Jack—Dime que está bien—supliqué.
—Su corazón se detuvo por varios minutos y siendo honesto es un milagro que hayas logrado restablecer su pulso, pero su estado es crítico. Su enfermedad sigue su curso y todo se complica con la encefalopatía hepática que desarrolló.
—Puedo ser su donante, Ethan. No perdamos más el tiempo.
—Lo siento. No puedo ir en contra de la decisión de tu padre.
—Esta muriendo—susurré lleno de impotencia.
—Y él lo sabe. Es su decisión.
—Déjame hacerlo—insistí—Se lo debo.
—Por esa razón no puedo permitirlo—dijo con firmeza.
Ethan palmeó mi hombro y camino hacia el área de cuidados intensivos. Me quedé viendo la pared sin saber que decirle a Ana, ella me espera afuera de la habitación de Christian, con la esperanza de una respuesta positiva.
Guardé unos minutos hasta que decidí ir con ella, en cuanto me vio corrió a mis brazos y sin decir una palabra comprendió lo que no me atrevía a pronunciar.
—Lo siento tanto.
—Tú no tienes la culpa, Jack.
—Debí...
—Haz hecho más de lo que cualquier otra persona ha hecho por él—me interrumpió—. Así que no te sientas culpable.
Eso es inevitable.
Por años viví creyendo que mi padre había dejado de beber y lo único que hizo fue ocultarlo. Hace tres años cuando su hígado empezó a fallar, él me prometió que dejaría de beber. Debí mudarme con él y asegurarme de que lo cumpliera.
Ana tomó asiento en la última silla del pasillo e inclinándose hacia adelante rezó en silencio. Caminé de vuelta a la habitación y me senté junto a él, quería hacerle saber que no lo dejaría y me quedaría a su lado hasta su último suspiro.
Sostuve la mano inerte de mi padre y dejé un beso en su mejilla.
—Ha sido un gran día—susurré, pensando en lo feliz que estaba por haber ido a Skagit—. Hemos tenido una buena pesca.
Estrechó débilmente mi mano y con cansancio fue abriendo sus ojos. No habló. Ya no tiene fuerzas para hacerlo, pero una vez más su mirada habló por él.
—Yo también te quiero, papá—esbozó una débil sonrisa y con dificultad asintió.
De nuevo besé su mejilla y dejé descansar mi frente sobre la de él. Quería decirle que temía continuar mi vida sin él. Sin embargo preferí expresarle mi gratitud.
—Me siento muy afortunado de tenerte cómo padre. Gracias por todo lo que has hecho por mí—sostuvo su mirada fijamente en la mía y una especie de satisfacción y paz se plasmó en su rostro—. Hiciste un buen trabajo, papá.
Tras unos minutos sus ojos se cerraron y pequeñas lágrimas descendieron por sus pálidas mejillas.
—Estaremos bien. Lo prometo—le tranquilicé mientras limpiaba sus lágrimas—. Cuidaré de ellos.
No estoy listo para despedirme de él así que empecé a hablarle de nuestras excursiones de fin de semana que siempre acostumbrábamos y de las innumerables aventuras que vivimos juntos. Todas las historias que algún día tendríamos por contar las resumí solo para verlo sonreír una vez más.
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En Contra del Tiempo
FanfictionSu tiempo juntos se volvió como una cuenta regresiva y temen que aquella terrible noticia finalmente se cumpla. Ana y Christian saben que el tiempo es lo mas valioso por eso prometen amarse hasta el final de sus días.