Annette
Al llegar a casa todo fue más o menos normal, mi madre se encargó de sacarme cada mínimo detalle, aunque tuve que inventar parte de la historia, agregándole participación a Lucius Malfoy para encubrir la mentira de Draco, por otra parte mi padre estaba mucho más alterado, estaba casi indignado y quería hacer un alboroto en el ministerio, pero mamá logró calmarlo, de todas formas iba a presentar una queja, y ante eso no pudimos hacer nada. La llegada a Hogwarts fue normal, hasta que llegó el banquete, siempre debíamos llevarnos una sorpresa o una noticia durante la cena.
— Ahora que ya están sentados, quisiera informarles algo —Empezó Dumbledore— Este castillo no solo será su hogar este año, si no también el de varios invitados especiales, ya que Hogwarts ha sido elegido como la sede de un legendario evento, el Torneo de los 3 Magos. Para aquellos que no lo sepan, el Torneo de los 3 Magos reúne a 3 escuelas para una serie de pruebas mágicas y de cada escuela se selecciona a un estudiante para competir, y que quede claro, si son elegidos, estarán solos, y créanme cuando digo, que este torneo no es para los asustadizos, pero hablaremos luego, por ahora demos la bienvenida a las bellas señoritas de la academia de magia Beauxbatons y a su directora, Madame Maxime
Las puertas del salón se abrieron, dándole paso a un grupo de chicas con un uniforme hermoso de color azul casi pastel, todas iban vestidas igual, junto con un sombrero pequeño, inclinado sobre sus cabezas. Empezaron a entrar con elegancia, casi desfilando o bailando, moviéndose con delicadeza, incluso extendiendo sus brazos hacia los chicos en cada mesa por la que pasaban y mariposas aparecían a su alrededor, era esplendido, hasta que me di cuenta como Draco, desde la mesa de Slytherin, las miraba como un idiota, y me ardió la sangre sin motivo alguno, que estupidez. Obviamente todos los aplaudían como locos, menos algunas chicas, y Dumbledore los detuvo para volver a hablar.
— Ahora nuestros amigos del Norte, recibamos a los orgullosos hijos de Durmstrang y a su director Igor Karkarov
Ahora, el grupo que entró era de chicos, vestidos de café oscuro y con bastones de lo que parecía ser madera, en sus manos, los golpeaban contra el suelo para luego pasarlas a la mano contraria y hacerlo una vez más, provocando que salieran chispas del piso, luego las dejaron allí, y salieron corriendo hacia el frente, pues uno de los miembros, con su varita, sopló fuego, formando un fénix con este, atrás por otra parte, junto con el director, iba Viktor Krum, y sonreí de la emoción por inercia.
En medio de la cena, Dumbledore interrumpió una vez más.
— Su atención por favor —Todos dejaron de comer, o hacer lo que hacían para voltearlo a ver— Quisiera decir unas palabras, la gloria eterna es lo que le espera al estudiante que gane el Torneo de los 3 Magos, pero para lograrlo deberá sobrevivir a 3 pruebas, 3 pruebas en extremo riesgosas, por esta razón el ministerio decidió aplicar una nueva regla, para explicar todo esto tenemos al Director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, el señor Bartemius Crouch
Aquel hombre que el director Dumbledore mencionó, pasó al frente, dispuesto a hablar.
— Después de un largo análisis, el Ministerio decidió que por su seguridad a ningún estudiante menor de 17 años se le permitirá postular su nombre para el Torneo de los 3 Magos y la decisión es definitiva
Los abucheos por tal declaración no se hicieron esperar, la verdad, no me importaba en lo más mínimo, ni aunque pudiese, querría participar, que miedo. Dumbledore tuvo que callarlos a todos para poder presentar el Cáliz de Fuego, explicando que debía ser allí donde, escrito en un pedazo de pergamino, quienes desearan participar, debían poner su nombre para ser elegidos.
De camino a clases, junto a Draco, no pude evitar comentarle con ironía lo que sucedió durante el banquete.
— Te vi muy entretenido con las chicas de Beauxbatons ¿Cierto? Apuesto a que te parecen hermosas
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𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 ➵ 𝘿.𝙈
Fanfiction- Cállate Hufflepuff - Callame Slytherin Sus manos recorrieron mi cuerpo, desde las rodillas hasta rodear mi cuello y robarme el aliento, su mirada, como su piel, ardían, delineó el filo de mis labios con la yema de su dedo. - Eres lo único que me...