Me levanto más temprano de lo normal, aunque últimamente apenas duermo. Cada vez que logro conciliar el sueño, la primera y única vez que he esado en los brazos de J.D. me ataca en sueños. No es una pesadilla, es un sueño, uno que me recuerda cada noche uno de los pocos episodios buenos de mi vida, pero odio levantarme completamente empapada y deseosa de él, también odio como después el recuerdo de nuestra pelea y nuestra distancia precede al odio y la necesidad de él y termino sollozando.
Me levanto de la cama y me voy hacia mi armario. Saco una camiseta de tirantas que tan solo cubre mi pecho y parte de mi abdomen blancas que tiene la frase "ONE LOVE" de color negro y un pantalón de chandal negro. Cojo también ropa interior y mi necesser de maquillaje. Acto seguido me marcho al baño. Me doy una ducha relajante aunque rápida. Cuando salgo me pongo.una toalla enrollada por mi cuerpo y otra en mi pelo. Cojo mi necesser y aplico base en mi rostro para tapar mis ojeras. No me maquillo nada más, no necesito maquillaje para trabajar en el taller. Seco un poco mi pelo y lo peino hasta que no queda ningun enredo y entonces me lo trenzo en una trenza de raíz. Cuando me seco el cuerpo, me visto y salgo en dirección a mi cuarto. Me pongo las deportivas y bajo hasta la cocina para prepararme un café. No pasa mucho hasta que Abi, mi hermano y J.D. bajan para desayunar. No me entretengo mucho con ellos así que salgo dispuesta a dar un vuelta con mi coche antes de que sea la hora para trabajar.
Tras unas vueltas sin rumbos y varios cigarros, aparco en frente de la entrada de atrás del taller y entro. Al primero que veo es a Kike. Lo saludo y enseguida busco algo que hacer. Finalmente me decido por un Opel Astra que necesita un nuevo color. Este trabajo me gusta, a pesar de ser simple, tan sólo por ser algo en lo que me especializé me gusta. Me monto en el coche tras abrir las puertas del taller de pintura y lo introduzco dentro. Una vez dentro cierro las puertas, me pongo el mono protector, los guantes y la mascara que me permitirá respirar aire limpio y no los gases tóxicos de la pintura. Preparo la pistola de pintura plateada y empapelo las partes del coche que no deben ser pintadas, como ruedas, espejos, ventanas...
Tras unas tres horas después, el coche ya está listo, a espera de secar por completo la pintura. Salgo del taller de pintura y me dirijo de nuevo al tablón de tareas.Alrededor de las doce y media es horade mi descanso. Salgo del taller y me dirijo a pie hasta la tienda que hay tres calles por detrás del taller a comprar algo con chocolate porque de lo contrario me caeré al suelo. J.D. hace como tres horas y media que llegó y entró al despacho. No ha vuelto a salir. Tan sólo me dirigió una leve mirada y se acercó a Kike para decirle algo. Me duele ver como me ignora, como ya no intenta hablar lo más mínimo conmigo, pero si él quiere jugar a ese juego, yo también jugaré.
De pronto escucho el sonido de un Audi a mi derecha y giro la cabeza hacia donde me viene el sonido. Veo pasar el inconfundible Audi negro con las franjas anaranjadas. A pesar de pasar rápidamente, a mí me a parecidi una eternidad, esperando con el corazón a punto de estallar que Tony no me viese. En el mismo instante en que el coche toma la otra calle cuesta arriba, comienzo a correr hasta el taller. Corro lo más rápido mintras sólo espero que no me vea. Cuando vislumbro la entrada.al taller veo a J.D. de espaldas a mí con el móvil en la mano y en el mismo instante en que giro la cabeza hacia mi izquierda, el coche de Tony está a unos veinte metros de mí. Corro aún más rápido hasta que casi atropello a J.D. que me ha visto correr y enseguida a soltado el móvil y a empezado a caminar a paso rápido hasta mí. Cuando llego el simplemente me abraza mientras yo intento, entre balbuceos, decirle que Tony está aquí. De pronto las manos que antes me acariciaban, consoladoras, mi espalada, se detienen. Levanto mi rostro hasta el de J.D. y veo como mira al frente. Temerosa me doy meia vuelta y veo a Tony a unos escasos cuatro metros de nosotros dos. Me doy la vuelta mientras que J.D. trata de esconderme en su espalda. Noto como cada uno de sus músculos están tensos bajo la fina tela de su blusa.
-¿Qué es lo que quieres?- le pregunta J.D. Veo como Tony no me quita los ojos de encima y comienzo a temblar débilmente, aunque a medida que su mirada se profundiza, mis temblores van a mayor- te he hecho una puta pregunta, Tony- sicea esta vez J.D.
-Sabes bién que es lo que quiero- le responde éste. Yo cierro por unos segundos los ojos, evitando así su mirada pero cuado los vuelvo a abrir, sus ojos no están sobre mí, sino sobre J.D.
-Dudo que te pueda ayudar con eso entonces, sabes bién qud pasa cuando alguien toca algo que no es suyo, y Jeanette es mía- le dice J.D. tranquilo a pesar de que sé que no lo está. Veo como Tony cierra fuertemente los puños y me temo que esté a punto de atacar a J.D.- mejor vete si no quieres que ésto valla a ponerse feo, Tony. Pero grabate en la mente que en estos barrios, todo se resuelve de una forma- veo como Tony vuelve a mirarme, esta vez con más odio aún.
-Estás equivocado J.D. Todo terminará muy distinto, por cierto, bonita novia- sisea Tony antes de darse media vuelta para marcharse. Noto como J.D. intenta andar hasta él pero lo detengo poniéndome delante de él.
-Jeannette, déjame, se merece...- noto su tono bastante enfadado.
-Déjalo ir por favor- le corto rápidamente. Veo como cierra fuertemente los ojos y su mandíbula se tensa haciéndo que las venas de su cuello se noten demasiado. Levanto mi mano derecha, que aún tiembla bastante, y le acaricio la mandíbula con ella. Rápidamente veo como se relaja y are los ojos para mirarme. Mirarme con una mirada llena de temor y a la vez morbo.
-Pequeña, lo de Natacha...- le corto rápidamente negando con la cabeza- hoy no piensas dejarme hablar ¿no?- me dice. Entonces río suavemente, descargando parte de los nervios contenidos. Veo como él sonríe y me siento aún mejor.
-Olvida lo de Natacha, te...- suspiro lentamente intentando quitar el temblor de mi voz- te creo- le digo por fin. J.D. me mira algo sorprendido, pero acto seguido lo veo sonreír suavemente. Veo como se acerca a mí lentamente, sin dejar de mirarme a los ojos hasta que sus labios tocan los míos en un beso que comienza lento y cariñoso y continua morboso, algo violento pero aún así no deja de lado el cariño. Es un beso necesitado, ansiado. Un beso que llena todos estos días alejada de él, todo esos sollozos, un beso que llena bastantes cosas. En el instante en que se separa le agarro de la mano y tiro de él en dirección a su despacho.
-Pequeña, necesitas...- me freno en seco y me giro hasta él, que me mira con el ceño fruncido.
-Te necesitos a ti, J.D.- le digo. Él me mira con la mirada cargada de pasión y asiente. Comienzo a tirar de nuevo de él hasta entrar en su despacho, donde rápidamente hecho las cortinas y cierro la puerta con llave. Me acerco a él y comienzo a besarle. Besos cortos y exigentes, mientras que nuestras prendas de ropa desaparecen poco a poco.
-Espera pequeña- me dice de repente. Yo paro de besar su cuello y le miro con el ceño fruncido. No sé que es lo que le pasa ahora para querer parar- voy a poner música para que los del taller no nos escuchen- me dice. Ahora lo entiendo y es entonces cuando asiento. Él se acerca al ordenador y enseguida escucho la música sonar no solo dentro del despacho sino también creo que en todo el taller.
J.D. se acerca a mí y comienza a besarme de nuevo de forma exigente y morbosa. Noto sus manos en mi culo y rápidamente me levanta y me encaja entre su cintura, haciéndome notar su erección y a la vez haciéndome jadear. J.D. me besa para acallar mis jadeos. Pronto la poca ropa que antes nos quedaba, desaparece y coloca la punta de su pene en mi entrada. Me penetra de una sola estacada que me hace jadear de placer. Bombea dentro de mí con rápidez y contundencia mientras me besa imparablemente.Estoy en un bar tomando una copa con Abi aunque no estamos solas. Nos acompaña un hombre que parece un campeón de boxeo. Maldita sea es un puto armario empotrado llamado Jared. J.D. le ha contratado para que no se separe de mí hasta que esté seguro de que Tony no está ni en la ciudad, ni en los alrededores. Al principio me sentí un poco incómoda pero a partir de que se sentara en la barra con nosotras y empezara a beber, enpezamos a charlar para conocernos. Resulta que necesitaba este trabajo para alimentar a sus dos hijos, uno de tres años y otro de cuatro meses. Conocemos bastante de él cuando decidimos volver a casa. Él tiene que estar con nosotras hasta que los chicos vuelvan de hacer uno de sus tratos. Me siento en el sofá con una Coca-Cola y comienzo a ver la tele.
Sobre las once y media de la noche J.D. y Alex vuelven a casa. Parece ser que el trato ha ido bastante bien porque le suelta a Jared un fajo de billetes que, por el rostro de éste, de seguro es más de lo que tenían acordado y varias bolsas de comida y demás cosas que neceitará. Este J.D. es muy bondadoso detrás de esa capa de engreído que tiene.----------------------------------------------------------------
Espero que os esté gustando la historia y que me lo hagáis saber, para quién crea que ha estado aburrida últimamente, mañana habrá otro capítulo que espero cree la mismas sensaciones que yo he setido al escribirlo, un beso a tod@s!!!
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Mi asfalto, tu cuerpo.
RomanceEl pasado me atormenta. No todas las heridas han sanado, y las que lo han hecho, amenazan con volver ha abrirse. Le tengo miedo al mundo aunque encierre el miedo bajo muros y muros. Ahora aparece él, arrogante, creído, posesivo y muy, pero que muy c...