Capítulo 28

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Bueno chicas, aquí está ese capítulo que llevais tiempo pidiendo, no estaba muy inspirada ni nada pero aun así espero que me aprovéis, por cierto vamos a hace un juego, leeis el capítulo y me dais n comentarios una nota del 1 al 10 sobre el capítulo y luego separais la nota con dos barras de estas // y me dais una nota global de la historia para sber como voy ¿os parece? Espero que sí, a leer anda un besoo!!
 
                    Os quierooo!

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Comienzo a vestirme con el conjunto y me maquillo con sombra negra en los ojos y pintalabios rojo pasión, a juego con el conjunto. Tras comprobarme unas mil veces en el espejo, tomo una bata blanca y me la coloco encima. Cojo las esposas, y por supuesto las llaves, y las guardo en uno de los bolsillos para tumbarme en la cama a esperar que Alex y Abi decidan acostarse.
Gracias a Dios no pasan mas de quince minutos cuando escucho sus risas por el pasillo y la puerta cerrarse. Espero unos quince eternos minutos más y salgo de mi habitación en dirección a la de J.D.
Entro sigilosamente para que no se escuche el ruido de los tacones y cierro suavemente la puerta. Nada más cruzar el pasillo me encuentro acorralada entre la pared y el cuerpo semidesnudo de J.D. Éste me cautiva en un desesperado y ansioso beso que me eleva el líbido. Le sigo el juego durante varios segundos hasta que me separo. J.D. me mira preocupado y yo le sonrío juguetona. Poso mis manos en sus hombros desnudos y veo como su piel se eriza a su paso. Le empujo poco a poco hasta que lo hago caer en la cama. Pienso e lo que voy a hacer y noto como el rubor tiñe mis mejillas, nunca he sido tan atrevida, menos mal que en la habitación apenas entra algo de luz, lo suficiente para distinguir nuestros cuerpo y confío en que mi rubor no se note. Me alejo unos pasos de él y noto como frunce el ceño. Me dirijo, haciendo sonar suavemente mis botas de tacón, hacia una mesa algo decorativa que tiene una botella de whisky. Tomo la botella y echo algo de su contenido en un vaso de chupito. Lo bebo de un solo trago haciendo que su líquido queme mi garganta pero que me haga sentir menos vergonzosa. Me acerco a J.D. de nuevo y lentamente me quito la bata, dejando a su vista mi sexy conjunto. Veo como él se muerde su labio inferior a la vez que me come con la mirada, encendiéndome aún más si cabe. Me acerco a la bata que yace en el suelo y tomo del bolsillo las esposas, con cuidado de que él no las vea. Me acerco de nuevo a J.D. y me siento a horcajadas sobre él, dejando que me bese la barbilla, el cuello y la clavícula.
-Está malditamente sexy, joder- dice a mi oído con la voz bastante más ronca de lo normal. Suelto una pequeña y apenas audible risa y hago que se tumbe en la cama. Noto sus manos en mi cintura, apretándome contra su erección y haciéndome jadear débilmente. Entre besos y caricias coloco estratégicamente sus brazos por encima de su cabeza, cerca del cabezal de la cama, sin que se dé cuenta de mis intenciones.
-Espero que te haya gustado mi sorpresa...- le digo entre jadeos y coquetas sonrisas.
-Me ha gustado, sí, pero más me va a gustar quitártelo y hacerte jadear cuando te folle, pequeña- me dice al oído.
-Esta vez seré yo quien te folle a ti, J.D.- le digo y antes de que se dé cuenta por culpa de mi traviesa sonrisa, cierro las esposas en sus manos, esposas que a su vez estan cruzadas en uno de los barrotes del cabezal de la cama. Veo como J.D. tira de las esposas haciendo que el cabezal suene de maneras estruendosa. Poso mis manos en sus muñecas y niego en mi cabeza mirándole a los ojos- ni lo intentes, no quedrás que mi hermano nos encuentre así ¿no?- le digo sonriente por mi victoria. Escucho como gruñe desesperado por soltarse pero no lo va a lograr- shh... Sólo disfruta...- le digo. Acaricio lentamente sus brazos bajo la atenta mirada de J.D. que no quita sus incandescentes ojos de los míos. Bajo mi rostro hasta el suyo y comienzo a besarle mientras muevo mis caderas, frontando mi sexo contra su erección, jadeando cada vez que su pene roza mi clítoris a través de la tela. Muerdo su labio inferior y escucho un débil gemido al hacerlo. Sonrío para mí misma y bajo por su cuello, dándo besos por él.
-Jeannette suéltame, no soporto no poder tocarte...- me dice con un deje triste en la voz. Le sonrío tímidamente de vuelta y sigo con mi camino de besos y caricias, notando como su piel responde erizándose bajo las palmas de mi manos. Besando su fornido pecho y sus marcados abdominales, sin imaginarme que yo puiera provocar en él tantas respuestas físicas como temblores, su piel erizada o incluso jadeos tras otros. Levanto mi cabeza y tomo entre mis manos la cinturilla de su pantalón de chándal para retirarlo de su cuerpo. Miro durante unos segundos su rostro y veo que está con los ojos cerrados y el ceño fruncido, mientras que su labio inferior se encuentra entre sus dientes. Levanto la mano y la dirijo su erección, acariciándola lentamente mientras que hasta mis oídos llega el sensual sonido de su respiración acelerada y entrecortada, junto a sus jadeos. Mi cuerpo no aguanta más el ardor que siento en mi interior por la necesidad de su penetración y retiro sus bóxers, tocando esta vez su pene sin tela de por medio. Escucho como sus gemidos y sus jadeos son más profundos y decido parar para evitar que mi hermano o Abi se despierten. Agarro la llave de las esposas y lo desato, sintiendo como si estubiese desatando a una bestia hambrienta. Rápidamente J.D. me agarra de las caderas y me besa violentamente. Entre beso y beso mi conjunto desaparece rápidamente e impacientemente me penetra. Yo no puedo evitar soltar un gemido que él se apresura a callar. Rápidamente se da una vuelta y yo termino bajo de él, mientras me penetra salvajemente y me besa para evitar que los sonidos de mis jadeos lleguen a oídos de Abi o Alex. Agarro los tensos hombros de J.D. y sin darme cuenta clavo las uñas en él. Pronto noto como mi climax está cerca y por sus gemidos, el suyo también.
-J.D...- le digo. Él me mira a los ojos, abrasándome con su mirada.
-Shh... Córrete conmigo pequeña- tras decirme eso noto como un inminente orgasmo recorre mi cuerpo provocando que las paredes internas de mi vagina se estrechan apretando su pene, provocando que él también se corra dentro del condón.
-Joder...- me dice con la voz aún ronca por el placer mientras se tumba sobre mí con cuidado de no dañarme con su peso. Acerca su rostro y me besa la nariz en un gesto íntimo y cariñoso. Tras unos minutos de besos y caricias J.D. sale de mi interior, robándome un nuevo gemido.
-Si vuelves a jadear, no pararé hasta que no te mantengas en pie- me dice. Yo lo miro y le sonrío cansada. Me hecho a un lado y dejo que se tumbe en la cama para girarme de nuevo y abrazarle.
-Eres maravillosa- me dice, y con ese pequeño gesto pero para mí bastante significativo, me dejo llevar por el cansancio y el agotamiento.

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora