Capítulo 14

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Me despierto temprano, las ocho menos cuarto de la mañana. Me levanto de la cama y la hago, como todas las mañanas. Cuando termino miro la hora, las ocho y tres minutos de la mañana, es temprano aún. Me dirijo al cuarto de baño. Sólo visto una camisa de tirantes rosa bebé y unos pantalones cortos de pijama azul. Atravieso el pasillo descalza. Intento no hacer ruido pero aún así se escucha el leve ruido de mis pies descalzos por el suelo de parquét. Entro en el baño y encajo la puerta. me miro al espejo y este me devuelve la imagen de una chica con enormes ojeras bajo los ojos, el pelo enredado y desaliñado y unos ojos vidriosos. Una imagen que aún me resulta muy familiar a pesar del tiempo que hace que no la veo. Cojo un cepillo y me cepillo el pelo hasta dejarlo presentable y sin ningún enredo, a continuación, abro el grifo y el agua templada corre. Me lavo la cara, necesito despejarme detrás de pasarme toda la noche pensando, imaginandome una vida con él, ilusionandome tontamente. Soy idiota me repito a mí misma. Soy una tremenda estúpida. Lo único que pasa por mi mente éste último mes son sentimientos y pensamientos contradictorios. Una mañana pienso que debo acercarme a él y probar suerte, sin miedo y a la tarde pienso todo lo contrario, pienso en alejarme más de él y llevar una relación de simples conocidos. Me voy a volver loca, asegurado. No sé qué hacer, qué pensar ni muchísimo menos, que sentir. Cuando está cerca quiero tirarme a sus brazos y besarlo como más de una noche he  soñado con hacer. Soy débil ante él. Creé miles de barreras que ningún chico ha logrado derribar nunca y él se las está saltando como si nada. Y lo peor de todo es que cuando estoy lejos de él siento la necesidad de crear aún más barreras. Siento la necesidad de verlo como a cualquier otro.

Cojo una toalla y me seco la cara. A medida que me seco, me siento nueva. Lista para empezar un nuevo día, como otro cualquiera. Lista para volver a pensar cómo hacerlo todo. Cuando retiro de mi rostro la toalla, lo único que veo es el rostro de J.D. Me alejo institivamente por el susto que me ha dado y en mi campo de visión entra el tonificado, verdaderamente bien marcado y desnudo torso de él. Se acerca a mí y me mira atentamente. No puedo reaccionar, mi cuerpo está de nuevo paralizado. Quiero salir corriendo pero no tengo salida. Mi subconsciente se niega a que me mueva.

Realmente quiero que esté cerca de mí, lo necesito cerca de mí, aúnque piense tonterias. Mi cuerpo me lo pide a gritos pero mi cerebro me grita que no sucumba. Es como tener ese demonio y ese ángel sobre los hombros, como en las película, en la que el ángel me aconseja ser buena niña y no caer en el pecado que es J.D. y el demonio me acecha con el simple y a la vez difícil argumento de que ese cuerpo que se halla frente a mí no se puede desaprovechar. Se acerca aún más y yo retrocedo instantáneamente, así hasta que mi espalda toca la pared del baño.

Veo como una sonrisa satifactoria empieza a dar lugar en su rostro. Pega su cuerpo de nuevo al mío. Inclina su cabeza y la apoya  en el hueco de mi hombro. Noto su nariz en mi cuello y se me eriza la piel. Noto como inspira suavemente mi olor. Su mano vuela hacia mi cintura y sube hasta mis costillas.

-Me vas a volver loco- me dice suavemente. Suspiro lentamente y sé que, sobre mi cuello, sonríe. Levanta la cabeza y me mira abrasadoramente a los ojos- de hecho, ya me tienes loco, pequeña...- añade.

Giro mi cabeza hasta poder mirar a los ojos, atónita.¿ a qué se refiere con eso de que lo tengo loco? Cierro los ojos y noto su mano en mi mandíbula- mírame Jeannette...mírame a los ojos- me dice. Abro los ojos y lo miro tal y como él me pide. Él me sonríe levemente. Se acerca y me besa. Me besa con desesperación. Yo le devuelvo el beso.

Noto de nuevo su erección sobre mi vientre pero intento no asustarme. Empiezo a temblar más aún y él lo nota. Justo cuando empiezo a tranquilizar mi mente en cuanto a su... creciente erección , se separa bruscamente de mí. Yo intento acercarme a él pero no me deja. Me agarra de la cintura y me aleja de él. Lo miro extrañada. Veo como cierra fuerte los ojos, parece dubitativo. Segundo después los abre y se acerca rápidamente a mí. Me levanta y me encaja entre sus caderas. Me pega a la pared y me besa violentamente, con desesperación. Me agarra de la cintura y me aprieta contra él, mientras que sus besos se vuelven cortos y necesitados, mientras su piercing juega en mi boca, conociéndolo todo. Noto como en mí, un torrente de calor me llena rápidamente. Ésto es lo que necesitaba después de tanto tiempo. De pronto sus dientes atrapan mi labio inferior y sin poder evitarlo un suave gemido sale de mí.

-Mira que eres escandalosa, pequeña- me dice cuando se separa de mi boca. Lo miro atentamente a los ojos y veo en ellos algo que nunca había visto en otros ojos. Algo que no sé que puede ser. Poco a poco me baja de encima suya y me suelta despacio y con cuidado en el suelo. Su erección aún está muy creciente y eso me gusta, ¿a qué mujer no le gusta ser deseada? Le miro de nuevo pero él no me devuelve la mirada. Mira a otra parte pero no le presto atención a ese gesto.

-Mejor hablamos luego, tengo que irme al taller y tu hermano y Abi estarán al despertarse- me dice. justo después se va a paso ligero.

Me quedo sola en el baño, sola y malditamente caliente. Opto por una ducha que me refresque y luego desayunaré. Ya hablaré más tarde con J.D.

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Hay os dejo un capítulo más preciosuras, espero que os guste. Votad y comentad que os parece!! un besooo!

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora