XXVI

670 43 0
                                    


Annette

No podía con mi propia rabia, parecía que me iba a salir fuego de la cabeza y los ojos, deseaba tenerlo frente a mí y hacer explotar su enorme cabezota a ver si así le salía un poco del aire que le entró y lo dejó vacío.

Esa mujer arruinaba Hogwarts con cada paso, y el solo busca poder, para hacer lo que se le dé la gana, molestar a quien quiera sin consecuencia alguna, nunca pensé que llegaría tan lejos solo por esa máscara que llevaba puesta, me parece lamentable pero a la vez, no podía evita preocuparme por él, aunque estuviese molesta, esos sentimientos no desaparecen, pero si logran que sus estupideces me duelan el doble de lo normal.

Me fuí a casa, para navidad, mi madre estaba histérica porque faltaban menos de 4 meses para mí coronación, yo por otra parte, la tranquilicé, asegurándole que ya había elegido el vestido, tomé una de las dichosas revistas que me entregó, y se lo mostré, su sonrisa era enorme y brillante, se notaba la emoción en ella, eso hizo sentir mi corazón más cálido y tranquilo, me ayudó a olvidarme por un momento de todo lo que me estaba atormentando, y de lo que tanto temía que sucediera, pero sabía que estaba cerca.

Después de las fiestas, regresé a Hogwarts, y fue la primera vez, en cinco años, que viajé sola, sin Draco conmigo en el vagón, tenía un nudo en la garganta, algo me presionaba el pecho y la el cuello que no me dejaba respirar, me sentía ahogada, desesperada y llega de rabia, no tanto hacia él, si no por la situación, quizá yo también había cometido errores o no había dicho las cosas de la mejor forma, y una pequeña discusión se iba formando más en una bola de nieve que me caería encima en cualquier momento, y ya no lo tendría más. Me mantuve mirando a la ventana, pero mientras pensaba en todo eso y los ojos se me llenaban de lágrimas, baje la cabeza, viendo el anillo que me regaló en mi mano, y todo se volvió aún más doloroso, no sabía cómo remediarlo, o si podría, ni siquiera si debía, entre el cariño que le tengo, lo especial que es para mí, y descubrir lo que sentía, estaba apunto de perder la razón, desorientada sin él, lo que me hacía sentir y odio pensar que aquello que vivimos, termine convirtiéndose tan solo en un dulce pero amargo recuerdo de lo que fuimos.

Nos enteramos, gracias al diario El Profeta, que Bellatrix Lestrange junto con otros 9 prisioneros habían escapado de Azkaban, según mi padre, ella es de las mortífagas más peligrosas que hay, leal al Señor Tenebroso en cuerpo y alma, que sacrificaría su vida por él, y esa ira que desde hace ya un tiempo vivía constantemente en mí, regresó, aún con todo lo que sucedía, Draco se atrevía a decir que no necesitabamos aprender hechizos de defensa, se estaba convirtiendo en alguien tan ciego como Umbridge.

Ese día Harry nos enseñó el hechizo que más tenía ganas de hacer.

Expecto Patronum

— Piensen en un poderoso recuerdo, el más feliz que tengan, dejen que los llene —Esas fueron las instrucciones de Potter mientras supervisaba el trabajo de todos nosotros— Un Patronus de cuerpo entero es el más difícil de invocar, pero su forma de escudo puede ser igualmente útil contra varios oponentes. No lo olviden, sus Patronus solo pueden protegerlos mientras estén concentrados —Llegó a pararse a mi lado— Concentrate Anne

Asentí con la cabeza, y lo intenté, juro que lo hice, pero la ira que invadía mi mente y todo mi cuerpo no me dejaban, cerré los ojos, buscando ese recuerdo feliz, tenía muchos, y eso lo hizo más complicado, pues debía ser uno muy intenso y fuerte, quizá, cuando entré a Hogwarts, los momentos con mis padres, y mi familia.

Expecto Patronum

Al abrir los ojos, unos leves destellos plateados salían de mi varita, pero al parecer, no fue suficiente.

— Vamos, busca algo mucho más significativo para ti —Harry me miró, y sonrió como señal de apoyo—

Sin querer rendirme, lo intenté de nuevo. Calmé mi respiración, mi pulso, todo a mi alrededor se detuvo, y llegaron como una cinta corriendo a mi mente imágenes vividas de él, cuando lo conocí, la primera vez que lo oí reír, o qué sus ojos brillaron ante mí, el día que nos reconciliamos y me defendió de Pansy, la vez que lo abracé con fuerza luego de estar petrificada, cuando fuimos al campeonato de quidditch y el me dió su saco, esa misma noche, como me cuidó entre sus brazos hasta que me calmé, el bello gesto de haberme llevado al baile de navidad ese día, y haber bailado hasta que me dolieron los pies. También, llegó a mi memoria él transformado en hurón por el profesor Moody, y reí, aunque seguía concentrada, la manera en la que me cuidó luego de la muerte de Cedric, pude volver a sentir sus brazos apretándome contra su cuerpo, y las caricias que repartía por mi rostro, todas las bellas palabras que siempre me decía, asegurándome cuánto me quería, las veces en que el mundo no significaba nada entre nosotros y solo nos mirábamos a los ojos el uno al otro, aquellos momentos en los que estuve a nada de probar sus labios sin medir las consecuencias, esa leve sensación que me hacía saltar el corazó.

𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 ➵ 𝘿.𝙈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora