Capítulo 27

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Hoy no trabajo y lo agradezco enormemente. Tras el duro día de ayer la cabeza me duele horrores. Me acerco al botiquín que está en el baño y busco alguna pastilla para el dolor mientras recuerdo el día siguiente a mi accidente, cuando J.D. me curaba la herida. Cuando tomo la pastilla guard de nuevo el botiquín en su correspondiente lugar y me dirijo al salón a ver la tele. Me encuentro sola en casa y, la verdad, es algo bastante extraño. En la casa siempre hay alguien. Desbloqueo el movil y le envio un mensaje a Abi para preguntarle donde está, me encuentro aburrida. Su contestación no tarda en llegar diciendo que se encuentra en la tienda de piezas con un pequeño problema con una entrega de piezas e invitándome a ir. No lo pienso dos veces y salgo de la casa en dirección a la tienda. En cuanto llego veo a Abi hablando por telefono junto a un hombre de unos cuarenta años con uniforme de repartidor. Me hace una señal para que entre mientras que ella termina. Cuando entro veo a Tania tras el mostrador y la saludo inmediatamente. Tras unos minutos de charla con ella me dedico a ver los estantes de la tienda observando que hay. Abi no tarda en entrar.
-Bueno ya está todo solucionado- me dice. Yo simplemente le asiento- vamos afuera a fumarnos un cigarros- me dice. Yo la sigo hasta la puerta y salimos a la entrada trasera de la tienda. Cojemos un cigarro y comenzamos a fumar mientras charlamos.
-Abi, ¿te apetece ir a tatuarte?- le digo. A ella se le ilumina la cara y veinte minutos después estabamos frente al estudio de tatuajes, acabándonos nuestros cigarros.
Entramos y nada más hacerlo me siento como en casa. Como aquellas tardes en el estudio de Max, haciéndo bocetos y dibujos, comiendo y bebiendo y a veces tatuando. No tengo ningún título ni nada pero Max me enseñó todo lo que él sabía. Sé usar las maquinas de delineado y las de sombrado, las he usado simples y rotativas, haciéndo tatuajes sobre piel de cerdo tanto en color como en blanco y negro. Incluso terminé tatuándole a él. Fue como un recordatorio de mí, le costó unos cinco meses convencerme de que era capaz de tatuar a una persona y terminé tatuándole la marca de mis labios en su muñeca derecha.
Todas las paredes estaban repletas de bocetos y otos de tatuajes. Eran bonitos, con líneas firmes y seguras, dibujos sexy en mujeres y duros en hombres, quien fuese el tatuador es bastante bueno.
Veo como Abi hace sonar un timbre y se escucha un débil "voy" en la voz de una mujer. Cuando atraviesa la puerta y entra en la misma sala donde ambas estamos me sorprende ver a una chica apenas tatuada. Sin rastro de piercings ni nada normal en tatuadores.
-Hola chicas, ¿que necesitáis?- nos dice la chica. La miro detenidamente y veo que sí está tatuada, sólo que sus tatuajes consisten en el delineado de los labios y los ojos.
-Quería pedir cita para un tatuajes- dice Abi. Veo como la chica nos sonríe y se gira sobre sus talones para asomar su rostro por la puerta que anteriormente había cruzado para atendernos.
-Brihanna, te buscan- dice. Se gira de nuevo y nos sonríe para acto seguido desaparecer de la sala.
No tarda mucho en llegar esa tal Brihanna, ésta chica si está bastante tatuada. Lleva un pantalón algo holgado vaquero y una camiseta de tirantas negra básica, dejando ver todos sus tatuajes. Entre ellos calaveras mexicanas, pinks ups, rosas y unas alas que se dejan ver vagamente en su espalda.
-Hola, chicas- nos dice. Nosotras le saludamos a la vez- ¿quien de las dos se quiere tatuar?- señale a Abi y Brihanna nos sonrió- bueno, pasad, ya terminé las citas por hoy y me apetece seguir tatuando.
Dicho esto, ambas pasamos por la puerta que nos separaba del verdadero estudio. En el centro de éste hay una camilla y a su lado una mesa con varios botes de tintas, gomillas esparcidas por ella para la maquina de tatuar, maquinas rotativas de sombreado y un par de ellas simples para el delinado, varias agujas de desecho y varios botes de alcohol. Seguimos a Brihanna hasta una pequeña mesa con varias sillas donde nos sentamos. Ella comienza a preguntarle a Abi como quiere el tatuaje y tras una media hora el boceto ya está hecho en el papel transfer hectográfico, ese papel en el que se hace el boceto y luego la tinta se pega a la piel para comenzar a tatuar. Hace que Abi le diga dónde lo quiere y ella le señala con el dedo alrededor de su muslo. Le dice que se tumbe en la camilla y se levante el pantalón corto que lleva. Ella lo hace y poco después el papel transfer está sobre su muslo, llenando de tinta y calcando el boceto sobre éste. No pasa mucho hasta que la maquina de delineado comienza a sonar y a pinchar sobre la vírgen piel de Abi, que aguanta los pinchazos con una sonrisa un tanto forzada.

Hora y media después salimos del estudio tras intercambiar números con ella y con la promesa de volver para tatuarme yo.
Volvemos a casa entre risas y cantos cada vez que suena una canción que a ambas nos gusta. El tatuaje a quedado precioso y es una frase que a Abi le viene como anillo al dedo, además, Brihanna se ha encargado de decorar la frase con unas flores bastantes bonitas.
En cuanto llegamos a casa vemos que Alex y J.D. están viendo un partido de fútbol mientras beben unas cervezas. En seguida tomamos unas cervezas y nos sentamos junto a los chicos para ver el partido, hasta que Alex ve el tatuaje de Abi y ambos chicos comienzan a observarlo.

De pronto el timbre suena, el repartidor de pizza habrá llegado con la pizza xxl de cuatro quesos que J.D. ha pedido para cenar. Me levanto y recojo la pizza mientras J.D. la paga. Me dirijo hacia la cocina con J.D. pisándome los talones. Alex está duchándose y Abi está en su cuarto huntándose la crema que le corresponde sobre el tatuaje. Suelto la enorme pizza sobre la mesa y me acerco a los cajones para cojer platos y vasos. Justo cuando paso por el lado de J.D. éste me toma del brazo y me acerca a él. Me toma de la cintura y me apega aún más, para hacer de este atrevido acercamiento un beso. Un beso voraz y morboso que me llena en seguida de calentura y necesidad, de deseo. Le sigo la danza que ambas lenguas practican para acro seguido terminar jugando con su piercing, algo que me eleva aún más la temperatura, notando como mi lívido sube.
Pero de pronto para y se aleja un poco de mí, es entonces cuando escucho pasos por las escaleras y me sonrojo. Me alejo de él y sigo con lo que estaba haciendo anteriormente.

La cena transcurre normalmente, llena de risas y bromas aunque con más de una mirada morbosa por parte de J.D. y más de una nerviosa por mi parte. Cuando terminamos de cenar Abi y yo fregamos los vasos y platos y me dirijo a la cama con la estúpida excusa de que estoy cansada. Entro a mi cuarto y me tumbo en la cama tras cambiarme de ropa. No tengo sueño apenas sólo que mi cuerpo está como flojo, sin ganas de estar en pie. De pronto mi móvil vibra y lo tomo entre mis manos para ver que se trata de un mensaje de J.D.
"En cuanto mi hermana y Alex se duerman, ven a mi cuarto, no pienso dejar a medias lo de antes, pequeña."
Lo leo una y otra vez hasta que decido que ésta vez seré yo quien lleve las riendas esta noche. Abro sigilosa mi armario y busco entre la ropa interior hasta que lo encuentro. Un conjunto negro y rojo de encaje a juego con unas medias de red y unas botas altas de mucho tacón. Sonrío y recuerdo el día en que lo compré. Era un día normal, bueno normal normal, no. Abi había decidido ir de compras y no exagero cuando digo que arrasa como un huracán en las tiendas. Habíamos entrado en un sex shop y tras reirnos bastante al ver todos los tipos de juguetes y consoladores, vimos el conjunto. Se suponía que era para ella así que no tuve ningún tipo de objección en el momento en que compró el conjunto junto con un par de esposas, claro que las objecciones llegaron cuando al llear a casa me dijo que era un regalo y tras una media hora o un poco más de pelea, tuve que acceder a quedármelo.
Tomo las prendas en mi mano junto a las botas y las esposas, esto sería divertido, morboso y exitante, muy exitante.

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora