Anastasia—Explíquenme como les sucedió esto.
Ethan nos ve reprobatoriamente y parece no comprender lo último que le dijimos. Jose, Kate y yo salimos de mi departamento rumbo al supermercado o creo que era a nuestra librería favorita, honestamente ya no lo recuerdo muy bien. Íbamos muy tranquilos conversando cuando un auto nos embistió. Todo pasó tan deprisa. La policía llegó, rendimos nuestra declaración, discutimos con el tonto conductor ebrio y con los del seguro.
Luego de eso note que nos estaban trasladando al hospital Northwest.Kate les dijo a los paramédicos que su hermano es doctor en el Northwest, se comunicaron con él y Ethan pidió que nos trajeran a este hospital.
—Ese idiota se nos atravesó—dice José por quinta vez.
Ethan prepara otra gasa con alcohol y limpia la frente de José. Mientras Kate y yo luchamos por ahuyentar el susto del accidente. De los tres la peor parte se la llevó nuestro amigo, aunque las más asustadas fuimos nosotras.
—Tuvieron suerte, chicos.
—Mi auto no—se queja Kate acariciándose el brazo izquierdo donde se golpeó.
Ethan frunce el ceño guardando el material médico.
—Por eso no te preocupes. El seguro lo cubre—él deja un beso en la frente de su hermana, luego de eso va a su escritorio y busca algo en uno de los cajones—. Esto es para el dolor.
Le entrega un frasco de pastillas a José quién sigue aturdido en la camilla de este consultorio. Ethan nos pide que esperemos unos minutos más hasta estar un poco más calmados.
Una enfermera entra al consultorio, nos ve con amabilidad y luego se dirige a Ethan.
—Doctor Kavanagh, lo solicita el paciente de la 234.
La expresión de mi amigo cambia de inmediato, poniéndose muy tenso. Sus ojos se oscurecen y un gesto sombrío se extiende en todo su rostro.
—Ya vuelvo—nos dice saliendo del consultorio.
Kate sigue muy callada que da miedo, José por su parte se recuesta en la camilla y cubre su rostro con su brazo derecho. Por un momento siento asfixiante este lugar y decido caminar por el pasillo. Voy por una botella de agua y al regresar tomo asiento en una de esas frías sillas de metal que se encuentran afuera del consultorio.
Por ratos observo a la enfermera en recepción, camino un poco y vuelvo a la silla.
—Señorita, ¿Puedo comprar estos medicamentos aquí?—pregunta un hombre.
Esa voz se me hace conocida.
Dirijo mi vista hacia recepción, un hombre alto, de hombros anchos se encuentra hablando con la enfermera. A pesar de que se encuentra de espaldas podría jurar que se trata de Jack.
¿Que hace aquí?
—Sí, estos los consigue aquí. La farmacia está en el segundo piso.
—Gracias.
—De nada. ¿Ya tomaron una decisión acerca de los cuidados paliativos?—pregunta la enfermera bajando un poco la voz y acercándose más a él.
—No lo he hablado con él. Le aseguro que esta misma tarde le tengo una respuesta.
Ella lo mira comprensiva y logro ver que toma su mano como si se conocieran de hace tiempo.
—Es bueno que tengan a alguien para apoyarlo, lo que se avecina no será fácil. En estos casos la atención médica domiciliaria es vital.
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En Contra del Tiempo
FanfictionSu tiempo juntos se volvió como una cuenta regresiva y temen que aquella terrible noticia finalmente se cumpla. Ana y Christian saben que el tiempo es lo mas valioso por eso prometen amarse hasta el final de sus días.