Capítulo 29

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Chicas, tan sólo una cosa, espeo que este regalito que os hago por ser mis amores, os guste,.un besooo!

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Ha pasado ya casi un mes desde que nuestra rara relación se medio formalizó. Sé que nuestra "relación" de alguna manera sólo es sexo pero ha veces son mimos, abrazos, cariño... Sé que J.D. no está preparado para una relación y yo no seré quien lo presione pero algo dentro de mí me dice que algo terminará mal.
Tomo dos Coca-Colas del frigorífico y me siento en el sofá junto a Abi. Estamos viendo una película que me encanta, El Rey Escorpión, esa en la que el protagonista es Dwayne Johnson. Tomo un puñado de palomitas mientras veo al tremendo musculitos pelear. Hay que decir la verdad, está demasiado bueno. Sé que lo normal es que cuando dos chicas ven una película sea de amor pero ni Abi ni yo somos de esas, a nosotras nos encanta la acción. Pronto la película termina y Abi y yo quedamos con ganas de ver más Dwayne. Decidimos que al día siguiente haríamos maratón de alguna de sus películas ya que hoy es tarde oara ver otra, J.D. y Alex deben estar al llegar. Nos dirigimos a la cocina y decidimos hacer pasta a la boloñesa para cenar.
-Que rico huele, mis dos bellezas- escucho la voz de Alex dirigirse a nosotras. Apago el cigarro en el cenicero más cercano a mí y me acerco a mi hermano para darle dos besos en las mejillas. Miro a J.D. y noto que está algo despistado ya que su móvil comienza a sonar y no se percata ni del sonido. Le agarro del hombro y ante mi contacto se sobresalta pero pronto se percata del sonido y se dirige hacia su despacho para atender la llamada.
Escucho música y pongo atención en la canción, Amor Prohibido de Baby Rasta & Gringo.

«Hacemos el amor al aire libre con la brisa
Cuerpo con cuerpo así sentimos el calor
Hago lo que quieras que hoy yo no ando con prisa
Te quedas conmigo hasta que salga el sol»

La cena transcurre tranquila aunque noto perfectamente que J.D. está tenso. Evito en lo posible mirarle porque sé que si nuestras miradas se encuentran, teminaré preguntándole con éstas el porqué de su inquietud. Pronto terminamos y Abi y Alex friegan los platos y demás utensilios mientras nos preguntan si queremos acompañarles a dar una vuelta. Yo me excuso diciéndole que me duele la cabeza y J.D. dice que se niega a dejarme sóla con Tony cerca. Mi cabeza no duele, pero seamos realistas, son parejas, necesitan intimidad. Subo a mi cuarto y me pongo un chándal a modo de pijama y una blusa que deja ver mi cintura por completo. Me recuesto en la cama y coloco mis auriculares y coloco música mintras espero a que mi hemano y Abi se vallan para poder hablar con J.D. Suena Mía de Prince Royce.

« No te asombres...si una noche
entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía
Bien conoces...mis errores
el egoísmo de ser dueño de tu vida
Eres mía, mía, mía, mía
no te hagas la loca, eso muy bien ya lo sabias»

La lista de reproducción avanza con cada canción hasta que me percato de que ha pasado como media hora. Me quito los auriculares y me dirijo a la habitación de J.D. Abro sin llamar como es costumbre, aunque pronto me arrepiento de hacerlo.
Veo a J.D. tumbado en el suelo, con una caja a un lado y muchas fotos en el suelo desparramadas, peo hay algo en su mano derecha que me llama la atención, un anillo.
-Deberías llamar a la puerta, maldita sea- me dice. Veo como levanta el rostro y me percato rápidamente de que ha estado llorando. Me acerco a él arrodillándome a su lado pero cuando intento tocarle para consolarle, él se aleja de mí como si mi contacto quemara. Miro al suelo y veo foto de quien creo que es Diana. Hay muchas de ella y él juntos y de pronto algo hace click en mi interior, la ama.
-Aún la amas ¿no?- le digo suavemente. Veo como él dirige su mirada, que antes estaba perdida, hacia mí velozmente. Veo como su mirada y todo su rostro reflejan ira y furia y creo que debería irme.
-Eso a tí no te incumbe- me dice lentamente, resaltando cada sílaba de la frase. Lo miro atónita. En este último mes no hemos peleado estando a solas en ningún momento, sólo con Abi o mi hemano cerca y no eran peleas, solo discusiones de las cuales horas más tarde nos reíamos pero no sé a que viene hablarme así.
-De acuerdo, no quieres ayuda, pues quedate con tu ira, tu furia y todo lo que tengas y te lo guardas donde te quepa- le digo con odio.
-Tú no lo entiendes...- sisea amenazadoramente mientras se levanta del suelo y se acerca a mí a grandes zancadas.
-Tienes razón, no entiendo, no entiendo lo que es que la persona que más amas muera, pero ¿sabes qué?- le digo enfurecida- tu no sabes lo que es que te golpeen y te violen durante seis meses y estuviste en su momento ahí para calmarme y darme tu apoyo, es lo único que venía a ofrecerte idiota- le digo. Él intenta de tomarme del brazos pero logro soltarme, haciéndome daño pero lo logro. Me acerco a la puerta y cuando estoy a punto de tomar el pomo de la puerta escucho algo que me dejará atónita.
-No era mi novia, era mi prometida, y no sólo murió ella porque en el hospital me dijeron que estaba embarazada- me dice casi en un susurro. Cierro fuertemente los ojos ante la gran cagada que acabo de cometer. Me doy media vuelta y tomo una de sus muñecas para que me mire a los ojos pero él se aleja de nuevo de mí, de mi agarre y de mi mirada. Sé que la he cagado y tan solo quiero pedirle disculpas, mirarle a los ojos y ver que de verdad, que sinceramente, me disculpa pero sigue evitándome a toda costa lo que provoca que pierda mis nervios y todo mi cuerpo comience a temblar descontroladamente.
-¡Joder! Lo siento... J.D.- le digo, él se gira ante mi grito pero ya es tarde para callar mis palabras que salen entrecortadas y sin sentido de mi boca- sé que.hubieras preferido... que ella... que yo... Oh, joder- exclamo en el momento en que me percarto que nada en la frase tiene sentido.
-Jeannette, ¿qué diablos estás tratando de decir?- lo miro a los ojos y niego suavemente con la cabeza- dímelo- me ordena esta vez. Lo miro de nuevo a los ojos y decido hablar.
-Digo que... que sé que preferirías tenerla a ella a tu lado en estos momentos que a mí, yo... yo no soy nada comparado con ella, yo...-callo en el momento en que noto como J.D. me abraza fuertemente.
-Por dios pequeña, ni se te ocurra decir eso, es verdad que la amo pero ella ya no está en mi vida, a cambio de ese duro palo que nunca lograré superar, la vida te a puesto a tí a mi lado, no eres oara nada mnos que Diana, dios pequeña ni lo pienses ¿de acuerdo?- me dice con voz temblorosa- pequeña... yo...- escucho como suspira pesadamente en mi oído y entonces veo como se separa de mí unos milímetros, los justo para mirarme a los ojos- quiero volver a empezar, volver a intentar ser feliz...- no entiendo lo que quiere decir con esto pero cuando voy a hablar, él me hace callar- pequeña, quiero llevar esto un paso por delante, me refiero a que quiero tener una relación estable a tu lado, ver si puede funcionar, ver si...- me da igual lo que vaya a decir, sé que la palabras bonitas no le salen así que decido ahorrarle el mal trago y le beso como respuesta a su petición.

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora