Capítulo 17

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Anastasia

El recuerdo de los últimos dos meses y medio me golpeó con tal brutalidad dejándome abrumada. Esa rapidez con la que Christian se calo en mi corazón ahora me lastima con una profundidad asfixiante.

Lo amo.

De eso estoy muy segura. Ha sido el primer hombre del que me he enamorado, al que por primera vez he besado y al que estoy dispuesta a amar y a cuidar hasta el final de sus días. Solo hay una pequeña duda en medio de todas estas circunstancias.

¿Él me ama?

No lo sé. Sus besos me expresaron muchas cosas, pero de eso a tener la certeza que es amor, no estoy tan segura. Quizá está propuesta jamás hubiese llegado de no ser porque Christian está tan enfermo. Honestamente jamás creí que alguien como él se fijara en alguien como yo. Soy una sencilla chica de Montesano y él... Dios, es demasiado.

—Se que no es la propuesta que hubieras deseado y mucho menos viniendo de alguien en mis circunstancias. Comprendo que quieras reconsiderar tus sentimientos hacia mí ahora que sabes la verdad.

—Christian...—susurre dejando las palabras en el aire.

Esa sonrisa tierna que me había dedicado hace unos minutos poco a poco se desvaneció, sus ojos se tornaron más oscuros y con esfuerzo se logró sentar. 

—Si rechazas la propuesta no te sientas mal. Soy un hombre razonable y lo sabré entender. Es más has de cuenta que nunca la hice.

—No es por tu enfermedad, mis sentimientos no han cambiado. Te amo.

Retuvo el aliento con mis últimas palabras y no pudo evitar verme con desdén. Ahora entiendo que le es difícil asimilar que alguien exprese ese sentimiento hacia él.

Ay, Christian. Cuánto te han herido para no aceptar un te amo y lo que más temo es no tener el tiempo suficiente para ayudarte a sanar esas heridas y expresarte todo mi amor.

—Hablamos después—volvió a recostarse cerrando los ojos.

Le acomodé el edredón y empecé a dejar leves caricias en su cabeza. Presione mis labios contra su pálida mejilla transmitiéndole mi amor y sin importar mis dudas le susurre al oído:

—Acepto.

—¿Estás segura?—abrió de nuevo sus preciosos ojos—No quiero que te arrepientas.

—La que teme eso soy yo. Temo no ser lo que tú esperabas—confieso mis inseguridades.

—Eres todo lo que espere y más. Mucho más, Anastasia—expresó con vehemencia.

Me incline hacia adelante dejando un tierno beso en sus labios, Christian prolongó más el momento hasta dejarnos sin aliento. Sus ojos aunque se veían cansados mostraron un tenue brillo especial que rara vez podía apreciar.

—Descansa—dije separándome de él.

Esbozó una débil sonrisa mientras cerro sus ojos. Quince minutos después su respiración se hizo acompasada quedándose dormido.

Levanté la ropa que supuse que era con la que salió del hospital, entre sus prendas venían dos pañuelos manchados de sangre evidenciando la gravedad de su enfermedad.

Mis ojos se inundaron en lágrimas, misma que retuve. Seguí recogiendo la ropa y la lleve al cuarto de lavado. Tener algo que hacer mantendrá mi mente alejada de esos tristes pensamientos que se generan al saber la verdad. Metí la ropa a la lavadora y busque otra cosa por hacer.

En la cocina me pongo a preparar la cena, algo liviano para que Christian pueda comer un poco. Taylor y Reynolds salen del área de servicio apareciéndose en la cocina. Muy silenciosos toman asiento en los taburetes de la isla. No digo nada y ellos tampoco lo hacen. Si hablo terminaré llorando y a estas alturas no creo poder contenerme.

En Contra del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora