Seré sincera, creo que el hecho de quedarme en su casa me entusiasma por el simple hecho de estar cerca de él, pero no puedo permitirme ese tipo de tonterías, no soy una adolescente. He aprendido a base de golpes no quedarme en casa de personas que no conosco pero sé que no me dejara quedarme en otro sitio y yo no puedo negarle eso, estoy en deuda con él.
-De acuerdo, gracias de nuevo J.D., te lo pagaré- él sonríe mostrando lo engreído que es, y lo mal pensado también. Me enciendo otro cigarro y le ofrezco uno a él, no para de mirarme y eso me pone muy nerviosa. Decido mirarle yo a él, pretendo incomodarle pero sé que no dará resultado.
-¿Quién ha ganado entonces la apuesta?- lo miro, lo miro y lo miro. Pienso pero sé que yo no la gané. Mi mano vuela hacia mi frente y lo miro de nuevo a los ojos- no me mires así, tampoco yo crucé la meta- ¡Genial! Me quedé sin saber de mi hermano. Un recuerdo vago me cruza la mente. Se trata del día en que me saqué el carne de conducir poco después de cumplir los dieciocho. Ese mismo día me fui de casa de mi tía a buscar a mi hermano, la primera noche fue la peor de todas. Recuerdo como tuve que dormir en mi coche y como sobre las tres y media de la madrugada unos jóvenes borrachos intentaron aprovecharse de mí y de mi soledad. No tuve otra opción que arrollarlos, espero que ninguno sufriera mucho más que el susto- podemos hacer una cosa- me dice de repente. Lo miro a los ojos y veo en ellos un brillo peligroso. Mi mente me suplica que me aleje de él, pero yo espero a que hable- yo quiero un beso y tú, información, ¿qué te parece si me das un beso y yo a cambio te doy la información que buscas?- me dice. Soy consciente de que mi cuerpo quiere traicionarme y unirse a él en un beso, mi mano quiere que le de una hostia y yo... yo no sé que es lo que quiero, ¿o sí?
-¿Y por qué no mejor me das la información y dependiendo de cómo sea te doy el beso?- le contesto rápidamente. Veo como sonríe y por un momento creo que me va a decir que no.
-De acuerdo, ¿de quién quieres saber, preciosa?- me pregunta. Mi cuerpo entero se relaja y, a la misma vez, mi corazón empieza a bombear aún con más fuerza. Lo miro y sé que le intriga lo que quiero saber. No espero más, precisamente porque yo soy la que más intriga tiene por saber, así que lo suelto.
-Pues de mi hermano- comienzo a decir. J.D. me frunce el ceño y yo continúo- se llama Alex, lo último que sé de él es que ahora conduce in Chevrolet Camaro amarillo con dos frangas sobre el capó y...- me freno en seco cuando veo a J.D. Éste frunce aún más él ceño y su mirada es aún más profunda y oscura.
-No puede ser... ¿Alex?- me pregunta mientras se levanta rápidamente del taburete que casi tira al suelo. Veo como entra en una habitación cercana a la cocina, escucho ruidos de cajones al cerrar y poco después aparece de nuevo en la cocina con una caja de metal, plateada. Pasa por mi espalda y su cercanía hace que un escalofrío me recorra la columna. Acto seguido se sienta y me pone delante de mis ojos, encima de la barra, la caja. Me dedico a mirarle a los ojos mientras cojo con fuerza la caja. Decido abrirla y ver que hay dentro de ella. Dentro encuentro varias.fotos. las cojo y comienzo a verlas una por una. Es él, mi hermano Alex. Sale en todas, en algunas sólo, en otras con J.D., en otras en su nuevo coche y en otras con una muchacha- es mi mejor amigo, un buen corredor. En está sale con mi hermana- me dice J.D. mientras me señala con el dedo una foto. Es preciosa. Observo como están uno al lado del otro, mirándose y sonriendo. Se ve tan bien, pero ha cambiado bastante- la primera vez que te vi me resultase tan familiar, ahora sé porque. ¿Sabes? Ambos tenéis los mismo ojos, esa mirada tan... poco temerosa al igual que la misma forma de conducir.
J.D. me explica cosas de mi hermano mientras yo miro las fotos detenidamente. Es verdad, yo tengo los mismo ojos verdes que mi hermano. También es moreno pero su piel es un poco más clara que la mía. Tiene una sonrisa preciosa y se ha cuidado muy bien. Se le ve guapísimo con esa barba de algunos días.
-Le encanta la velocidad y competir. Sabe bien como llevar un coche. Sí, decididamente eres igual a él. Ninguno teneis cuidado a la hora de correr- lo he encontrado... lo he encontrado, está aquí, por fin... no, aun no lo he encontrado, aun no lo he visto en persona, aun no lo he abrazado pero sé que mi largo trayecto a concurrido. Miro a J.D., este abre la boca para ablar, dejando entre ver su cuidada dentadura, su atrayente lengua y su pircing... oh dios, su pircing, siempre me han gustado los chicos con pircing, se que pareceré rara pero es algo que me encanta. Vuelve a cerrar la boca. Mira de nuevo la foto y escucho como me vuelve a habla- se fie ayer por la tarde- me dice. Levanto la cabeza de golpe sin darme cuenta de que a la vez me levanto también del taburete. Veo como J.D. se levanta de mi lado y me mira intensamente.
-¿Cómo que se ha ido? ¿A dónde?- le pregunto rápidamente. Él se acerca y veo como sus ojos se ensombrecen de forma muy rápida. A penas nos separan unos pocos milímetros y lucho contra mi cuerpo y su tentadora amenaza de caer entre sus brazos.
-Han detenido a tu padre y él ha tenido que irse a arreglarlo todo- me dice tranquilizadoramente- me llamó hoy para decirme que volvería en unas pocas horas- me dice. Mi cuerpo se relaja de nuevo, esta vez mi corazón da una pequeña, pero que muy pequeña, tregua. Aún está su cercanía... de pronto se separa de mí y me señala el salón. Yo me dirijo hasta él mientras contoneo las caderas delicadamente. Si él provoca en mí esa rara sensación, yo no pienso se menos. Escucho un gemido ahogado y sonrío triunfalmente.
Me muetra su salón, bastante acogedor. Es de tipo rústico con detalles modernos. Rara combianción pero me gusta. Me indica que me siente en su sofá de cuero beige. Lo hago y él se sienta conmigo. Me doy cuenta de que aún tengo en las manos la foto de mi hermano y la hermana de J.D. y decido preguntarle por ella.
-Aún no me has hablado de tu hermana- le digo. Veo como él me mira y abre la boca para decirme algo pero la puerta suena. Alguien llama a la puerta y mi corazón da un pingo para, acto seguido, no latir durante unos segundos. Veo como J.D. se levanta para abrir la puerta. Lo escucho hablar con alguien. Una voz femenina suena por todo el salón, por encima incluso de la música. Veo como J.D. se aparta un poco y logro verla. Es una mujer, bueno una adolescente, bueno no sé, es más joven que yo pero creo que no le saco muchos años. Es de mi altura, su pelo largo y castaño cae suavemente por su pecho y casi le llega a la cintura en suaves tirabuzones. me mira y sonríe. sus ojos son de un azul precioso, cualquier tío podría perderse fácilmente en ellos. Tiene una sonrisa preciosa y perfecta que debe provocar a cualquiera allá donde valla. Es delgada y viste un mono vaquero, ceñido y muy sexy. Me doy cuenta vagamente de que se trata de la hermana de J.D.
ESTÁS LEYENDO
Mi asfalto, tu cuerpo.
RomanceEl pasado me atormenta. No todas las heridas han sanado, y las que lo han hecho, amenazan con volver ha abrirse. Le tengo miedo al mundo aunque encierre el miedo bajo muros y muros. Ahora aparece él, arrogante, creído, posesivo y muy, pero que muy c...