Capítulo 1 (No me quedaba otra que amarte)

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Esta novela es la segunda parte de Mi asfalto, tu cuerpo. Se trata de una novela narrada por J.D. ¡Espero que os guste!

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Termino lo que hay en mi vaso justo en el momento en que alguien golpea mi hombro. Me doy media vuelta y veo que se trata de Héctor.
-¿Otra vez bebiendo a lo loco?- me dice con cierto tono de reproche. Lo miro vacilante y comienzo a reír- hay cambio de planes, una chica nueva en la carrera de esta noche, se llama... ¿Jeny? ¿Jessie?- veo como mira en la lista mientras intenta recordar el nombre de esa chica- eso, Jeannette, maldita sea no sé como se me olvida- dice. Niego débilmente con la cabeza y veo como Natacha se acerca. Maldita sea, esta mujer tan puntual como siempre. Veo como Héctor la ve y levanta una ceja para acto seguido dirigir su mirada hasta mí y negar con la cabeza- eres un maldito caso perdido.
-Hola amor- cierro fuertemente los ojos ante la chillona voz de Natacha y ruego porque haya llamado así a otro de sus malditos ligues de una noche y no a mí pero esa posibilidad queda descartada en el instante en que sus delgadas manos me abrazan por la cintura.
-Te he dicho mil veces que no me llames así, sabes que tú y yo no somos nada, acéptalo- le digo enfadado mientras que agarro sus manos y deshago su abrazo. Ella me mira con el ceño fruncido y comienza a despotricar todo tipo del maldiciones mientras que noto como mi cabeza comienza doler gracias a ella. Decido irme porque estoy arto de ella. Camino a paso ligero hasta que la pierdo de vista. Es entonces cuando tomo mi móvil para escribirle a Héctor. Estoy escribiéndole cuando veo al lejos una cabellera morena y lisa que no me resulta para nada familiar. Mantengo mi mirada puesta en esa cabellera hasta que la chica se la media vuelta y veo su rostro y parte de su cuerpo. Maldita sea está bastante buena. Tiene cara aniñada pero su justo toque de madurez que hace creer que es una chica inteligente. Miro al lejos sus ojos verdes esmeraldas que parecen esconder mil secretos y que la hacen aún más atractiva a mis ojos. Intento seguirla con la mirada pero en este sitio hay mucha gente y termino perdiéndola de vista así que decido seguir dando una vuelta a ver que me encuentro.
No tardo mucho en toparme con mi hemana menor Abi que sonríe preciosa mientras charla con Tania la novia de Héctor. Me acerco a ella y la abrazo por la espalda mientras le doy un beso en su mejilla. Ella me sonríe y paso a saludar a Tania.
-¿Sabes algo de Alex?- le pregunto a mi hermana. Ella me dice que volverá en dos o tres días y me quedo más tranquilo. Alex es el novio de mi hermana. Llegó aquí hace unos años y os hicimos bastante amigos, con el tiempo abrimos a medias un taller y ahora todo nos va fenomenal, él sale con mi hermana y la cuida bastante y me ayuda con el taller y con otros trapicheos, aunque ahora lleva unos días fuera y que detuvieron a su padre y tuvo que ir a arreglar papeleos. Hablando de Alex... Cojo mi móvil y busco entre los contactos el número del detective privado que busca a la hermana menor de Alex. Desapareció hace unos años y hemos contratado bastantes detectives desde entonces.
-¿Tienes algo?- le pregunto. Escucho de fondo el ruido de un coche y música.
-No, esta chica es difícil de encontrar, cada vez que encuentro algo...- dice pero lo interrumpo.
-Haz lo que haga falta para encontrarla, nadie desaparece como por arte de magia, si en esa semana no tienes algo sólido, te quedas sin dinero- le digo enfadado. Maldita sea no puede ser tan difícil encontrar a una joven como ella, algún rastro habrá dejado. Me despido de mi hermana y Tania y me marcho en busca de algo para tomar. La noche se torna cerrada y tengo un mal presentimiento que cierra mi garganta como si fuera un nudo, nudo que deshago al encenderme un pitillo. Al lejos veo un Volskwagen Golf que me llama la atención. Me acerco a él y veo que no me suena de los alrededores. Veo que a un lado tiene un precioso aerografiado en el que pone Jeannette. Será de la nueva que corre hoy, esa bonita chica de la cabellera morena.
-¿Qué pasa? ¿te gusta o no mi coche?- me dice una dulce voz. Me doy media vuelta mientras le doy una calada a mi pitillo.
Es ella.
La miro de arriba a abajo, grabándo en mi mente cada centímetro de ella sin darme cuenta. Tras unos segundos mi cabeza reacciona y llevo la mano a mi bolsillo derecho, sacando de él un paquete de tabaco y ofreciéndole. Ella lo acepta con tranquilidad mientras no me quita la vista de encima.
-Jeannette ¿no es así?- le digo. Ella asiente con el ceño levemente fruncido. Tras unos sengundos en los que me quedo de nuevo completamente ipnotizado en ella, y especialmente en sus carnosos y apetecibles labios, vuelvo a hablar- Mi nombre es J.D. y también concurso en la carrera, pero me supongo que ya te habrás dado cuenta, preciosa- le digo dandome cuenta de que mi voz a sonado ronca. Le doy una calada a mi cigarro y suelto el aire lentamente mientras la miro nuevamente. Mis ojos, sin darme cuenta, aterrizan en sus caderas. Unas caderas que lejos de parecer de avispa como la mayoria de las tias de aquí que solo buscan un polvo. Sus caderas son un perfecto comjunto de suave y provocadoras curvas que provocan que mi entrepierna se endurezca dolorosamente sin darme cuenta, llamando mi atención debido a que hace años que eso no pasa. Le doy una nueva calada deseando poder quitar mi vista de esa chica para evitar que notase el bulto que hasta ahora se había quedado limitado gracias a los pantalones vaqueros.
-Dice la gente que vas a volver a ganar esta noche, pero lo que no sabe la gente es que no pienso ponertelo fácil- me dice. De mi garganta sale una risotada al escuchar esas palabras de su boca. Paro rápidamente, no quiero que crea que me río de ella pero veo en su rostro que es tarde, está débilmente sonrojada. Hago una nota mental de morderme la lengua para la próxima cuando veo su mirada furiosa.
-No lo dudo pequeña, sé que sabes lo que haces y estoy dispuesto a darte un buen espectáculo, pero, ¿y si hacemos esta carrera aún más interesante?- veo como ella entrecierra los ojos mirándome con curiosidad. Pienso en hacer una apuesta, son comunes pero normalmente se apuesta dinero y es que estas carreras mueven mucho pero no quiero dinero de ella... Miro atento y embelesado sus labios antes de hablar- Podemos apostar, si yo gano quiero un beso tuyo, y si ganas tú...- veo como me mira mientras sonríe pícaramente, mostrándome una sonrisa perfecta y cuidada. Maldito seas, José David... No te dejes engañar por esa carita bonita... esa sonrisa pícara y atrayentes, esas piernas largas y bonitas enfundadas en un pantalón pitillo que de seguro le hace un trasero increíble... ¡J.D.!
-Y si yo gano, quiero información- su parte me sorprende. Información... Supongo que será información sobre alguien porque el tipo de información que suele intercambiarse es sobre trapicheos y cosas así y dudo que una joven como ella haga algo de eso. De pronto la voz de Héctor llega a mis oídos y lo saludo rápidamente.
-Chicos, la carrera va a empezar ya. Tenéis que ir hasta la línea de salida, yo voy a buscar a los demás corredores- nos dice mientras mira una lista entre sus manos. Se despide tan rápido como ha saludado y se va. Me doy media vuelta y vuelvo a mirar a aquella pequeña monada. Me acerco a ella bajo su atenta mirada. Me acerco a su rostro y beso su mejilla lentamente mientras pienso algo que decir. Finalmente me decido por una escueta pero sincera promesa al decirle que terminaré besándola.

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Hasta aquí el primer capítulo de No me quedaba otra que amarte. Espero que os guste y me lo hagáis saber mediante votos y comentarios, mientras mas apoyo tenga mejor escribiré y a más personas les llegará las historias (Mi asfalto, tu cuerpo y No me quedaba otra que amarte) os quieroo!!

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora