𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 ➵ 𝘿.𝙈

XI

N.OMS

El trio de oro, como siempre, gracias a Granger, encontraron una pista de lo que podría ser el monstruo que esconde la cámara de los secretos.

De las muchas bestias que rondan en el mundo, ninguna es más letal que el Basilisco, capas de vivir por cientos de años, la muerte le espera a quien mira sus gigantescos ojos de serpiente, el peor enemigo de las arañas. 

Eso fue lo que Hermione encontró en la biblioteca, y eventualmente se lo mostro a ambos chicos, parecía ser la opción más acertada, después de todo, Potter podía oírlo hablar, pues era una serpiente, y el entiende y habla parsel a la perfección, sin embargo, surgió una duda, cortesía de Ron.

— Pero si mata mirándolo a los ojos ¿Porqué nadie está muerto? —Weasley tenía un punto, Harry lo sabía, por eso guardó silencio, buscando la respuesta internamente, pensándolo una y otra vez, hasta que supo que contestar en cuanto vio su reflejo por el cristal de una ventana—

— Porque nadie la miró a los ojos, no directamente —Empezaron a caminar por los pasillos, mientras armaban el rompecabezas— Colin lo vio con su cámara, Justin ah, Justin debió verlo a través de Nick casi decapitado, Nick recibió el impacto pero al ser fantasma no pudo hacerle daño, y Anne...Ella debió verlo por las ventanas del baño que dan hacia afuera, o por el agua del retrete 

— ¿Y la señora Norris? Puedo jurarte que no tenía cámara ni espejo

Nuevamente hubo un silencio, mientras Potter le encontraba respuesta a la incógnita expuesta por Ron, pero no fue muy difícil de deducir.

— El agua, había agua en el piso esa noche, solo vio al Basilisco reflejado

En eso, la voz de la profesora McGonagall se escuchó en cada esquina del colegio, ordenándoles a los estudiantes subir a sus habitaciones, mientras que los profesores eran citados al corredor del segundo piso, y como los problemas nunca son suficientes, esos dos claro que en lugar de hacer caso e irse a sus dormitorios, siguieron a los maestros Snape, McGonagall, y a Madame Pomfrey a donde habían sido llamados, encontrándose con otro mensaje escrito con sangre en uno de los muros, solo que por la posición en la que se encontraban Weasley y Potter, no podían leer lo que decía, pero si oír lo que hablaban.

— Como pueden ver, el heredero de Slytherin escribió otro mensaje, se ha cumplido nuestro peor temor, a una estudiante se la llevó el monstruo a la cámara de los secretos —McGonagall parecía estar más que angustiada, podría decirse que ya ni siquiera sabía que más hacer— Los chicos deben volver a su hogar, temo que este es el fin de Hogwarts 

En eso, campante y con una sonrisa en el rostro, ignorando la seriedad del asunto llegó Lockhart.

— Lo siento, me dormí ¿Qué me perdí? —Dijo, con el tono más tranquilo, y por ende molesto, que pudo usar—

— Una niña fue secuestrada por el monstruo Lockhart, tu momento por fin llegó —Aseguró Snape—

— ¿Mi...momento? 

— ¿No decías justo anoche que sabías donde está la entrada de la cámara de los secretos?

— Está decidido, usted enfrentará al monstruo Gilderoy, sus conjuros, después de todo, son una leyenda —Sentenció McGonagall, se podría decir que casi, con una sonrisa burlona en el rostro—