Capítulo 23

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Agarro el volante y me dirijo lentamente a la línea de salida. Compruebo que todo esta en orden y que todas las chicas están a mis lados. Veo a Abi y a la novia de Héctor, al lado de ésta, Natacha. Veo como me mira algo furiosa y esta escenita comienza a parecerme demasiado graciosa. Héctor hace sonar una bocina y comienza a explicar las reglas de la carrera; cinturones puestos, nada de atajos, nada de golpearnos... Lo de siempre. Espero a que termine con la mente en blanco mientras me concentro en mi coche. Tengo que empezar fuerte para ganar ventaja. Le doy volumen a la radio y me ambiento con la letra de la canción de Plakito, de Yandel.

«Acompáñame
Deja que nuestros cuerpos se unan por primera vez, para mi sería un placer, tener tu cuerpo junto al mío, acaricando pa' quitarnos el frío...»

La bocina vuelve a sonar dando comienzo a la carrera. Acelero rápidamente y logro posicionarme segunda, detrás de Abi. Sonrío para mí misma y acelero aún más colocandome a su lado. La miro a través del cristal y le sonrío. Ella me devuelve la sonrisa, pero su gesto cambia en cuanto mira por el retrovisor. Veo como me mira y me hace entender con un gesto que mire atrás. Lo hago y veo que Natacha se acerca considerablemente a nosotras. Le sonrío a Abi y subo el volumen de la música. No pienso dejar que me gane. Cojemos una curva a la derecha y luego seguimos rectos como unos treinta metros para volver a girar, ésta vez a la izquierda. Cuando quiero darme cuenta Abi a quedado atrás y Natacha me pisa los talones. A penas quedan unos metros para la rotonda donde tenemos que dar la vuelta. Acelero y en cuanto llego a la rotonda piso el freno, provoncando que el coche se deslice por el suelo dando un giro perfecto al rededor de ésta. Gano unos segundos de oro que me permiten sacarle algo de ventaja a Natacha. Cojo las mismas calles anteriores y en cuanto veo la recta pulso el nitrógeno. El acelerón es increíble y temo no lograr mantener el coche bajo mi control pero lo logro. Paso primera por la línea de meta y doy un giro de trescientos sesenta grados, posicionando el coche de cara al de Natacha que está entrando. Ella frena justo a menos de medio metro del parachoques de mi querido coche y veo que se baja del suyo furiosa.
-¿Te crees mejor por ganarme en una simple carrera?- me pregunta. Yo río y me acerco a ella.
-No me creo mejor, pero acéptalo, te he ganado y no sólo con ésta carrera- le contesto mientras dirijo mi mirada hacia donde está J.D. Ella dirije su mirada hasta él y luego me mira a mí aún más furiosa. Temo que valla a estallar de bunas a primeras, ya que su rostro se está tornando cada vez más rojo. Por el rabillo del ojo veo como J.D. salta una valla de las muchas que crean el perímetro de seguridad para el público y como se acerca rápidamente hacia nosotras.
-No tienes nada que a él le pueda gustar, sólo te usará y luego volverá a mí- me dice con una sonrisa, acto seguido se marcha hacia su coche, se monta y se marcha, no sin antes mirar de manera condescendiente a J.D. pero éste ni repara en ella, li que me alegra enormemente. Paso de sus palabras y me acerco a Abi que se acerca rápidamente a mí para ver que es lo que pasa. Cuando llega me abraza fuertemente.
-¿Me he perdido algo?- me dice al oído. Yo me río mientras me separo de ella.
-Sí, te has perdido a una envidiosa fatal- le contesto mientras ella ríe.

Cuando termino de saludar a Alex, J.D. y el resto de corredoras que conosco, decidimos ir a alguna discoteca a pasarlo bien y celebrar mi victoria, eso sí, me toca invitar por haber ganado la inmejorable cantidad de tres mil quinientos euros. Bebemos y bailamos durante bastante rato. La noche no podría estar yendo mejor. Veo como J.D. está hablando con mi hermano en un lado mientras me dedica algunas mirada prometedoras. Le sonrío a escondidas de mi hermano y Abi y él me dedica una mirada aún más incandescente. Me alegra saber que puedo provocar en él.
-Nena, vamos a por otro cubata ¿No?- me dice de repente Abi. La miro y asiento rápidamente. Ella sonríe y nos acercamos a la barra. Allí un chico bastante atractivo nos atiende, mientras nos da algo de conversación. Es alto, como un metro ochenta y cinco por ahí, moreno con algunas mechas rubias y de ojos oscuros. Se nota a leguas que quiere algo con alguna de nosotras dos pero Abi se encarga de que nos atienda rápido. No quiere perderse ni un solo minuto de esta noche. Con los cubatas en la mano, Abi propone salir a la puerta a fumar un cigarro para despejarnos del ambiente cargado del interior de la discoteca. Ambas salimos y enseguida vemos una mesa con tres taburetes. Nos acercamos y ambas nos sentamos. Saco del bolsillo el paquete de tabaco y le ofresco uno a Abi. Ella lo acepta y lo enciende. La charla comienza rápidamente y se torna bastante fluida. Hablamos sobre la carrera y sobre Natacha. La verdad es que sé que tendré problemas con ella tarde o temprano pero no es algo que me importe mucho, es verdad que evito en la medida de lo posible los problemas pero no dejo que nadie pase por encima de mí. Es algo que aprendí tras la mala experiencia con Tony. Sea hombre o mujer he aprendido que no puedo dejar que me cojan por idiota o todo está acabado para mí.
-¿Qué piensas del tatuaje?- me dice Abi. Me doy cuenta de que no la he escuchado y me siento mal por no hacerlo.
-Perdona no estaba escuchandote, ¿qué decías?- le digo rápidamente.
-Digo que me quiero tatuar- comienza. Yo la miro ilusionada, siempre me ha gustado los tatuajes- algo así como "panta rei"- la miro y asiento. Todo fluye, en el latín clasico. Es una frase bastante buena y simple pero a la vez deja un modo de pensar bastante complejo. Me gusta.
-Me parece que no hay que tardar, es más, mañana vamos a qué te lo hagas, te lo regalo- al principio se niega pero con lo cabezota que soy termina accediendo. Otra cosa no le queda. Nos encendemos otro cigarro mientras charlamos sobre su tatuaje. Quizás me tatue yo también. Cuando consumimos nuestro cigarro decidimos entrar, pedir otra bebida y alcanzar a los chicos. Pasamos por la barra y pedimos Ron con Coca-Cola. Esquivamos a varias chicas que bailan y a varios babosos que quieren que les aporrée sus partes débiles. Me cuesta ver, en la pista de baile, a los chicos así que tomo de la mano a Abi miemtras bebo cuidadosamente de mi vaso. Paro cuando estoy cerca de los baños. Tengo la vejiga a punto de estallar, es por culpa del alcohol. Le digo a Abi de entrar y ella accede enseguida, seguro que ella también necesita usarlos. Entro y me fastidia tener que esperar la pequeña cola que hay. Miro de soslayo a la chicas que hay. Casi todas visten vestidos diminutos que no dejan nada a la imaginación, las que ni visten vestidos llevan pantaloncitos tan escuetos que dejan ver casi todo su trasero. No me jusguen, no tengo nada en contra de ellas, pero hay que tener algo de dignidad. Cuando por fin Abi y yo entramos y vaciamos nuestras vejigas nos dirigimos de nuevo a la pista. Trato de no empapar a nadie con mi cubata y, a la vez, no mancharme a mí misma. Cuando por fin veo a Alex, noto que éste está sólo con Héctor. Hecho una mirada rápida hasta que mis ojos se paran en una pareja, besándose, una pareja que no esperaba para nada; J.D. y Natacha. Noto como mi vaso de cubata se resbala de mis dedos, estreyándose en el suelo, haciéndose añicos. Veo a J.D. separarse de ella y dirigir su mirada hasta chocar con la mía, una mirada extraña, cargda de lamentos. Mi cabeza da muchas vueltas y comienzo a sentirme fatal. Me escabullo entre la gente notando como la ira y la furia me llena por dentro, a la paz que las lágrimas corren por mis mejillas. Escucho como me llaman pero no paro, sigo corriendo hasta mi coche. Me monto rápidamente y arranco de inmediato. Callejeo por muchas calles, llena de furia, llena de dolor y temor a haber sido usada. Me detengo en la entrada a una playa. Casi estoy en la otra punta de la ciudad. Bajo lentamente del coche y camino hasta la playa mientras noto que mi cuerpo pesa demasiado. Me siento a unos metros de la orilla y enciendo temblorosa un cigarro. Observo como la luna se refleja en el agua, normalmente sería algo precioso, digno de presenciar pero no ahora, ahora sólo se repite en mi cabeza lo que Natacha me dijo horas antes; "No tienes nada que a él le pueda gustar, sólo te usará y luego volverá a mí".

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora