Capítulo 33

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Me dirijo al límite de la ciudad donde todo es más tranquilo y barato ya que no he traido mucho conmigo. Tras varias vueltas encuentro un motel que está bastante mejor que los anteriores aunque su aspecto no sea para nada el mejor. Aparco el coche donde lo pueda ver y entro a preguntar si hay alguna habitación libre. Agarro el pomo y nada más abrir huelo a humedad. Santa mierda, ¿a dónde he venido a parar? Suspiro lentamente sacando de mi interior el sentimiento repulsivo que siento ahora mismo en mi interio. Ánimos Jeannette, has dormido en lugares peores. Me acerco a lo que, supongo, será la recepción y veo a un mujer mayor detrás de ésta. A simple vista parece ser simpática por lo que le pregunto amablemente su queda alguna habitación libre.
-Claro cariño, hay varias pero te daré la mejor por ser para una chica tan bonita ¿vale?- me dice mientras toma mi mano dándole unos suaves toques con su palma izquierda. Hace girar su silla y toma del panel de corcho de su espalda una llave en la que pone el número diecisiete. Cojo de mi bolsillo treinta euros y se los doy a pesar de que la noche cuesta veinte, que se quede la vuelta. Tomo en mis manos la llave y recojo mi macuto para acceder a mi habitación, menos mal que al menos hay ascensor.
Meto la llave en la cerradura y abro la puerta para encontrarme una habitación visiblemente cuidada. En el techo hay marcas de humedad y algunas cosas pero menos es nada. Agarro mi macuto y lo abro en busca de algo cómodo que haga de pijama. Tomo una camisera de tirantas y un pantalón corto para dormir y me tumbo en mi nueva cama para escuchar música. Es tarde pero no tengo ni pisca de sueño así que me preparo para una noche de insomnio, una no he larga y dura de insomnio, pensamientos y recuerdos. Mis recuerdos van directamente a J.D. y al día de la carrera en que lo conocí, cuando cerramos el trato de la apuesta. Maldita sea, se suponía que todo debería ir bien, una carrera, velocidad y luego o bien la información o bien el beso, nada de accidentes ni bullas, pero así lo quiso el destino. Quiso que detrás de los golpes y las violaciones llegara él, con sus enfados y sonrisas, con sus malos humores y sus caricias, con su forma ruda y delicada de tratarme, pero sobre todo con sus besos. Unos besos que poco a poco se han grabado a fuego en mi interior y que ahora queman más que nunca. Otro recuerdo viene a mi mente, la primera noche que pasé en sus brazos. Una noche que recordaría más allá de la muerte. Creí que sería rudo y violento en la cama y al final resultó ser cariñoso y atento. Recuerdo cada segundo de esa noche y mi piel se eriza como si de nuevo sintiera su tacto. Es increíble como él puede causar tantas sensaciones en mí pero lo hace y si soy sincera, no me arrepiento de ni un sólo segundo de los que pasé a su lado, si esto ya no tiene solución haré frente a mis sentimientos como siempre lo he hecho. No seré de esas chicas que se lamenten y quieran por todos los medios olvidar ese amor que es inolvidable, tan sólo aprenderé a vivir con él, aprenderé a camuflar mis sentimientos y ya está. Es lo que mejor puedo hacer ya que me propusiera olvidarle sería imposible, él está completamente grabado en mi interior.
De pronto escucho como alguien llama a mi puerta. De seguro que es la recepcionista. Me quito los cascos y escucho de nuevo ese suave toque en la puerta.
-Ya va- digo un poco fuerte para que se entere. Me acerco a la puerta y la abro.
-Hola preciosa- me dice. Mi cuerpo comienza a temblar y a retroceder instantáneamente- ¿no me invitas a pasar? Qué maleducada eres con los viejos amigos bonita- veo como Toni mantiene esa expresión divertida en su rostro y comienzo a sentir en mi interior aún más horror del que ya sentía. Veo como comienza a entrar y cierra la puerta con llave- la última vez no me dejastes divertirme para nada, espero que ahora no haya ningún tipo de problema bebé- me dice mientras que se acerca. Yo miro por el rabillo del ojo a ambos lados de la habitación viendo a dónde puedo ir, hasta que veo el baño. Comienzo a correr pero veo que Tony me vio las intenciones ya que me toma del brazo y me hace caer de rodillas en el suelo. Intento levantarme pero Toni me lo impide.
-Bebé... ¿qué haré contigo?- dice Toni fingiendo estar pensando- bueno... Ya sé- veo como coje un maletín que traía y que ni siquiera había visto y lo coloca sobre la cama. Lo abre y veo que saca una videocámara y la coloca sobre un estante enfocando hacia donde estoy- te voy a hacer mía y lo grabaré para que J.D. vea quien ha ganado- me dice mientras sigue colocando la cámara en diferentes lugares, provando desde dónde se vería mejor. Es entonces cuando recuerdo mi navaja. Intento pensar y recordar donde la puse hasta que mi cabeza hace click; en el pantalón que llevaba antes de ponerme el pijama. Miro por el suelo de la habitación hasta que doy con el a un escaso metro de mí. Me acerco lentamente hacia mi pantalón, tratando de que Toni no me vea. Estoy a escasos centímetros del pantalón, toco por encima de los bolsillos hasta que noto su estructura. La saco cuidadosamente guardándola en mi bolsillo derecho del pantalón que llevo puesto. Entonces me pongo en pie.
-Veras que sorpresa se va a llevar cuando vea a su querida amada con otro- rie de forma estruendosa. En ese instante siento la fatiga de nuevo subir pero la freno. Debo de tenerle mucho asco como para querer vomitar. Me paro a su espalda y agarro la navaja a mi espalda, abriéndola.
-Eres un maldito y asqueroso pervertido- le digo con asco y repugnancia. Él se gira sonriente y me mira de arriba a abajo con deseo mientras que yo rezo porque no me toque un pelo. Veo que se acerca a mí y es entonces cuando saco la navaja dispuesta a clavarla en su piel pero él me evita. Entonces comienza el forcejeo. Noto como mantiene mi muñeca agarrada controlando así la navaja pero la adrenalina que siento me da el coraje y la tensión necesaria para poder deshacerme de su agarre e intentar de nuevo dañarle, esta vez la afilada hoja de la navaja produce un corte en la mejilla de Toni, provocando que inmediatamente ésta comienze a sangrar abundantemente. Veo como se lleva la mano a la mejilla y su mirada se vuelve oscura de ira y maldad en el momento en que toca la sangre. Agarro fuertemente la navaja manchada de sangre y espero a que se acerque de nuevo, esta vez sintiéndome más valiente y decidida. Veo como se acerca pero esta vez no me tiembla el pulso, mi cabeza a desconectado, tan solo pienso en salir bien de esta para poder volver a ver a J.D. La cosa se complica pero logro clavar la navaja en su muslo derecho y luego todo se vuelve negro.

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Antes de que me mateis, vengais a buscarme y me secuestreis o algo por el estilo, intentaré subir rápidamente os quieroo

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora