XXVIII

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Annette

Los días siguientes a mi llegada fueron un verdadero martirio, me la pasé encerrada en mi habitación, recordándolo, y reviviendo en mi cabeza desde la primera vez que lo, hasta la última palabra que le dije antes de desaparecer, y volvía a llorar, las cuatro paredes que me rodeaban, como también mi almohada fueron testigos de cuánto lo necesitaba, de lo que sentía, ese dolor, como si me hubiesen arrancado el corazón, y podrá parecer una estupidez, pero para mí no lo era, la intensidad de esto que siento por él no disminuye, solo crece conforme más lo voy extrañando, y me ahogaba en las consecuencias de mis propias acciones.

Madre siempre estuvo allí para apoyarme, evitando que mi padre preguntará respecto a mi estado, a veces se pasaba por mi cuarto para ver cómo estaba y me encontraba hecha un desastre, para así volver a llorar entre sus brazos, no me dio ningún sermón, o me dijo que lo olvidara, solamente se quedaba en silencio acariciándome y yo no entendía el porqué, pero lo agradecía, me sentía apoyada, con alguien a mi lado en el que podía confiar aún con toda esta situación encima y claro que era ella, lo único que me queda ahora.

— ¿Ya elegiste la música? —Oí que me dijo mi padre mientras bebíamos una taza de café en la biblioteca—

— Si, la melodía se llama Carol of the Bells, es un villancico pero pedí que tocaran solo la instrumental —Respondí sin quitar la mirada del libro que me encontraba leyendo—

Él asintió con la cabeza, sabía que anhelaba preguntarme respecto a cómo me sentía, pues el no estaba enterado de mis sentimientos hacia Draco, mucho menos que nos habíamos alejado, posiblemente para siempre, pienso que si se enterara de lo sucedido, no me dejaría volver a hablar con él en la vida, si es que llegó a hacerlo de todos modos.

No podía dejar de pensar en mi coronación, el ya no iría, y eso me tenía nerviosa, porque una parte de mí quería creer que aún asistiría, al menos por mero compromiso, pero podría verlo de nuevo, y así estar lista para olvidarlo de una vez. El día tan esperado por fin llegó, mi madre me levanto temprano, se aseguró de que desayunara tranquila, para luego tomar un baño y empezar con los preparativos, primero el vestido, luego el cabello, los accesorios, y de último el maquillaje, yo apenas me movía, solo cuando así lo requería, estaba sumida en una niebla de pensamiento, ideas y posibles escenarios quizá muy lejanos.

Mi padre al fin estuvo listo y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en el salón que madre había elegido desde antes que yo me marchara a Hogwarts, él fue para asegurarse de que todo estuviera en orden, los invitados, el Ministro, ya que tenía que ser testigo de toda la ceremonia para validarla, la música y todo lo demás, solo faltaba una persona, mi invitado, o bueno, más bien, yo no sabía si llegó después de todo, dudaba que lo haya hecho, Draco no perdería su orgullo, y menos por mi, al menos ya no.

— Mamá —Ella estaba por irse, yo debía entrar sola al salón en cuanto dieran la señal, pero mi voz la detuvo— No puedo, no puedo hacerlo

— Anne

— No quiero hacerlo sin él, no —Como ya era costumbre, mis ojos brillaron por las lágrimas que deseaban salir—

— Hey hey, no llores, tu maquillaje me costó una hora —Su voz buscaba animarme, y de hecho, esa comentario si me sacó una risa, tenía razón— No lo necesitas a él para tomar el puesto que heredaste por derecho, estarás bien

— Pero ¿Y si no vino? No sé si pueda resistir toda la ceremonia sin llorar yo...No me siento lista para dejarlo ir

Me tomó de las mejillas, y alzó mi rostro, mirándome de la forma más cálida y comprensiva posible.

— No estás segura si llegó o no ¿Cierto? —Fruncí el ceño confundida— Creo que deberías averiguarlo

Dejó un beso sobre mi frente, antes de alejarse y desaparecer con un hechizo de aparición.

𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 ➵ 𝘿.𝙈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora