarlo, para decirle y demostrarle cuánto lo amaba.

No debí rendirme tan fácil.

—¿Ya no hay nada que puedas hacer?—pregunte en medio de un sollozo.

En Contra del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora