Capítulo 16

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Anastasia

—¿Que te pasa, Christian? Dime la verdad, por favor.

Él aparta su mirada de mi para contemplar la ciudad a través de la pared de cristal que se encuentra frente a nosotros. Sus hermosos ojos cada vez más se ven sin brillo y a pesar de su gesto impasible puedo percibir esa lucha que tiene para hablar.

—No puedo—musitó con tono cansado.

—¿Es tan grave para que no quieras hablar de ello?—pregunto con voz trémula.

Él se levanta del banquillo y al dar el primer paso se tambalea. Quise ayudarlo a tomar asiento de nuevo, pero él con delicadeza me aparto y aunque le resulta difícil dar un paso tras otro logra caminar despacio  hasta el ventanal. Posó su frente en el cristal con su respiración errática.

—Desde hace veintiocho años mi vida ha sido un infierno, Anastasia—su voz apenas si llegaba a ser un débil susurro, una opresión creció en mi pecho y temí seguir escuchándolo—Yo no quiero arrastrarte a eso.

—Podemos intentarlo.

—Ya no tengo la fuerza para eso. Te mereces a alguien mejor, a alguien que te de todo lo que yo ya no soy capaz de ofrecerte. Lo mejor que puedes hacer es alejarte de mi.

—Ni siquiera lo estás intentando—pronuncie con hilo de voz.

—Es mejor así.

—No lo es y lo sabes. Dices no querer herirme y es lo primero que haces. Te he dicho que te amo y tú me pides que me aleje. Eso es injusto, Christian.

—Yo no soy digno de tu amor—murmura.

Sin voltear a verme camina a su habitación dejándome con el corazón hecho añicos. Le he confesado mi amor y él insiste en apartarme. Dios sabe que he sido comprensiva con Christian, que no le he presionado, pero no puedo continuar así. Necesito respuestas que él se niega a darme. Estoy cansada de fingir que no me doy cuenta de lo que le pasa.

Permanezco en el salón con mis lágrimas amenazando por salir, hasta que finalmente lo hacen.

¿Por qué tenía que pasar todo de esta manera?

Es como si desde el principio esto estaba destinado a fracasar. Cuando avanzo un paso con Christian terminamos retrocediendo otros tres. Subo a mi habitación reviviendo cada una de sus palabras. En la cama lloro por mí, por él y por este amor que parece no tener un futuro.

Despierto con el corazón latiendo deprisa y esa sensación de desasosiego que me inquieta. Me preparo deprisa con el deseo inmenso de que todo esto acabe y pueda volver a casa.

Al bajar observo con tristeza el salón que presenció mi genuina declaración de amor. Este lugar ahora alberga un recuerdo doloroso.

Aclaro mis pensamientos y me concentro en el hombre que tengo enfrente.

—Buenos días, Reynolds.

—Buenos días, señorita Steele.

Él hace un gesto con la cabeza y me dedica una sonrisa compasiva.

—¿Y Taylor?

Reynolds ve hacia la habitación de Christian y contesta:

—Salió con el señor Grey desde temprano.

—¿Él se encuentra bien?

—No, Ana.

Ya no soy capaz de seguir preguntando, Reynolds se da cuenta de mi estado de ánimo y opta por no entablar una conversación. Salimos del apartamento y esta vez prefiero ir en el asiento trasero donde lloro en silencio, se que mi acompañante se da cuenta y agradezco que no hiciera preguntas. Va concentrado en la carretera fingiendo que no pasa nada.

En Contra del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora