Capítulo 24

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El móvil no para de vibrar. Termino cansándome y lo desbloqueo para mirar de que se trata. Tengo cinco llamadas de Abi, nueve de mi hermano y diecisiete de J.D. También tengo un par de mensajes suyos.
"Pequeña vuelve a la discoteca, lo que viste no es lo que realmente ha pasado, por favor ven y hablaremos" el primer mensaje me llegó a las tres y dos minutos de la madrugada.
"Jeannette vuelve ya, nos tienes preocupados y bastante enfadados, ! Ven ya¡" valla, el segundo muestra que está realmente enfadado conmigo, ya no me llama pequeña, ahora.vuelvo a ser Jeannette. El segundo mensaje llega cuando son las tres y treinta y seis, ya son las cuatro y diecinueve de la madrugada y estoy arta de llorar y lamentarme. Sé que debo volver y lo haré con la cabeza bien alta, paso de que J.D. crea que estaré para cuando le dé la gana y eso no es así. Arranco el coche y pongo música antes de nada. Suena la canción Quizás, de Wisin y Yandel;

«Dicen que es cosa de tontos, enamorarse tener sentimientos, amar hoy es solo cosa de un beso. Ya nadie se promete mas allá del tiempo nadie cree en lo eterno
Mi amor pero sólo por eso no tubimos que ser igual...»

Aparco el coche justo en frente de la puerta. Bajo lentamente de él y me acerco a la puerta con las llaves en la mano. No me da tiempo a meter la llave en la cerradura cuando Alex abre de golpe la puerta. Le miro a los ojos un poco avergonzada y esperando una regañina pero, en cambio, mi hermano me abraza fuertemente.
-No te vuelvas a ir así, nunca- yo asiento débilmente a la vez que pronuncio un «sí» a su oído. Me separo lentamente de él y veo como Abi llega casi corriendo hasta mí. Me abraza aún más fuerte que mi propio hermano y me susurra al oído que mañana hablaríamos. Sé que no es tonta, seguro que se a dado cuenta de que entre su hermano y yo hay algo. Es una chica lista y me conoce bien, aunque dudo que no lo supiese gracias a mi reacción, sólo espero que mi hermano no se haya dado cuenta.
Ignoro las miradas de J.D. y me excuso para irme a dormir. No tengo ganas de seguir calentándome la cabeza.
Subo las escaleras lentamente y me dirijo a mi habitación. En cuanto entro, me tumbo en la cama y espero a que el sueño me gane, aunque sé que eso será difícil.
Escucho como se abre la puerta de mi cuarto y me giro rápidamente, aunque dentro de mí algo me decía que sería él.
-Vete- le digo simplemente. Él me dedica una sombría mirada y no se mueve de su sitio en ningún momento- he dicho que...
-No me voy a ir hasta que hablemos- me dice tranquilamente a pesar de que, gracias a la poca luz que entra por la ventana, veo que está tenso.
-Tu y yo no tenemos nada de que hablar, eres libre de hacer lo que quieras y si lo que quieres es volver a tirarte a esa tipa, hazlo, por mí perfecto- le digo. Intento de parecer lo más tranquila posible pero sé que es para nada, sé que el débil temblor en mi voz es bastante perceptible para él. Decido darme media vuelta en la cama para evitar verle, espero que se dé cuenta de que no me importa para nada aunque dento de mí esté completamente rota. De pronto noto como el colchón se hunde a mi espalda y mi corazón comienza a bombear aún más rápido. Me doy la vuelta rápidamente y comienzo a empujarle para que se valla. No quiero que esté aquí, suficientemente difícil es ya esto como para tenerle cerca. Noto que me toma de las manos y rápidamente lo noto encima de mí, con su rostro enterrado en mi cuello.
-Nada es lo que parece, pequeña- me dice. Yo forcejeo intentando quitarmelo de encima pero sé que es imposible- me da igual que no quieras escucharme pero te lo voy a explicar de todas maneras.
-No quiero escucharte J.D.- le digo- Si no quieres irte, gritaré- le digo desafiante. Él me mira y, ante mi estupor, ríe suavemente.
-Gríta entonces- me dice. Yo frunzo el ceño pero me preparo para gritar el nombre de mi hermano- gríta si puedes- me dice justo antes de besarme para acalla el grito que estaba a punto de dar. Me besa violentamente pero a la vez cargado de ternura, de pasión. Los primeros segundos no reacciono pero en cuanto lo hago empiezo a forcejear de nuevo, sabiendo que es imposible que logre nada- Si intentas gritar o cualquier cosa para hecharme de aquí, volveré a besarte, podemos llevarnos lo que queda de noche así- me dice. Yo simplemente aprieto con fuerza las mandíbulas, enfurecida- Yo no la besé queriendo, Jeannette- me dice.
-No me importa- le digo cortante. Él suspira suavemente, parece estar perdiendo la paciencia.
-Ella se me abalanzó, ni siquiera la vi venir- me dice. En este instante no sé que pensar, mi cabeza me dice que miente pero mi corazón quiere creerle. Es la típica situación, tu cabeza dicta una cosa y tu corazón dicta otra, y siendo sincera, yo no sé por cual de las dos guiarme- sé que probablemente no me creerás pero al menos quiero que sepas que no lo hice porque quisiera ni nada por el estilo- me dice. Le miro a los ojos a pesar de que sólo veo su brillo- voy a soltarte, pero antes déjame hacer una cosa- me dice. Yo giro el rostro hacia mi derecha y suspiro débilmente. Noto como J.D. me suelta una mano y toma mi barbilla haciéndome girar el rostro hasta quedar mirándole. Noto como se acerca a mí lentamente pero no me muevo, no quiero moverme a pesar de todo. Pronto sus labios se juntan con los míos en un beso lento. Rozándo sólo los labios, en una suave caricia. Mi cuerpo tiembla al notar su ereccion en el interior de mi muslo izquierdo y noto como él se tensa. Muerde mi labio inferior y entonces asalta mi boca con su imparable lengua. Dándome un beso de nuevo violento pero cargado de promesas de placer, de intensidad, de morbo.
Pronto se separa y noto un hormigueo en mis labios. Me suelta la otra muñeca y se levanta de encima mía. Quiero pedirle que no se valla, que se quede. Que me bese y me acaricie. Que me haga el amor de nuevo, pero de mi garganta no sale ni rastro de voz. Dejo que se marche, no sin que antes él me mire de nuevo. Escucho la puerta cerrarse y es entonces cuando dirijo mis dedos indice y corazón hasta mi labio inferior. Lo rozo y noto que está hinchado. Suspiro e intento dormir de nuevo, ésta vez con suerte.

Me levanto bastante tarde, a la una y cuarto de la tarde. Me levanto y me doy una ducha rápida antes de bajar para comer algo. Bajo las escaleras costosamente. Mi cuerpo parece estar aun dormido y mi cabeza parece que va a estallar. Cuando llego a la cocina, sólo encuentro a J.D. Mi corazón vuelve a bombear más rápido cuando lo veo sin camisa, dejando su firme espalda a mi vista. Siento el incontrolable deseo de tocarle, de abrazarle o incluso besar y lamer sus tonificados hombros. Poco a poco él se da la vuelta y veo unas casi imperceptibles ojeras algo oscuras bajo sus ojos. Éstos me mira con un débil brillo casi apagado y yo inmediatamente intento acercarme a él. J.D. se aleja de mí mientras niega suavemente la cabeza. No lo entiendo para nada, no sé por qué me evita de esta manera. Le miro a los ojos y veo que está bastante confuso. Frunzo el ceño y asiento en señal de derrota, si no quiere un puñetero abrazo mío, pues muy bien, no lo tendrá. Me doy media vuelta y me dirijo hasta la cafetera. Pongo café para los cuatro y me siento en la mesa de la cocina a esperar que se haga. J.D. sigue cabizbajo en el mismo sitio donde lo dejé sólo que ésta vez se encuentra con los brazos apoyados en la encimera de granito. Lo miro disimuladamente y veo como sus músculos están fuertemente tensados, marcandose al más no poder y me siento en parte culpable por todo lo que ha ocurrido. Es ahora cuando las terribles ganas de matar a Natacha aparecen. Me levanto y busco mi neceser hasta que lo encuentro en la mesa baja que hay enfrente del televisor. Lo abro y cojo mi paquete de tabaco. Mientras me acerco a la mesa saco un cigarro y lo enciendo. Busco con la mirada un cenicero y cuando lo encuentro dejo el cigarro en él. Saco otro cigarro del paquete y me acerco hasta J.D. Le pongo suavemente la mano sobre el hueco de su hombro, notando como su piel se eriza, y dejo el cigarro junto al mechero sobre el trozo de encimera que supongo debe de ocupar su campo de visión. Acto seguido me dirijo hasta el cenicero, cojo mi cigarro y me dirijo hasta la cafetera para terminar de prepararme el café. No pasa ni un minuto cuando escucho el mechero encenderse. Sonrío débilmente sin que él me vea. La cafetera al fin termina y yo cojo un par de vasos y preparo café para mí y otro para él, aunque no estoy segura de que quiera. Lo dejo en la encimera y cojo el mío. Me alejo del él y me dirijo al salón donde me siento en uno de los sofás. Enciendo la tele y busco algun programa que pueda gustarme, aunque realmente no presto atención, estoy más pendiente de los movimientos de J.D.
-Sólo espero que te des cuenta de lo sucedido y puedas llegar a perdonarme- me dice justo al oído. Doy un leve respingo y giro el rostro hacia él. Su cara está a escasos milímetros de la mía y tengo una increíble necesidad de besarle pero él termina alejándose de mí, de nuevo.

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Chicas me teneis abandonada! Apenas recibo comentarios ni votos, me estais apenando :( y una escritora feliz es una escritora que escribe más y mejor ehh aver que recibo con este capítulo y aver que os parece... Besos!!

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora