Capítulo 10

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La alarma suena temprano, a las siete menos cuarto de la mañana, aunque ya hacía rato que estaba despierta. El recuerdo del accidente me a atrapado en sueños y me he levantado sudorosa y con la boca seca. Me levanto y hago rápidamente la cama. Me dirijo a las maletas y cojo algo de ropa cómoda; una blusa de mangas cortas gris y un chándal de Los Ángeles azul pavo. Me dirijo al baño y me doy una ducha rápida y fría para despertarme. Cuando estoy vestida me cojo una cola alta de caballo y a continuación la trenzo. Termino por lavarme los dientes y bajo a desayunar. Sé que discutiré con los chicos porque me han prohibido trabajar pero eso es lo único que quiero hacer, trabajar. Entro en la cocina y busco entre los cajones el café. Cuando lo encuentro, pongo la cafetera y espero que el café se haga. Los recuerdos de J.D. me asaltan sin mi permiso. Su torso desnudo, su voz sensual, su deseable y sexy boca... noto como me sonrojo y como la calor me inunda inevitablemente. 

-Qué bien huele, pequeña- doy un respingo y me giro con el corazón a tope. Menudo susto que me ha pegado el jodido. Los latidos de mi corazón aumentan cuando veo lo cerca que está de mí. Se encuentra a escasos centímetros de mí y mis nervios vuelven, junto a una sensación extraña en mi estómago- me encantas cuando te pones nerviosa, Jeannette... anoche me sentí como un gilipollas- me dice. En algo estamos de acuerdo, es un auténtico gilipollas. Mi orgullo sale a la luz y adopto mi expresión más fría.

-Lo eres J.D., entré para ver qué te pasaba y aprovechaste para besarme, creí que la apuesta estaba más que saldada...- le digo. Veo que abre la boca para hablar pero lo hago callar y sigo- y no conforme con eso, me echaste de tu habitación, es normal que te sientas como un gilipollas.

-Mira pequeña, te agradezco que te preocupases pero soy mayorcito como para cuidarme solo- me dice- además te recuerdo que me correspondiste al beso y te eche porque te entrometiste en mis asuntos y te recuerdo, también, que cuando fui a pedirte perdón me empujaste...

Me vuelvo a sonrojar levemente, ahí tiene razón el jodido pero no pienso dejar que me pisotee así como así.

-No te vuelvas ha acercar a mí, J.D., no te quiero a mi lado de nuevo- le sisee amenazadoramente. Lo veo sonreir seductoramente y tengo unas tremendas ganas de darle una hostia. Veo como se acerca de nuevo a mí y como me roza el labio inferior con el dedo anular.

-De acuerdo pequeña, detras de esto no volveré ha acercarme a tí a no ser que me lo pidas- veo como se acerca aun más y mi cuerpo no responde. me quedo inmóvil. Acerca su rostro al mío y yo cierro los ojos a espera de otro de sus besos pero este no llega a mis labios, llega a una de mis mejillas, me la besa lentamente, haciendo que mis vellos se pongan de punta y mi respiración se vuelva entrecortada.

Pronto se separa y me guiña un ojo. Se acerca a uno de los estantes y coge cuatro vasos, leche condensada y azúcar. Lo pone todo cerca de la cafetera y se aleja bastante de mí. No entiendo su reacción hasta que escucho unos pasos.

-Buenos días- escucho. Acto seguido entró Alex a la cocina. Llevaba puesto un chándal negro y blanco Adidas. Se acerca a J.D. y le da dos palmadas en el hombro a modo de saludo, luego se acerca a mí y me da un beso en la frente. Yo le sonrío alegre y él me devuelve, del mismo modo, la sonrisa. Se me hace extraño tenerlo cerca y poder abrazarlo o darle besos, supongo que pronto me aconstumbraré.

Me percato rápidamente de que J.D. se acerca a mí y lo miro directamente con mala cara, él también me mira y sonríe débilmente. Mantiene una distancia de seguridad, o más le vale hacerlo. Alarga la mano y me retira el pelo, supongo que para observar la herida.

-¿Te duele pequeña?- me pregunta. Yo le contesto un seco <<un poco>>- bueno de todas formas hay que seguir curándolo- me dice J.D.

Tras tomarnos el café con Alex y una dormilona Abi, J.D. baja del baño un botiquín para curarme mientras mi hermano y mi cuñada se fuesen a trabajar.

Se sienta en una silla a mi lado mientras saca del botiquín lo necesario; agua oxigenada, algodón, puntos de esparadrapo,... poco a poco me cura, con extremo cuidado y con esa pequeña pero válida distancia de seguridad. Me limpia la herida, me la cura y me pone unos puntos nuevos de esparadrapo para evitar que la herida se reabra. Antes de poner el último punto, la puerta suena. Veo como J.D. se levanta y abre. Escucho una voz masculina y bastante grave que se me hace familiar pero no logro cuadrarla muy bien. Cuando J.D. vuelve logro ver al hombre con el que hablaba, es el encargado de la lista. Éste cuando me ve, me saluda con un leve gesto y comienza a hablar con J.D. sobre el taller. Cuando J.D. termina de arreglarme la herida se gira lentamente, con una peligrosa mirada, hacia el joven, que al parecer se llama Héctor.

-Mira tio, mejor ve al grano, sé bien que no vienes a hablarme del taller cuando Alex ya está de vuelta- le dice. Vuelve a girarse y se queda mirándome fijamente a los ojos.

-Tenemos a Andrew...

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Sé que me he hecho de rogar pero hay lo tenéis, como ya casi comienza el fin de semana podré tener más tiempo para escribir así que intentaré escribir más, espero que os guste, que voteis y que comenteis, un beso a tod@ss!!! :)

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora